Amar a Lucifer

9. En busca de un demonio renegado

Miro por la ventana de la sala, apenas estaba saliendo el alba. Pero sorprendentemente ella ya estaba despierta. Sus pasos incesantes se escuchaban desde el piso de arriba. Me siento sobre el sillón y cruzo una pierna por encima de la otra. Frente a mi aparecen dos de mis demonios rastreadores.

Ambos permanecen de rodillas y con la mirada hacia mí.

—A sus órdenes amo.

—¿Alguna noticia de mi hermano en el infierno?

—No amo, todo está en calma, el séptimo príncipe aún sigue fuera de nuestros dominios.

Hago aparecer frente a nosotros la hoja de papel donde Lilith anoto los posibles lugares y la dejo caer en sus manos.

—Necesito que se encarguen de revisar desde el lugar cuatro hasta el último de esa lista, yo me encargare de buscar en los primeros tres. Avísenme si hay alguna novedad.

—Como usted ordene.

Se desvanecen de la misma forma en que llegaron, los pasos de Lilith se escuchan bajando las escaleras, volteo y encuentro su cabeza asomada por la barandilla.

—Escuche voces.

—No te preocupes, solo eran mis sirvientes, ellos se encargarán de buscar en algunos sitios de tu lista y nosotros en otros. Así será más rápido.

—Me parece perfecto, estoy lista podemos irnos ya.

Se pone su abrigo y baja las escaleras casi corriendo, niego de manera divertida y me pongo para ir con ella hasta la puerta principal. Nos ponemos frente a frente y con un movimiento de mano me desvanezco ante ella, no puede verme, pero yo a ella sí. Ya se estaba acostumbrando a la dispersión.

En su poca experiencia extiende su mano tratando de traspasar mi cuerpo que no puede ver, pero aún no había activado esa parte de la habilidad así que consigue tocar mi abdomen por encima de mi túnica, Retira la mano, tan rápido como la coloca.

—Lo siento.

La punta de las orejas se le ponen rojas. Me rio y le toco la cabeza para que ella también se haga invisible y podamos vernos solo entre nosotros. Tomo su mano y salimos de la casa, ya afuera la tomo entre mis brazos y alzo el vuelo con ella indicándome la primera parada.

Llegamos en cuestión de segundos, era como una pequeña ciudad dentro de otra enorme ciudad. Desciendo con ella, la dejo de pie, estoy por leer lo que dice en grande en la entrada, pero ella lo dice en voz alta para los dos.

—Universidad de Sapienza.

Muchas personas jóvenes corren de entrada por salida, con libros y las manos ocupadas. Sin querer un chico tropieza con nosotros, pero va tan apurado que no se detiene a ver que lo ha hecho tambalear. Activo la segunda fase de la habilidad y nos hago intangible a ambos.

—Bien Lilith Rean, guíame.

No se lo tengo que decir dos veces, a la primera me toma la mano y me lleva al interior donde el caos es mayor, porque todos parecen querer estar en varias partes y a la vez en ninguna. La salvación llega cuando una fuerte alarma es tocada por algún lugar secreto y todos corren entre las muchas puertas. En cuestión de segundos todo parecía un desierto.

—¿A dónde fueron?

—A clases, cuando se toca la campana todos deben estar en sus salones para tomar sus clases o si no te regañan.

—Los humanos le tienen miedo a tan poco.

—No es el regaño, es porque algunos profesores amenazar con quitarte puntos y créeme que eso vale más que el dinero aquí.

—Sigo sin entender.

—Tranquilo señor gran Lucifer, es cosa de "Humanos". Nada de lo que el rey del infierno deba de preocuparse.

Se que se está burlando de mí, pero se mira tan linda que podría dejar que lo hiciera cada tanto solo para verla de esta forma. Seguimos caminando sin un rumbo fijo, al menos a mi parecer.

—¿Que hacemos aquí?

—Es la universidad donde estudiamos Asmodeos y yo, pensé que sería un buen lugar para empezar con su búsqueda. Aunque tal vez te esté mintiendo un poco y la mitad de las ganas de venir aquí solo sea porque la extrañaba.

Puedo percibir como su ánimo va decayendo y esa sonrisa de burla queda en una nula sombra de nostalgia. No me interesaban estos temas, pero a ella parecía que sí.

—¿Que estudiabas?

—Psicología. —lo dice de forma simple y se encoge de hombros.

—¿Por qué?

—No lo sé, creo que simplemente quería con todas mis ganas, poder entender la mente de las personas. Pero no creo que lo haya conseguido.

—Te rendiste entonces.

—No precisamente, solo que seguí estudiando ya con otro enfoque, uno donde intentaba entenderme a mí misma.

Seguimos caminando por los pasillos de la universidad, yo simplemente soy guiado por ella. Subimos escaleras y ojeamos un par de salones vacíos.

—¿Que estudia Asmodeos? —una sonrisa le ilumina el rostro de golpe.

—Pintura.

Me parecía algo poco creíble, él no era un ser de mucha paciencia y sabía que ese tipo de arte lo requería. Toma mi mano y me guía a una sala mucho más grandes de estudio, todo aquí está decorado con cuadros de...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.