La peor decisión en ocasiones es la correcta
Querida Cassie:
Me gustaría haberte dicho las cosas de frente, poder serte honesta, pero no pude.
Perdón por todo el dolor que te causé, por haberme enamorado de lo prohibido, pero te juro que no lo hice a propósito, te juro que en ocasiones sentía ganas de arrancarme el corazón solamente para no hacerte sufrir a vos; una de mis mejores amigas. Estuviste en las buenas y en las malas, tuviste tres millones de razones para odiarme pero no lo hiciste, seguís siendo la amiga incondicional que siempre fuiste, y eso me hizo sentir mucho peor, una basura.
Y hoy me toca a mí arriesgar algo para devolverte a vos y a todos aunque sea un poco del amor que me dieron, y te juro amiga, que lo hago porque los quiero, porque no hay nada que quiera más en esta vida que ustedes, mi familia y amigos. Lo que estoy a punto de hacer es mi peor decisión, pero a veces se llama hacer lo correcto.
Me voy amiga, y te dejo una carta porque quizás soy un poco cobarde para decirte todo esto en persona, o quizás porque sé que no vas a permitir que me vaya. Sé que lo mejor para todos es que yo me vaya lejos, y lo mejor para ustedes es que se olviden de mí. Si Juan me tiene, sé que se acabaron las amenazas, nadie tiene que salir herido, y yo no voy a perder a nadie más, aunque eso signifique no volver a verlos.
Los amo, cuidá a nuestra pequeña Esperanza, cuidá de Renzo, no lo dejes solo, pase lo que pase, nadie tiene que buscarme. Y pase lo que pase, ustedes tienen que ser felices.
No te olvides de decirle a mi mamá y a mi familia que los amo, y que todo lo estoy haciendo por ellos, no soportaría perderlos también.
Nos vemos pronto amiga, cuidá de Cloe, nuestra Esperanza, y de nuestros amigos. Cuando pueda mando noticias, y si no saben de mí, traten de seguir de todas formas, es lo que yo quiero y necesito que hagan.
Nunca olviden que los amo y que todo lo estoy haciendo por ustedes. Besos, Sara.
Aquella decisión que había tomado hace días nunca se fue de mi cabeza y no paré de replantearme si era lo correcto, y sigo pensando que sí.
Toqué el timbre de la casa, al abrirme sonrió con soberbia, y yo lo miré seria y con odio, pero este último intenté esconderlo lo más que pude.
—Sabía que ibas a volver.—dice y yo no cambié mi expresión, se hace a un lado para que pueda pasar.
No le dejé ver lo aterrada que estaba. Esta casa parecía uno de esos clubes donde se juntan los mafiosos a tomar Whisky y jugar al poker, habían tres chicos más en esa mesa y eso es justo lo que estaban haciendo. Juan se sentó en un sillón y me invitó a que haga lo mismo, habían muchos más por la cocina o parados en el umbral, ¿estaban cuidándolo? Ya, esto de verdad parecía una mafia.
—Me sorprendí cuando recibí tu llamado, no pensé que fueras a ser así de valiente.—me incliné hacia él y sonreí de lado.
—Y a mí me sorprende lo mucho que me subestimás.—sonríe de lado de manera cínica.
—¿A qué debo el honor de tu visita? Supongo que venís a pedirme que deje en paz a tu novio, y también espero que no pienses que te voy a dejar ir así como si nada.
Me incorporé en mi asiento y negué—. Vine para quedarme con vos, y si me entregué fue porque sí espero que dejes en paz a todos, y eso te lo pido por favor.
¿En qué momento llegamos a esto? Él siendo un mafioso soberbio y psicópata, y yo implorándole para que deje en paz a Renzo y a mi familia. Estamos todos locos, pero si es la única salida, no me queda de otra.
—¿Te vas a quedar conmigo?—ladeé la cabeza y levanté las cejas, no quiero que sienta mi miedo—. Así de fácil.—plantea esperando a ver en dónde estaba el truco.
—No busques gato encerrado en donde no lo hay, y sí, vine para quedarme con vos, y no te preocupes que nadie lo sabe.
—Hace dos meses me apuñalaste con una cuchilla de cocina, ¿y ahora volvés? Dice el dicho que uno vuelve a donde fue feliz.—no pude evitar hacer cara de asco.
Antes que decir que fui feliz con él esos siete meses donde lo único que hacía era violarme y hacer que mi cuerpo estuviese débil, prefiero arrancarme la lengua.
—No quiero trucos, Sara. ¿Estás conmigo?—asentí segura—. Guau, volvés a tu infierno solamente por amor, de verdad tenés que amarlo tanto como para arriesgarte sin saber qué va a ser de tu vida.—lo odio, juro que lo odio.
Sí, lo amo, y no voy a permitir que él acabe con el amor de mi vida.
—Sé que no me matarías.
—¿Cómo estás tan segura?—me encogí de hombros.
—Simplemente lo sé.
No lo sabía, solamente tenía fe de que así fuese.
—Está mal guiarse solamente por los instintos.
—Me amás, al menos es lo que dijiste.—creo que necesita clases sobre lo que es el amor, porque que yo sepa, justamente esto no lo es, pero quería algo por lo que guiarme, y si a él le parece que todo esto lo hace por amor, al menos sé que no corro peligro de muerte.
—Te amo, nunca mentí en eso.—se parece a las palabras que usé yo con Renzo hace unos días, eso hizo que me ponga seria de golpe.