Amar Después de Amar: Todavía te quiero

9

Renzo

Brooklyn

Terminé de leer su carta y al igual que la primera la dejé sobre la cama. Tapé mi cara y la refregué con frustración, tengo que encontrarla, aunque me cueste la vida.

Bajé las escaleras y fui a la cocina, antes de entrar escuché a mi papá hablando con Viviana.

—Te lo digo en serio, mi amor, ella me llamó, no dijo mucho pero era su voz, era ella, quisiera saber en dónde está.—dice con lamento, no necesité escuchar más, abrí la puerta de la cocina y al verme se quedan estupefactos.

—Está en Nueva York, no dijo en dónde exactamente pero si te llamó podemos averiguarlo.—ambos me miraron como si estuviese loco—. Necesito tu teléfono.—Viviana me lo entrega y busco entre su registro de llamadas.

Si se comunicó con ella tiene que decir desde qué ciudad.

¡Bingo!

Brooklyn, Nueva York. Dejé el celular y fui corriendo a mi cuarto. Tienen que estar en un hotel, no creo que hayan comprado una casa, son demasiados trámites que hay que hacer.

Llámenme loco, pero estuve toda la noche buscando información sobre hoteles, moteles, incluso en inmobiliarias para ver si tenían información, no iba a parar hasta saber en dónde está. La voy a encontrar y a ese hijo de puta lo mato, si lo estoy diciendo literal o irónicamente, todavía no lo sé, eso va a depender del estado en el que ella se encuentre.

Llamé a Cassie, no pude con tanta euforia entonces marqué su número, seguro que me putea en veinte idiomas diferentes.

—¿Diga?—estaba tan dormida que no vio ni siquiera mi nombre en su pantalla.

—Cass.—al llamarla suelta un bufido y se queda un rato en silencio, cuando volví a querer abrir la boca, la escucho.

—Renzo, haceme un favor.

—¿Sí?—pregunté confundido.

—¿Tenés el teléfono en el oído?—hice un sonido con mi boca afirmándolo—. Sacalo de tu oreja.—hice lo que me pidió sin entender—. Ahora, mirá la pantalla y dirigí tu vista a la esquina superior derecha.

—¿Y?

—¿Qué hora te marca el reloj?

—5:10am.—después de responder volví a acercarlo a mi oreja.

—¡5:10 de la mañana! —lo alejé de golpe por su grito ya que casi me quedó sin tímpanos—. Recordame que mañana cuando vaya para tu casa te asesine por despertarme cuando faltan dos horas para que amanezca. No sé si te acordás que tenemos una hija que depende de mí para ser alimentada y es por eso que todavía no se queda a dormir con su papá, y por lo tanto duermo como el culo porque ella se despierta cada dos minutos.—habló tan rápido que casi no pude seguirle.

—Cass, estuve toda la noche despierto.—suelta una risita irónica.

—Me di cuenta.—responde con la misma ironía.

—Sé en dónde está Sara.

Suspira—. A mí me dijo que no podía decirme.

—Está en Brooklyn.

—¿En serio lo averiguaste?

—Sí. No solamente eso, sino que llamó a Viviana, yo solamente sabía que estaba en Nueva York porque me lo dijo en la carta, pero en la llamada que hizo quedó registrado desde donde fue y ahí lo descubrí.

—¿Y su ubicación exacta?

—Cass, si lo supiera ya estaría reservando un pasaje.

—No vas a ir solo.—me ordena.

—Sí que lo voy a hacer, no te voy a exponer al peligro, ni a vos ni a nadie.

—A mí me importa un carajo el peligro, yo solamente quiero encontrar a mi amiga.

—A mí sí me importa Cassie porque no quiero que mi hija se quede sin su madre.

No dejé que responda porque le corté. No quiero que nadie más salga herido, necesito encontrarla y que me diga todo lo que escribió en la carta frente a frente.

Seguí buscando hasta que encontré otro hotel.

El Hotel Tillary de Brooklyn.

Llamé y pregunté por Juan Giménez.

¡Carajo, lo encontré! Estaba en ese hotel con ella, me dio incluso su número de habitación y todo.

Bueno, ahora que sé en dónde está ese psicópata puedo dormir en paz y en la mañana voy a sacarme un pasaje. No voy a descansar hasta que él pague por todo lo que hizo, desde mi caída por las escaleras hasta llevarse a mi novia por amenazarme de muerte.

***

Desperté a las nueve de la mañana, dormí tres horas pero no me importaba, saqué un pasaje para dentro de cuatro horas. Me preparé un bolso con tres o cuatro cosas, no demasiado, solamente lo necesario. Dejé el bolso en mi cama y decidí bajar a desayunar, cuando abrí la puerta de mi habitación apareció Cassie de brazos cruzados.

—¿A dónde te creés que vas?—interroga.

—A... Desayunar.—dije extrañado por su pregunta.

Ella me da una cachetada dejándome estupefacto.

—Eso fue por despertarme a las cinco de la mañana.—me da otra—. Y esta para hacer que reacciones.

—Dejá de golpearme.—agarré su muñeca.

—¡Y vos dejá de querer cometer actos suicidas!—Responde alzando la voz.

—¿La nena?—le cambié de tema.



#6437 en Novela romántica

En el texto hay: secuestro, amor, adda

Editado: 03.08.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.