Un año después de su encuentro, Marco regresó a la ciudad costera con un plan en mente. Sabía que quería hacer de ese lugar su hogar, junto a Elena. Al atardecer, justo donde todo había comenzado, se arrodilló y le mostró un lienzo que había pintado: una representación de ellos en la playa, rodeados de colores cálidos.
Conmovida, Elena no pudo evitar las lágrimas de felicidad. Marco le propuso matrimonio, prometiendo un futuro lleno de amor y aventuras juntos