Amantes en Silencio

Capitulo XIX

Sabrina permanecía inmóvil, casi como si el aire pesado de la habitación la hubiera envuelto en un abrazo gélido. Sus ojos no se apartaban de Angelo, cuyos párpados cerrados apenas revelaban movimiento. La luz de la luna seguía filtrándose tímidamente por las cortinas, dibujando sombras en el perfil cincelado de su rostro.

De repente, él se movió. Fue un gesto mínimo, apenas un cambio en la tensión de sus facciones. Pero a Sabrina le bastó para acercarse un paso. Vio cómo su pecho se agitaba con una respiración más profunda, cómo sus dedos, fuertes incluso en su fragilidad, se flexionaban levemente. Finalmente, los párpados de Angelo se alzaron, revelando unos ojos intensos que parecían contener siglos de experiencia y poder, a pesar del estado en el que se encontraba.

Sabrina sintió que todo su cuerpo se tensaba bajo esa mirada. No era simplemente porque se hubieran abierto sus ojos, sino por lo que encontró en ellos: aquella chispa imponente, ese carácter imperturbable que definía a Angelo. Incluso postrado en la cama, cubierto de sudor frío, Angelo no era un hombre que se rindiera ni que mostrara debilidad. Su mera presencia llenaba la habitación.

—isabella... —murmuró él, su voz ronca pero firme, como el eco de un trueno en la distancia.

—Angelo... —Sabrina se adelantó un poco más, sintiendo un cúmulo de emociones desbordarse dentro de ella—. Estaba tan preocupada por ti. No sabía qué... no sabía si...

Él la interrumpió alzando una mano, un gesto que, a pesar de su condición, cargaba con la autoridad que siempre había emanado de él.

—Estoy vivo, no necesitas compadecerte —dijo con un tono frío, seco, aunque sus labios esbozaron una leve mueca, casi como si estuviera intentando contener una sonrisa sarcástica.

Sabrina frunció el ceño, molesta por su actitud pero al mismo tiempo extrañamente reconfortada. Era tan... él. Incluso al borde del abismo, Angelo seguía siendo un toro indomable, un líder nato cuya fortaleza no estaba atada al estado de su cuerpo.

—No se trata de compasión, Angelo —respondió ella con firmeza—. Es preocupación. ¿Por qué es tan difícil para ti entender eso?

Angelo se incorporó ligeramente en la cama, apoyándose en un codo mientras sus ojos seguían fijos en ella. A pesar del esfuerzo visible que le costaba moverse, lo hizo con una dignidad que parecía desafiar a la misma gravedad. Incluso enfermo, parecía dominar el espacio, como si la cama no fuera más que un trono temporal.

—Preocuparse no cambia nada, Sabrina. Si algo me sucede, simplemente sucederá. Así es la vida —dijo con un tono helado, mientras sus ojos parecían evaluarla, midiendo cada reacción, cada palabra.

Sabrina apretó los puños, sintiendo una mezcla de ira y desesperación. No entendía cómo alguien podía ser tan terco, tan inquebrantable incluso en una situación como esta. Pero al mismo tiempo, esa terquedad era parte de lo que la atraía hacia él, de lo que la mantenía anclada a su lado.

—Eso no significa que deba quedarme de brazos cruzados —respondió finalmente, su voz temblando ligeramente pero llena de convicción—. Si estás aquí ahora, si estás vivo, es porque alguien se preocupó lo suficiente como para hacer algo. Y no voy a detenerme ahora.

Angelo la observó por un momento más largo del que Sabrina pudo soportar. Su mirada era intensa, penetrante, como si estuviera escrutando los rincones más profundos de su alma. Finalmente, dejó escapar un suspiro, no de agotamiento, sino de una especie de aceptación.

—Eres... obstinada —dijo, casi como un elogio disfrazado de crítica—. Me recuerdas a alguien que conocí hace mucho tiempo.

Sabrina alzó una ceja, sorprendida por el comentario, pero antes de que pudiera preguntar a quién se refería, Angelo cerró los ojos nuevamente, como si la conversación hubiera agotado las pocas energías que le quedaban. Sin embargo, sus labios se curvaron en una ligera sonrisa que Sabrina no supo cómo interpretar.

—Sabes aunbestando herido no pierdes tu sensualidad —dijo sabrina con una gos picara

—crees que por estar asi perdería mi virilidad

—no lo se , quizas estas un poco mas debil

—quueres comprobarlo??? — dijo angelo mirando fijamente a Sabrina a los ojos sin apartar su mirada

—Señor moretti, es usted un hombre sumamente orgulloso

—y eso que tiene que ver .....

—no me gustaria lastimar su orgullo, ya que en estas condiciones no lo creo capaz de aplacar mi fuego

— jajajajajajaja —angelo se rio con sarcasmo— por que no lo compruebas o es que acazo ¿te da miedo?

—señor moretti no meta la mano en la boca del lobo

—me subestimas Isabella — dijo angelo tomando a sabrina de la mano y de un tiron haciendola quedar sobre su pecho

sus miradas se cruzan por un momento, dejando ver el ferbiente deseo que ambos sentian una necesidad de devorarse los invadia .

sin decir una palabra sus labios se encontraron en un beso llego de deseo.
sus lenguas bailando al compas explirando cada rincon de su boca sentiendo aun el amargor del whisky que el habia tomando estando en el departamento .

__________________________________________

las manos de angelo estanban frias , me apretaba contra su cuerpo con una necesidad inaudita , puedo sentir wl deseo en el roze de su dedos y maldición no es el momento peor yo tambien lo deseo no puedo comprolarlo .

estoy encima de su cuerpo y solo imaguino las diferentes fomar en que puedo cabalgarlo , su voz ronca me esta enloqueciendo puedo dentir la dureza de su miembro aún lastimado es un puto semental .

me acomodo un poco mas sobre el , y empiezo a desnuedarme dejando mis pechos totalmente expuesto sus ojos me deboran y me miran con una ferviente lujuria desliza sus dedos por mi cintura apreciando cada centímetro de mi piel.

—me gusta lo que veo —dijo Angelo con una sonrisa pícara

— y a mí me gusta lo que siento 😏😏😏

—me disculparás que mi polla está ansiosa por estar dentro de ti—dijo Angelo rompiendo el pantalón de sabrina con sus manos desgarrándolo por completo




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.