Amor a primera vista
Pasó una semana desde que Juan me llamó y eso empeoró todo, a mi mamá no se lo dije pero a esa llamada se debía mi estado, que estaba por los suelos.
Ese mismo día me bajé toda la botella de licor que había comprado después de la escuela, una vez que se me pasó el pedo peleé muy fuerte con ella, después terminamos llorando y por último nos abrazamos.
Era la mañana del sábado, ya había desayunado y ordenado mi cuarto, estaba mirando una película en Netflix para pasar el rato mientras mi mamá iba a comprar el almuerzo, va, eso me dijo, pero yo la conozco y sé que me estaba mintiendo en algo, no sabe mentir, es una persona muy transparente, pero bueno, preferí hacerme la boluda.
La puerta se escuchó y risas también, no venía sola, bajé los pies del sillón y me levanté después de poner en pausa la película, cuando llegué a la cocina que, no sé por qué entraba por la puerta de servicio cuando podía hacerlo por la principal, entré y me quedé estática, inmóvil y sentí como se me bajó la presión, mis ex suegros estaban parados frente mío, giro apenas un poco más la cabeza y veo que entra Juan, más pálida me puse.
—Hola hermosa. — dice Teresa y se acerca para abrazarme, pero yo juro que no podía moverme de donde estaba, mis pies parecían clavado en el suelo.
Mientras ella me abrazaba, yo lo hago con dificultad y sin sacar mi vista de mi ex. ¿Qué mierda hacía él ahí? Me vine al sur con la intención de no verlo más y parece como si me estuviera persiguiendo. Dudo que le haya dicho a sus viejos la verdad, por cobarde, porque si les hubiera dicho, los conozco y sé que no hubieran aparecido, sino que antes me hubieran pedido perdón en nombre de su hijo. Porque eso hacían, Juan siempre se mandaba las cagadas y ellos pedían perdón por él.
Pero con Tere y Javo siempre tuve muy buena relación y a ellos los quiero muchísimo, pero con la presencia de Juan acá se me hizo un nudo en el estómago y se me revolvió todo.
Después de que Tere me haya abrazado, le siguió Javo, le devolví el abrazo. Una vez que nos separamos, me quedo mirando a Juan y él a mí, ninguno de los dos dice nada.
—Las extrañamos mucho. — dice Javo con una sonrisa.
—Nosotras también. Además estoy segura que a Sara le va a gustar que alguien conocido esté con ella, hizo amigos y todo, pero le cuesta adaptarse. — responde mi mamá por mí.
—Estoy segura de que tienen mucho de qué hablar. —sigue Tere.
—Voy a... voy a salir. — dije casi en un susurro señalando la puerta de entrada.
—Que Juan te acompañe... — empieza diciendo mi mamá.
—No.— dije sin esperar a que termine su oración —. Quiero estar sola. Prefiero dar una vuelta y estar tranquila.—no esperé respuesta, fui al living a buscar mi teléfono y salí de la casa.
Empecé a caminar sin saber bien a donde ir porque no conozco del todo todavía, pero seguí por donde mis pies me llevaron.
Estoy segura que ellos se vinieron para acá con la intención de que Juan y yo volvamos porque les habíamos dicho que lo nuestro se terminó debido a la distancia que nos separaba, quizás por eso hicieron este esfuerzo, además, antes de que todo esto pasara entre nosotros tres, esto de querer venirse las tres familias a vivir al sur se había convertido en un plan a futuro.
Me parece bien porque ellas son como lo éramos Carolina y yo: inseparables.
Lo que no saben es que ya todo se terminó entre nosotros tres, y si no dije la verdad fue por ellas, porque a Tere y a Vane las quiero mucho y porque no quería que se pelearan por nuestra culpa, si ellos no pensaron en los demás, yo sí. Además, fue lo mejor para todos.
Al final llegué a una plaza, ni sé cómo lo hice, pero llegué, me senté en una fuente y las lágrimas empezaron a salir, mi respiración aumentó provocando así que empiece a hiperventilar, me estaba agarrando un ataque de pánico, cerré los ojos pero mis lágrimas no pararon, sentí unas manos en mis rodillas y al abrirlos vi sus ojos achocolatados mirándome con dulzura, preocupación y algo más que no pude descifrar. No me gustaba que me viera en ese estado.
—Hey, tranquila. — dice mientras que con una mano va secando mis lágrimas y la otra yace en mi rodilla. Estaba arrodillado frente a mí mientras intentaba calmarme —. Todo va a estar bien pero intentá respirar. Sari, veme a los ojos e intentá respirar tranquila.
Y al mirarlo a los ojos mi respiración fue normalizándose, lo abracé por impulso y necesidad de sentirme protegida, y eso hizo que todo mejorara, me sentía en paz, el ataque se me pasó pero las lágrimas seguían saliendo, sus manos se posan en mi espalda mientras que su voz me calma con dulzura. Me sentí... bien, tranquila, él pudo calmarme.
Cuando todo pasó, se sienta al lado mío y pone pelo atrás de mi oreja —. Sabés que... Los únicos que pueden calmar mis ataques de pánico son mi mamá y mi hermano, nadie más. Bueno, y ahora vos. — sonreí con timidez.
—¿Por qué te pasa eso? — levanté los hombros indicando que no sabía
—Me pasa desde chiquita, no sé. Pero últimamente es más frecuente.—no quería decirle la verdad del todo. Que papá murió, por ejemplo.
Me abraza por los hombros como la otra vez, no hizo falta especificar nada, ni decirle que no quería hablar de eso porque él con solo mirarme a los ojos lo supo.