Amor al cuadrado
Mis ojos se nublaron, pero vi lo suficientemente bien cuando se fue acercando lentamente y yo no me moví. Nuestros labios se rozaron y en ese momento el timbre sonó provocando que me sobresaltara.
—Yo voy.—dice antes de que pudiera moverme de mi lugar.
Sonreí por su atención, pero mi sonrisa duró poco en cuanto vi a Carolina acompañada de sus padres y mi mamá, hoy no tenía que estar todo el día en la escuela. Renzo volvió a mi lado y yo hice un paso para atrás agarrándome de su brazo.
—¿Qué hacés vos acá?—pregunté con la voz quebrada.
—Vine a pedirte perdón. Yo no sabía que estabas embarazada, si lo hubiese sabido no hubiera sido tan brusca, perdoname.
—Lo hubieses sabido o no, no tenías que ser así de bruta.—le respondí sin soltarme del agarre de Renzo.
—Hija, vino a pedirte perdón.—responde mi mamá.
Asentí—. Y no la voy a perdonar.
Los padres de Carolina no dijeron nada, la vi enojarse todavía más que ayer, pero ella no me daba miedo.
—Me importa una mierda tu perdón. Vine hasta acá porque me obligaron.—lo sabía y por eso no la perdoné. Enarqué una ceja.—¿Por qué tengo que pedirte perdón yo? Que te quede claro que no sos la única que sufre. ¿Te doy un consejo, Renzo?—lo miré. Él estaba pendiente de lo que ella decía—. No te enamores de ella, no te conviene.—él no me miró, pero lo vi tragar grueso—. Al final vos siempre tuviste a todos los chicos a tus pies, A Renzo, a Juan ... Todos mueren por vos. ¿Y para m´, qué queda? Nada.
¿De qué hablaba? Todos estaban escuchándola con atención.
—¿Sabés lo que sos vos? Una atorranta, eso es lo que sos.
Podrá dolerme todo el cuerpo pero de que la mato, la mato. Renzo me agarró de la cintura para evitar que me vaya sobre ella.
—¡¿A mí me decís atorranta?! ¡Que te quede claro que la única zorra de acá sos vos! ¡Yo por lo menos no me acosté con el novio de mi mejor amiga!
Ya no me importaba que explote todo.
—Te aseguro que si Cassie se descuida, eso es lo que va a pasar.
—¡Te mato!—dije intentando zafarme de Renzo para tirarme sobre ella.
Estaba dispuesta a asesinarla con mis propias manos.
—¡Suficiente!—grita mi mamá—. Renzo, llevala al cuarto, por favor.
Ren me ayudó a subir las escaleras y cerró la puerta de mi pieza detrás de su espalda.
—Tranquila, Sara.—me dice él intentando calmarme pero no podía, no después de las cosas que ella me dijo.
¿Con qué cara me trataba de atorranta a mí? Ella es la que se acostó con Juan mientras estábamos de novios. A ella no le importó nada.
—¿Vos creés algo de lo que ella dijo?—pregunté secando mis lágrimas, lo único que me importaba era su opinión.
—¿Lo de enamorarse?—pregunta con las cejas fruncidas.
—Todo.—respondí.
—Si hablamos de la parte en que me dijo que no me enamore, es imposible.—de tan solo escuchar eso, mi corazón se volvió loco.
—¿Qué?
—Que es imposible no enamorarse de vos.
—¿Qué querés decir con eso?—pregunté temiendo la respuesta.
Da un paso peligroso hacia mí y acaricia un mechón de pelo para después ponerlo detrás de mi oreja.
—Que loco, ¿no? Dos chicas enamoradas de un chico, y dos chicos enamorados de la misma chica.
«Una chica enamorada de dos chicos, querrás decir»
Tenía una ensalada en mi cabeza que no me dejaba pensar.
—¿Cómo le pondrías al libro? “Amor al cuadrado”—reímos.
—¿Qué querés decir conque hay dos chicos enamorados de la misma chica?—aunque ya sabía la respuesta, quería escucharlo de su boca.
—¿Todavía no lo descifraste? Me tenés hechizado. Completamente enamorado.