Celos encontrados
Una semana más que pasó y seguía sin decirle nada a nadie, Renzo seguía acompañándome, cada vez que me sentía mal me llevaba a la clínica, se enfocaba en que no estuviera sola. Es el único que estuvo, seguía inventándole excusas a Cassie sobre el por qué pasaba mucho tiempo conmigo, y en gran parte me sentía mal, me sentía culpable por hacer que él le mienta a ella, a su novia.
—Ya te dije Ren, no hace falta, enserio. Simplemente no quiero que dejes de hacer tus cosas para enfocarte en mí.
Él me sonrió dándole igual lo que le dijera. Sé que hace rato que no va a los entrenamientos, es como si no le importara, o si le importara más yo que su equipo.
Y no lo digo yo, él mismo me lo dio a entender.
—Hasta que no haya nadie más para cuidarte, no voy a ir a los entrenamientos. No pienso dejarte sola, ¿me escuchaste?
Yo solamente asentí sin remedio, enserio no puedo creer que se preocupe tanto por mí, él no se queda tranquilo hasta que no me deja en mi casa, o cuando me voy con mi mamá o me va a buscar Camilo, le tengo que avisar que llegué. Y... por un lado me hace sentir muy bien, saber que él está, que de verdad se preocupa, que sus intenciones son más que hermosas, pero por otro lado... me siento una carga. Técnicamente lo soy, aunque él lo niegue a muerte y no lo vea, soy un obstáculo, se pierde los entrenamientos y dentro de poco juegan, no puede estar sin entrenar, tampoco quiero ser un obstáculo en su relación con mi amiga.
Estaba en la cama pensando en todo lo que me pasó desde que papá ya no está y la verdad es que no lo creo. Hay cosas que son una pesadilla y otras... no parecen reales.
Suspiré, y ahí, en la soledad de mi cuarto, a la mente se me vinieron los dos seres en los que no quería pensar: Juan y Renzo.
« Podés negarlo, pero a quien no le vas a poder mentir es a tu corazón. Y vos todavía me amás. Yo todavía te amo. »
« — ¿Me esperás?
—Toda la vida.»
Simplemente los recuerdos de ellos me invaden, no sé cuál es mi problema, pero en la cabeza tengo una ensalada rusa, quiero dejar de querer a Juan porque cuanto más pienso en él, más abro la herida que está apenas cicatrizando, y Renzo... es más que obvio el por qué tengo que dejar de pensar en él. Tiene novia, y su novia es mi amiga. No quiero hacer la misma wuachada que me hizo Carolina a mí. Pero... ¿cómo hago para decirle que tenemos que alejarnos antes de que sea tarde? Si bien solamente somos amigos pero... estuvimos muy cerca en más de una ocasión y sé que eso no tiene que pasar.
Tengo claro que Renzo es un chico muy lindo pero no me gusta, es... solamente un amigo, uno de los mejores, y no quiero que eso cambie.
Aunque... dos por tres me encanta que sus ojos se adueñen de los míos y que me haga presa del color achocolatado que poseen sus iris. Que sus labios me sonrían con ternura y que...
Basta Sara. No está bien que tengas esos pensamientos.
Bajé las escaleras, gracias al cielo ya me sacaron la bota y era más libre. Entré en la cocina y fui a hurgar en la heladera, me moría del hambre, por más antojos que tenga tenía que cuidarme para no salir rodando después del embarazo. Entre las cosas que habían decidí por un postre de chocolate,—eso es lo bueno de tener hermano y cuñada chefs —.
Busqué una cuchara y me senté en la banqueta a comer. Mientras comía y miraba Instagram, vi un post de Cassie, estaba mirando a la cámara mientras Renzo tenía sus labios apoyados en su mejilla.
En ese momento sentí una contracción en el vientre. Hice una mueca de dolor y dejé el teléfono.
—Hija, ¿estás bien?—pregunta mi mamá entrando a la cocina. Asentí —. ¿Pero qué te pasa? ¡Hablame! — dice un poco desesperada levantándome la voz.
—Sí sí. Solamente... fue una contracción muscular.— mentí—. Estuve ensayando mucho estos días con Renzo y nada, es por eso.
—¿Segura? — pregunta intranquila.
—Sí ma. Simplemente que los músculos me pasan factura de todo mi esfuerzo, nada más.
Ella va a buscarme agua y cuando la tomo me relajo ya que me había empezado a faltar un poco el aire.
—Tenés que aflojar con esforzarte tanto, está bien el esfuerzo pero en exceso hace mal.
Asentí mientras me hablaba. Después va a ver qué hacer para cocinar porque otra vez venían mis ex suegros y mi ex a cenar, la familia de Carolina venía de vez en cuando pero hoy quedaron en hacer una cena familiar ellos tres.
«¿Querés que vaya a verte? Estuvo tu mamá hablando con mi papá y le contó sobre tus contracciones "musculares" si querés podemos ir a la Ginecóloga para preguntarle si es algo normal.»
El mensaje de Renzo me llega y al leerlo no puedo evitar molestarme con mi mamá porque le contó y él ahora estaba preocupado. Quiero que deje de preocuparse por mí porque quiero que vuelva a hacer su vida y que sobre todo vuelva a los entrenamientos que es lo que le hace bien, además dentro de poco juega y no puede hacerlo sin entrar.
«¿Te parece Ren? No es necesario que vengas, estoy bien, simplemente fue un dolor en el vientre, nada más. No quiero molestarte, enserio»
Cuando terminé de mandarle el mensaje tocan timbre. Voy a la puerta y lo veo del otro lado del umbral. Sonreí y cuando pasó atrás venía la familia Giménez. Me puse un poco nerviosa por la situación, cada vez que los tenía a Renzo y Juan en el mismo sitio me ponían nerviosa y no sé por qué.