Llevaba media hora viendo a Asmodeos caminar de un lado a otro en la habitación. Había recibido una carta que lo volvió loco. Estaba murmurando cosas para si mismo y aunque trataba de entenderlo estaba lejos de hacerlo.
—¡Asmodeos! Joder deja de ir de un lado a otro. Ya me estás mareando —me pare y lo detuve de su andar.
—Lo siento Lilith, solo que no me esperaba esta carta —se sentó a la orilla de la cama y leyó por milésima vez la carta.
—Talvez quieras que te deje solo, es algo muy personal por lo visto. Estaré en mi habitación por si necesitas algo.
—Está bien, gracias Lilith.
Le di unas palmadas en la espalda como conforte. Aún no entendía su actitud. Asmodeos era un chico bastante guay, siempre de fiesta y todo un rompecorazones.
Puede que hoy tuviera una "novia" pero mañana ya estaba con otra. Sorprendentemente siempre era muy bueno con las chicas. Era de admitir que era alguien bastante atractivo.
Alto 1.90, pálido como vampiro. Cabello rubio y ojos verdes esmeralda, ese chico era más atractivo que yo. ¡Pueden creerlo!
Me fui a mi habitación para darle un poco de espacio a Asmodeos, éramos compañeros de apartamento desde que ambos llegamos a Italia como estudiantes y ninguno tenía lo suficiente para un lugar propio. Como cosa rara terminamos siendo muy buenos amigos casi hermanos.
Soy la única mujer que está a su lado sin haber estado en su cama, cabe aclarar eso.
El despertador empieza a sonar cuando ya son las 4:30am. A esa hora me levantaba para hacer algunas cosas antes de la universidad entre ellas despertar a Asmodeos que era una piedra para dormir. Y me tomaba más tiempo que cualquier otra cosa.
Lo apagó y me acurrucó más contra la almohada, pero la puerta se abre con un poco de fuerza y me sorprendo de ver a Asmodeos levantado temprano.
—¿Acaso tienes hambre y por eso te has levantado?
—No. Un poco sí. Pero necesito un favor. —está completamente serio y eso me da la idea de que va enserio.
Me siento correctamente en la cama y palmeó al frente mío para que se siente y me cuente todo. Y lo hace
—Bien, dime qué sucede, has estado más extraño que de costumbre.
—Voy a contarte una historia y necesito que me escuches antes de todo. ¿Lo harás?
—Lo haré. —Él toma aire para después empezar con su relato.
» Hace muchos años, al principio de la creación. Dios creó muchos ángeles, dentro de ellos el ángel más bello que puedes imaginar. Dotado de fuerza y gracia, era la máxima creación. Este se reveló al querer más poder así que fue exiliado, y puesto con el título de ángel caído. Este ángel tenía seis hermanos más; que decidieron seguirlo al ser exiliado del paraíso.
Dios los desterró a la parte mala del mundo, donde todo era oscuridad y caos, estos siete hermanos llegaron a ese lugar y le pusieron por nombre "Infierno" pusieron orden y crearon un lugar más civilizado, con aspecto casi como una ciudad humana pero llena de demonios y almas oscuras que debían expiar sus pecados.
Los hermanos pronto fueron conocidos como los siete príncipes del infierno, con su hermano mayor al mando. Cada uno representaba un pecado.
—Los siete pecados capitales —susurre y él asintió.
Su hermano mayor cada vez se llenó de más odio y creo una tiranía absoluta, él quería más fuerza y poder para algún día ocupar el trono del todo poderoso. Pero se llenó de amargura y soledad. Sus otros hermanos lo entendían a medias, pero nunca en su totalidad.
Algunos se quedaron en el infierno al lado de su hermano para regir el mundo oscuro, pero otros, o mejor dicho solo uno de ellos decidió huir y vivir de distinta forma. Pero ahora ha sido reclamado por su reino «.
Mi cerebro había explotado y no sabía si lo que pensaba era lo correcto. Pero terminé de confirmarlo cuando caí de la cama por la sorpresa de lo que veía.
Asmodeos paso de ser un simple chico de 23 años a un chico de 23 años con alas blancas y sus ojos parecían brillar como si fueran un verde neón. Ahora me doy cuenta que su nombre no es pura casualidad.
—Tu eres...
—Uno de los siete hermanos de esa historia.
—Eso es imposible —Quería acercarme a él para tocarlo y saber que era real pero no me atrevía.
—Hablo en serio Lilith, soy Asmodeos séptimo príncipe del infierno y el pecado de la lujuria.
Mi cerebro termino de explotar y lo último que vi fue a ese hermoso ser en mi habitación, antes de entrar a la oscuridad.
Escuchaba pequeñas gotas de agua caer al suelo, pero entre tanta neblina no sabía hacia donde caminar o de donde provenía esos incesantes ruidos. Sigo caminando y mis pies se sienten fríos pero el suelo no hace daño a mi piel.
Una pequeña luz roja empieza a destellar a lo lejos, es débil y pausada como si en cualquier momento se apagaría por completo, me apresuro a ir detrás de ella, pero no se detiene. Mientras más cerca estoy de tomarla entre mis manos, más rápido vuela y me hace seguirla hasta toparme con el final del camino que es imposible de ver porque es tanta la luz que emana que me ciega.