PROLOGO
Llueve torrencialmente en Stanford, los estudiantes corren a sus dormitorios para resguardarse de la tormenta. Miro atenta a través de mi ventana como la vida sigue, sin que nadie le interese que mi futuro se haya terminado tan rápido.
Guardo poco a poco mis cosas, mis libros y todo lo que yo consideraba mi futuro entra en unas cuantas cajas. Mi cama vacía, mi ropero vacío, reviso por última vez la toilette, apago las luces tomo mis cajas y me acerco a Alessa que me espera en la puerta del dormitorio.
Dejo la caja en el suelo y nos fundimos en un profundo abrazo, intento no llorar ya que he llorado demasiado los últimos días y me he prometido dejar de hacerlo.
_te equivocas, no tendrías que tomar esta decisión tan precipitadamente -dice mí amiga sin dejar de abrazarme
_mis prioridades ahora son otras.
_tendrías que esperar un tiempo más. - contesta mientras yo me alejo
_tengo que irme y sabes que no tengo otra opción. La frustración se notaba en su mirada, pero yo no podía complacerla, por más que quisiera, mí vida debía dar un giro drástico y no podía hacer nada al respecto. Me acerco para darle un último beso en la mejilla y proponerme salir del lugar, contengo el llanto, ya he demostrado demasiado debilidad y ahora no puedo darme ese lujo, no por dejar a mi única y mejor amiga sino por dejar mis sueños.
Una semana antes…
El día era hermoso, había salido por fin el sol luego de 3 días de lluvia. Las mañanas se tornaban más cálidas por la primavera que estaba por llegar. Con Sara y Alessa corríamos porque llegábamos tarde a la clase de derecho penal que dictaba el Doctor Fergus Ludwing, uno de los más prestigiosos abogados de la firma Ludwing & asociados. La clase transcurría con total normalidad hasta que el decano de la universidad interrumpió al profesor que dictaba la clase.
Se acercó hasta el sr Ludwing que escribía sobre la gran pizzarra, se acerco y hablándole al oído se detuvo para mirar hacía el auditorio, la sala se enmudeció cuando se oyó decir mi nombre por el profesor pidiendo que saliera del lugar. Me coloque de pie, tome mis cosas y salí para ver que sucedía. Jamás en toda mi vida en mis 20 años, jamás pensé atravesar algo así.
_si, sr decano. ¿Sucede algo? -Le pregunte intrigada Y temerosa ya que nunca había sido llamada ni regañada por el decano de la universidad.
_señorita Winnick - Dijo. Su rostro estaba entristecido y se notaba que era difícil para él lo que tenia que decirme.
_sucede algo malo- volví a preguntar ya con mis manos sudando de miedo.
_Brianna, lamento mucho tener que ser yo en darte esta noticia- dijo intentando acercarse a mí, pero di un paso a tras casi con temor a lo que podía decirme. Nunca me habían regañado y la verdad no queria que está fuera la primera vez, más aún sabiendo que mí beca podía correr peligro
_por favor, no me asuste. Es que he hecho algo mal? - el hombre de 60 y largos, con su cabellera gris, solo negó con su cabeza.
_ Tu madre, junto a tu hermano y su esposa… Han tenido un accidente- el silencio del pasillo me envolvió por completo y todo se torno oscuro ante mis ojos que comenzaban a cristalizarse.
_oh, por dios y ellos ¿están bien? - dije entre sollozos _ ¿Jackson y Becka? Mis sobrinitos…todos venían a visitarme- Comencé a desesperarme, la sola idea de que a ellos pudiese sucederles algo me aterraba, eran lo más sagrado para mí, mi todo. Sin ellos no tenía nadie mas. Habíamos quedado solos hacia tiempo, luego que nuestro padre falleciera cuando éramos solo unos niños y mí madre se hiciera cargo de la situación. Nunca nos faltó nada, pero siempre andábamos con lo justo, sin nada de lujos ni caprichos caros, pero éramos felices estando juntos.
La mirada del Sr Thompsom se cristalizo, tomo mi mano y como si necesitara valor me dijo _lo siento, realmente lo lamento mucho, pero ellos no…no, no han sobrevivido - el solo sonido de sus palabras calaron lo más profundo de mí pecho, haciendo que me colocara una de mis manos sobre el para sentir mí corazón estrellarse, me costaba respirar por lo que di una gran inhalacion antes de poder emitir sonido alguno.
_que…-dije con un hilo de voz _No! No! No, puede ser - Comencé a sollozar mientras que a la vez negaba la noticia con mí cabeza _tiene que ser un error.
_lo siento mucho, pero es cierto -El Sr Thompsom tomo mi hombro con su mano intentando calmarme, Yo solo intente salir de ahí pero, el hombre me tomo en sus brazos deteniéndome
_PORQUE!! -Grite de dolor, retumbando mí grito entre las paredes de la universidad
Lo que recuerdo de ese día transcurrió en cámara lenta y colores grises. _su sobrino se encuentra estable. Tiene varios traumatismos pero si todo sigue así podrá salir de terapia pronto. Es muy pequeño, pero es un niño muy fuerte- escuchaba a lo lejos la voz del cirujano que había atendido al pequeño Jackson, pero realmente no le prestaba atención, veía mover sus labios y escuchaba su voz pero realmente no lo oía, solo veía imágenes en mí cabeza, recuerdos de mí hermano jugando con sus hijos, la primera vez que tomo a Becka en sus brazos y cuando escucho a Jackson decir papá por primera vez, lo vi abrazándome y jugando conmigo cuando niños, lo vi llorar y reir, haciendo que cada imágen llenará de a poco mis ojos de lágrimas y estás cayeran sin sesar mientras el médico daba su parte, mire hacía el cuarto de terapia y la imagen del pobre niño conectado a tantos cables y aparatos hizo que se me estrujara el corazón.
_ ¿Y Becka? ¿Ella, como se encuentra?- dije casi sin voz por el llanto atravesado en mí garganta, Mi sobrinita tenía apenas dos meses, era tan pequeña y se había quedado sola, sin su madre que la cuidara, la aconsejara o la viera crecer, las lágrimas caían por mis mejillas con cada parpadeo.
_ella afortunadamente venia en la butacas para bebes, no sufrió nada grave, pero igualmente la tendremos en observación para descartar cualquier tipo de traumatismo- el médico colocó su mano en mí hombro intentando consolarme pero nada podía calmar el dolor que sentía en ese momento.
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Editado: 06.12.2024