Que absurdo y tonto fue pensar
que con otro cuerpo te iba a olvidar
Un clavo saca a otro clavo, pero eso solo es una rima
Desperté sintiendo mi cabeza pesar, apenas abrí los ojos me vi envuelta en las sábanas de mi cama, giré la cabeza y lo vi a Juan a mi lado, ¿pasó lo que creo que pasó? Él estaba dormido sin la remera y la sábana le envolvía la cintura, me estiré un poco para alcanzar mi bata y fui al baño. Me miré en el espejo , no me reconocía, pasé la yema de mis dedos por mi cuello mientras corría mi pelo y ahí lo vi, un círculo rojo en mi cuello. Fui hasta el tocador por base a tono de piel y volví al baño, daba gracias de que todavía no se había despertado. Tapé el chupón lo más que pude y creo que lo logré. Cuando salí del baño ahí estaba Juan, sentado en la cama poniéndose las zapatillas.
—Hola.—dice con una sonrisa.
—Quiero saber qué pasó.—dije sentándome a su lado.
—¿Entre nosotros?—parecía que me estaba haciendo un chiste. Asentí de todos modos—. Lo de siempre, no podemos dejarnos ir.—negué confundida.
—¿Qué querés decir?
—Que nos seguimos amando, Sari, eso quiero decir.—responde acercándose a mí. Lo alejé con mi mano en su hombro.
—Esto fue un error.—dije mientras buscaba ropa en mi placard. Lo escucho suspirar y levantarse de la cama.
—Hace una hora no decías lo mismo.
—Estaba borracha.
Y al decirlo me acordé. Cuando volví a casa después de ir al bar estaba Renzo con mi hermano, Camilo y yo peleamos y él me ayudó a ir al baño. Pero cuando salí de bañarme Renzo ya no estaba, había salido en toalla y justo aparecen mi mamá y Juan. No me acuerdo qué pasó en ese momento, pero ella me habló, después con mi ex nos quedamos solos y tampoco sé cómo pasó pero terminamos entre las sábanas. Quería matarme porque tenía una ensalada rusa en mi cabeza, pero lo que sí me acuerdo era que mientras estaba en la cama con Juan estaba pensando en otro hombre. En él lo veía a Renzo. Y no sé por qué, porque era muy poco en lo que se parecían, en nada en realidad.
Que estúpida fui al pensar que si estaba con juan iba a poder olvidarme de Renzo. Fui muy estúpida.
—Pero nos seguimos queriendo, eso es lo que importa.—insiste.
—No, Juan, lo nuestro ya pasó, tenemos que dejarlo atrás.
La puerta de mi cuarto se abre y aparece mi mamá en la escena. Juan se retira para que ambas podamos hablar tranquilas.
—Hablé con Franco.—dejé de revisar el placard y me senté en la cama.
—¿Qué pasó?—pregunté sin ganas.
—Se acaba de enterar que va a ser abuelo, hace un mes Renzo y Cassie se enteraron que ella va a tener un hijo. Pero apuesto a que vos ya lo sabías.—asentí rodando los ojos—. Y tu hermano me dijo que por eso estabas deprimida y borracha.
—Mi hermano no sabe nada, no es así.
—Por tu propio bien, hija, quedate con quién te conviene, y Renzo precisamente no lo es, mirá cómo estás por enamorarte de alguien con pareja.—no dije nada, ella besa mi frente y se va.
Me quedé llorando en silencio unos minutos y después le mandé a Gina para que venga a mi cuarto para hablar. Últimamente hablábamos mucho, ella me escucha, era como mi mejor amiga, aquella a la que podía contarle todo sin que me juzgara. Cuando Cloe se enteró de mis sentimientos por Renzo... ella si bien en el momento no dijo nada porque yo estaba mal, pero sus ojos me juzgaban, y eso lo entendí muy bien. Lo veía en su mirada.
Y lo peor es que la entendía.
—¿Cómo te sentís?—pregunta acariciando mi rodilla—. Se que fue difícil, te vi este último mes, ¿pero ahora? ¿Mejor?—asentí.
—Creo que sí.
—¿Y Juan?—fruncí el ceño.
—¿Qué pasa con él?
Señala con los ojos mi vestimenta, bah, la bata que tenía puesta.
—No... No es lo que te imaginás.—moví la cabeza para ambos lados—. Bueno, sí es lo que te imaginás, pero estaba borracha.—sonríe y levanta su mano.
—No importa, pero quiero que sepas que ese dicho de “un clavo saca a otro clavo” solo es una rima. Nada más. ¿O te sentiste mejor cuando dormiste con Juan?—negué arrepentida.
—Me sentí vacía.—ella asiente comprensiva y con sus labios formados en una línea.
—Porque eso es lo que conseguís, corazón, no te creas que por estar con alguien más lo vas a sacar de tu cabeza, ni mucho menos de acá—señala mi pecho izquierdo—. Lo único que lográs es la soledad, nada más.
—Mientras estaba con él pensaba en Renzo, lo veía a él, todo el tiempo. Y sí, tenés razón, lo único que conseguí es la soledad dentro mío.
***
Al otro día a las seis de la tarde mientras merendaba después de estar en la escuela, Kev me manda un mensaje.
«Amiga, no me siento bien,¿ creés que podés acompañarme al médico?»
Como me pedía en el mensaje, lo esperé en casa y después fuimos a la clínica.
—¿Cómo estás?—pregunto después de estar un par de minutos caminando.