Amar Después de un Gran Amor

CAPITULO 8

Los días pasan y me siento ansiosa, desde la última visita a Flor estoy pensando y pensando que hacer con mi vida. Esperando una señal del cielo que me anime a hacer algo decisivo. Trabajando y acompañando a los chicos llevo mis días. Por fin es viernes y mi jornada laboral termina. Hoy tengo ganas de salir a comer afuera, voy a ver si invito a mama así sale un rato de casa y se despeja de llevar y traer a los niños.

Mientras le escribo en el teléfono para ver si quiere salir y que consiga una niñera suena, el teléfono de la editorial.

  • Editorial.
  • Buenas tardes, ¿con la señorita Alelí? –una voz familiar suena del otro lado.
  • Si con ella habla, ¿qué necesita?
  • Habla Luciano ¿cómo estás? –no puede ser, lo llame con el pensamiento.
  • Bien y ¿tu cómo estáis? ¿Necesitáis hablar con el señor Horacio?
  • No, la verdad es que llamaba para hablar contigo. Quisiera invitarte a cenar ¿podrá ser? – ¡¿qué hago?! Quiero ir claro pero no sé, ay ¡maldita indecisión!
  • Si me encantaría.
  • ¿En serio? Genial, ¿Cuándo podrías, hoy? –parece muy oportuno, quería salir y me invita justo el.
  • Si te paso mi número y coordinamos.
  • Bueno, te llamo más tarde. Nos vemos. –cuelga y yo quede helada. Fue muy rápido pero bueno ya está hecho, ya dije que sí. Espero que salga todo bien y ojala no meta la pata.

Más tarde llego a casa para bañarme y ver que me pongo. Luciano ya me mando un mensaje con la dirección del restaurante, quería pasarme a buscar pero le dije que nos veíamos allí.

Entro a la cocina y veo a mama sentada leyendo un libro con su café de la tarde. Me arrimo y le doy un beso en la frente, me sirvo un café y me siento a su lado.

  • Hola hija, ¿cómo te fue en el trabajo?
  • Bien mami gracias a Dios bien, quería comentarte algo.
  • ¿Tiene que ver con la salida de la noche? –dice
  • Si, hubo un cambio de planes, Me invitaron a cenar y dije que sí, ¿no te molesta? –mama me mira curiosa.
  • No hija porque iba a molestarme, muchas ganas de salir no tenía. –me siento fatal por eso quería invitarla a comer fuera. No quiero que se deprima más de lo que está.
  • Bueno pero el próximo fin de semana salimos, lo prometo. –me arrimo abrazarla y me pregunta de chusma.
  • ¿Quién es la misteriosa persona que te invito a salir?
  • Un amigo de Horacio, mi jefe. Se llama Luciano. –me miro con los ojos achinados y una leve sonrisita burlona.
  • No me miréis así, es solo una comida no es una cita. Solo somos conocidos.
  • Está bien hija, me gusta que salgas. No todo tiene por qué ser una cita o una relación solo por ir a un restaurante.

Como adoro a esta mujer, nunca me juzga por las cosas que hago ni  por mis acciones. Incluso cuando me iba a casar a la edad de 21 años, creí que le iba a dar un ataque de ira y que me iba a reclamar que era muy joven. Siempre acepto mis decisiones.

Subo a ver a mis pequeños antes de ducharme, los veo haciendo tarea. Los lleno de besos y abrazos, le reviso sus cuadernos y les digo que voy a salir a comer con un colega, ya que no tienen que saber que es un hombre para que no haya ideas erróneas. Vuelvo a besarlos y me adentro al baño.

Me visto informal, un pantalón de gabardina negro y una camisa celeste mangas hasta el codo, y me llevo una campera negra por si refresca. Estoy bastante nerviosa, no había salido con otro hombre a solas en mucho tiempo. No soy tan grande pero han pasado años desde la última vez.

Llego a un pequeño establecimiento cerca del centro, a pocas cuadras esta la editorial conozco los alrededores. Es de color marrón con ventanales grandes y cortinas blancas atadas a los extremos de la ventana, veo en el cartel su nombre “Lenny’s”. Una vez adentro lo veo que esta cerca de la recepción con una campera de cuero y una gorra con una A mayúscula, de alguna banda supongo. Al verme llegar se levanta y me da un calido beso en la mejilla.

  • Que alegría me da verte.
  • Si a mi igual. –respondo nerviosa, tiemblo por dentro y batallo con no desmoronarme. Lo oigo suspirar
  • Primero nada quería pedirte disculpas por la ultima vez que hable, siento que meti la pata.
  • ¿Por que dices eso? –pregunto, menos mal que es intuitivo no sabia como abordar el tema.
  • Por como pregunte lo de tu situación sentimental.
  • Si es complicado.
  • Bueno lo hago fácil, tengo 31 soy productor musical, soy soltero desde uff muchísimo, - sonríe y yo me relajo.
  • No tengo hijos pero me gustaría en un futuro.

Va fluyendo bastante bien, me cuenta que su productora va bastante bien, tiene alquilado su estudio por todo el año, por lo poco que puedo observar es que en serio no es agrandado solo es de sonrisas reducidas. Aunque asumo que conmigo ha sonreído varias veces en los tres encuentros que hemos tenido, no se si porque soy muy chistosa que lo hago reir o por algo mas.

  • Guau, toda una carrera. –logro decir mientras alterno mi mirada entre sus faroles y el menú.
  • Se que estas nerviosa y entiendo lo que estas pasando, asi que háblame de vos cuando te sientas comoda, ¿esta bien? – lo miro y me devuelve una calida mirada.




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