Amar a Lucifer

3. Un mal comienzo

Él se acerca después de retomar la compostura.

—¡Aléjate del pentagrama! No pareces un demonio, que hace un humano aquí.

Se mira y escucha enfadado, se acerca a mí con paso duro y me toma de la muñeca cuando intento alejarme de él. Su agarre es fuerte y casi siento que puede partirme el brazo con solo un movimiento.

—¡Duele! Déjame ir.

—Quien demonios eres humana. ¡Contesta!

Vuelve a tirar de mi brazo y la única forma de sacarme de esta situación fue pisarle el pie, el da un salto y libero mi brazo. Salgo corriendo con el corazón en la boca.

—¡Mierda! —lo escucho gritar, pero ya me estoy volviendo al castillo.

Cuando estoy a las puertas del castillo veo a Asmodeos de brazos cruzados en la escalera. Se que está enojado por irme sin avisar, pero mi miedo me supera.

—¿Dónde estás Lilith? Este lugar es peligroso.

—Asmodeos —me lanzó a abrazarlo y unos segundos después siento como me devuelve el abrazo.

—Que sucedió, estás temblando.

Temblando, no lo había notado. Limpio las lágrimas de mis ojos y me separo de el, el con su pulgar me limpia las mejillas y se agacha un poco para volver hacer la pregunta.

—Dime que sucedió.

—Yo fui a caminar porque había escuchado que alguien decía mi nombre.

—¿Tu nombre? —asentí.

—Sali del castillo y termine en un lugar que parecía adornado para una fiesta o ritual. Me acerqué a ver porque no parecía haber nadie, había un pentagrama y unos parales solo me acerqué a tocarlos. Y de pronto un joven talvez más mayor que tú con bata roja y cabello negro me grito que me alejara y que, que hacia una humana aquí. Me tomo del brazo y casi me lo parte. Fue horrible Asmodeos. Lo siento.

ASMODEOS

Por lo que dijo Lilith deduzco que la persona de quién habla es Lucifer. Parece que su carácter agrio y dominante no ha cambiado ni un poco. El hecho de que haya tenido un encuentro con Lilith me pone alerta.

Esto se me está saliendo de las manos y está avanzando más rápido de lo que pensé. Yo aún no quería verlo ni hablar con él. Después de más de tres años fuera del infierno no sabía cómo lidiar con Lucifer en este momento.

Abrazo a Lilith para que se tranquilice, aún quería retrasar todo lo que pudiera el encuentro con Lucifer, pero ahora que sabe que hay un humano aquí se que estaría más paranoico que nunca y que querrá controlar la situación como siempre lo hace.

—Vamos adentro Lilith, mis hermanos están reunidos en el comedor. Seguro te sentirás mejor ¿Sí?

—Está bien Asmodeos.

Nos adentramos en el castillo de nuevo y fuimos al gran comedor, sabía que Lucifer nunca comía con nosotros, él estaba ocupado con los pendientes más importantes del infierno. Pasar tiempo con su "familia" para el era una pérdida de tiempo.

—Hasta que llegan, estaba por empezar sin ustedes —dice sonriente Belcebú.

—Lamento la tardanza hermanos, estaba buscando a Lilith. —le acercó la silla a Lilith para que tome asiento a mi lado.

—Lo siento, la culpa es mía —dice ella.

—No es para tanto, Belcebú siempre es impaciente con la comida. Por suerte para ustedes Belcebú es un gran fan de la comida humana, las almas sirvientes han preparado todo un festín —nos dice mammon y Lilith le sonríe.

—¿Ustedes no necesitan comida verdad? —que gran inocencia la de Lilith.

—Somos Demonios, niña. Solo necesitamos almas para saciar nuestro apetito. —responde mordazmente Amón.

—No te exaltes Amón, es una humana. No tiene porqué saber eso. Siempre es un gusto enseñar nuestros hábitos. Después de todo, lo que les enseñan a los humanos de nosotros no siempre es certero. —explica Belfegor ya cansado de la situación y empieza a jugar con su comida.

Le sirvió comida a Lilith que parece un poco cohibida entre seis demonios, pero lo maneja muy bien. A mitad de una cena silenciosa mi hermano decide hablar.

—El ritual de las siete almas será dentro de tres días. —dice Leviatán.

—Supongo que Lucifer ya tendrá todo listo para eso —alejo mi plato ya satisfecho.

—Así es. Pero hay algo que debes saber y que es un problema que podría retrasar el ritual —se sincera Mammon.

—¿Cuál es el problema?

—Tu cetro ha sido robado. Desapareció de la sala penitente, eso ha creado un desbalance en la fuerza del infierno. Es uno de los motivos del porque hemos pedido con urgencia tu regreso. Como el dueño del séptimo cetro tienes una conexión con él y se te será más fácil encontrarlo. —explica Leviatán.

Un nudo se hace en mi garganta, retiro la silla para ponerme en pie cuando el aire me empieza a faltar.

Ese cetro era una pertenencia sumamente importante para mí, no por su poder sino por algo más sentimental. Ya tenía la leve sospecha de cómo sucedió todo.

—Discúlpenme un momento, necesito un poco de aire.

Me levanto y salgo hacia el balcón, donde el aire me refresca y me despierta. Me siento enfadado con esta situación. Sea quién sea que robo mi cetro lo haría desaparecer, ni su alma podría ser rescatada del limbo.




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