Amar (me) da miedo

Mia

Subí corriendo las escaleras, estaba tarde, otra vez, pero no era mi culpa, bueno tal vez sí, pero eso no le iba a decir a mi jefe. Ese hombre odiaba a todo el mundo, se nota que es mayor y que no tiene vocación por lo que hace. Bueno, volviendo al tema, no es mi culpa llegar tan tarde, es de mi mamá. Desde que mi papá nos dejó (hace más de 20 años), no vive completamente, solo se dedica a trabajar y nunca para. Justo hoy me pidió que fuera a ver unos papeles importantes de mi hermano, él tiene 7 años, bueno, es mi medio hermano, pero eso a mí no me importa, al final crecimos juntos, yo lo cuidé y estuve ahí cuando me necesitó. Es cierto que al comienzo la idea no me encantó y no manejé bien la situación, no obstante, conforme fue creciendo, se metió en mi corazón.

—Otra vez tarde, Mia, ya hablamos de esto la otra vez. Eres una asistente, estás comenzando, no me gustaría despedirte, tu mamá es una gran amiga mía, pero si sigues haciendo lo que te da la gana, no me dejas otra opción—. Don Felipe, al terminar de decir eso, se gira y se marcha.
Sinceramente quería que me despidiera, no era feliz ahí. Yo siempre había querido ser cantante, pero nadie me apoyó y tampoco quise arriesgarme a dejar todo por una carrera en la cual capaz ni triunfaba.
Me siento en mi puesto y comienzo a redactar todo lo que me pidieron. El día pasa rápido y cuando veo el reloj ya son la 1 y tengo hambre.
En la oficina no tengo amigos, solo llevo un mes y medio aquí, pero yo pensé que si iba a conseguir alguien por lo menos para ir a almorzar, pero nadie se acerca a mí, o yo no permito que se me acerquen, en este punto ya no sé. Nunca he sido una persona sociable, una vez confié y me traicionaron de la peor manera, sé que ahora no me lastimarían igual, pero todavía me cuesta confiar y entablar una relación con alguien. Eso con las mujeres, con los hombres peor. Tengo 21 años y lo máximo que he hecho con un chico es abrazarlo, ya lo sé, suena muy triste, pero es lo que hay.
De niña fantaseaba con que un día conocería al amor de mi vida, nos miraríamos y automáticamente estaríamos juntos por siempre. Ahora, como adulta, sé que el amor no funciona así, pero a veces quisiera que sí.
Llego a la cafetería y pido una ensalada, no es que esté a dieta, pero me gusta comer cosas livianas, usualmente como poco.
Así pasa el día, llego a mi casa y veo que todo está en silencio, lo cual es extraño considerando que vivo con un niño de casi 7 años. Voy al refri y veo una nota de mi mamá:
"Nos fuimos a comer fuera, besos".
Bueno, ahora merendaré sola, aprovecho para ver una de mis series favoritas y termino de comer. Revisó unos papeles para mañana y me voy a dormir.
Al día siguiente llegué con 15 minutos de anticipación a mi trabajo, pero todo estaba muy extraño, las personas estaban más estresadas que cualquier otro día. Como no tenía ninguna amiga ahí, no podía ni preguntar. Sigo caminando hasta mi asiento y prendo la laptop, no alcanzo ni a insertar mi contraseña, cuando Don Felipe dice:
—Como saben, mi nieto es uno de los jóvenes más talentosos que conozco, como les dije desde hace un mes, el día de hoy él llega y quiero que todo esté perfecto—. Comienza a cambiar su voz un poco cuando dice:
—Yo ya estoy mayor, máximo en un año me retiro y quiero que mi nieto tome mi puesto—. Sigue diciendo más cosas, pero ya no le estoy prestando atención, porque mi mente empieza a buscar información sobre cuándo dijo que vendría y por qué no lo recuerdo. De seguro fue un día que llegué tarde, pienso.
... ¿estás de acuerdo?— me tardo un segundo en darme cuenta que me está hablando a mí, como no estaba poniendo atención, mi cara es de confusión, la cual trato de disimular lo mejor que puedo y respondo:
—Sí, estoy de acuerdo—. Don Felipe duda por un momento, pero luego asiente y yo estoy nerviosa porque no sé qué acepté.
—Me alegra que alguien quiera ayudarme con mi nieto. Él viene a la oficina mañana, tú tienes que organizar todo, incluso debes ir hoy a verlo al aeropuerto, mostrarle dónde va a vivir y las instalaciones—. Me quedo fría, ¿yo en serio accedí a eso? Cualquier otra persona estaría entusiasmada, yo no. A mí hablar con gente desconocida no me gusta ni de chiste, no sé ni cómo presentarle a las otras personas, ahora peor con mi falta de habilidades, me ofrecí a hacer esto, no es posible, voy a terminar siendo despedida.
Bueno, con eso concluimos— se aleja y todos siguen con sus actividades, y yo sigo en shock. Mi mente comienza a mandarme una avalancha de pensamientos sobre lo pésima idea que es todo esto, empieza a faltarme el aire, cuando siento unas manos en mi hombro y a lo lejos escucho un respiro. Poco a poco comienzo a hacer lo que dice esa voz y regreso a la realidad.
—¿Estás bien?— me pregunta Kevin. En su mirada veo que está sinceramente preocupado, eso me extraña porque él y yo casi nunca hablamos. Sé que es buena persona, por eso no me extraña que sea el único que me ayuda.
Antes de contestarle, respiro:
—Sí, gracias, no sé qué me pasó—. Obviamente sabía lo que me pasaba, pero no podía reconocerlo todavía.
Él me mira no muy convencido, pero asiente y se va.
Voy al baño y me encierro en un cubículo. No sé cuánto tiempo pasa, cuando escucho unas voces que dicen:
—Ella siempre fue tonta, no puede ni hablar con el abuelo, ¿y va a poder con el nieto? Aunque me han dicho que él es súper antipático, pedante y creído. Nunca le he visto físicamente, pero no debe ser guapo si se parece a su abuelo—. Reconozco muy bien esa voz, es Dayanara, la pesada de la oficina. Ella siempre me ha tratado con muy poco respeto, pero sabía que ella era la que regaba rumores de todos. Sus palabras me asustan un poco, pero al mismo tiempo me calman, porque si es feo y antipático no me podrá gustar, por ende, no me pondré extremadamente nerviosa como para huir y no hablarle. Espero unos minutos más para que no se den cuenta que escuché lo que decían.
El resto del día pasa como siempre, Don Felipe me manda un email informándome los horarios de vuelo, el nombre del hotel y demás información relevante para la llegada de su nieto.
Cuando ya es hora de salida, comienzo a guardar todo y me voy hacia el ascensor, justo también Kevin está esperando. Entramos en el ascensor y reina un silencio que es un tanto incómodo.
—¿Cómo sigues?— me pregunta.
—Sé que casi no hablamos, pero sé que estuviste a punto de tener un ataque de pánico, porque a mi hermana le pasa lo mismo—. Lo miro por un segundo, estoy tratando de encontrar si está siendo sincero o si solo quiere engañarme.
—Sí, estoy bien, no te preocupes—. Volvemos a estar en silencio.
—Me llamo Kevin, sé que capaz lo sepas, pero nunca antes hemos hablado, así que por si acaso—.
—Soy Mia, sí te he visto en nuestro piso, no muy seguido pero te he visto—. Sonrío porque estoy nerviosa y estoy comenzando a sentir cómo mis mejillas se calientan. Trato de respirar sin que él se dé cuenta para calmarme un poco.
—Quería hablar contigo, capaz te parezca extraño, pero siento que no sabes a lo que te estás metiendo—. No entendía a qué se refería, por eso cuando me mira intento poner cara de confusión.
—Oí que te ofreciste a guiar al nieto del dueño, realmente no creo que te convenga, él es un déspota y odia a las personas—. Me pareció muy extraño su comentario y no ayudó a mi ansiedad, por eso creo que le respondí tan cortante:
—Gracias, pero yo decido qué hacer con mi vida—. Estaba a punto de salir del ascensor cuando él me jala del brazo.
—No te enojes, estoy intentando hacerte un favor, me caes bien y lo conozco, serás presa fácil—.
No entendía por qué él me decía eso, una parte de mí se sentía feliz porque alguien se preocupaba por mí. No obstante, mi parte desconfiada no le creía nada y pensaba que me decía eso por algo malo.
Decidí solo asentir y salir del ascensor. Caminé hacia mi carro, un Suzuki plateado. Realmente no es mi auto, es de mi mamá, pero cuando salgo a trabajar ella me lo presta. Le mando un mensaje diciéndole que tendré que ir al aeropuerto, le resumo un poco la razón. Más tarde podré explicarle mejor. Enciendo el carro y, por un momento, siento algo extraño dentro de mí, como si me fuera a encontrar con alguien que he estado esperando toda mi vida. Es singular el sentimiento, no lo entiendo muy bien, solo sé que a partir de ahora todo cambiará.



#1617 en Joven Adulto

En el texto hay: amor, love, sanar

Editado: 05.05.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.