Amar o morir 1 || La verdadera historia √

Capítulo 1 - ACORRALADA

 

 

ACORRALADA

 

El despertador suena sacándome del sueño profundo. Hoy es lunes y como tal, comienza una nueva semana. Los lunes no me gustan porque tengo que volver a la rutina después de haber pasado un tranquilo y diferente fin de semana. A eso se le suma que hoy tengo clase por la mañana con los de cursos mayores. Esto me parecería genial, ellos tienen más experiencia pero conlleva tener que aguantar las estupideces de Cato Hadley y de sus amigos. Pero la parte positiva de todo esto es que puedo volver a usar mis preciados cuchillos porque durante el fin de semana tenemos prohibido usar las armas.

Finalmente me levanto de la cama perezosamente y me dirijo al armario para buscar la ropa perfecta para el día de hoy. Escojo unos pantalones cortos vaqueros y una camiseta de manga corta blanca con un dibujo en medio. Hoy era uno de esos días de invierno que parecen verano. Los cambios de temperatura en mi Distrito no son tan bruscos por lo que la ropa de verano no podemos guardarla en el fondo del armario. Me meto en el baño y me doy una ducha de agua fría para despertarme del sueño que tengo. Al terminar, salgo y me visto con la ropa que he escogido. Me peino con una coleta alta y me maquillo un poco, sin exagerar mucho. Solo utilizo lo típico, un poco de sombra de ojos, el eyeliner y el rímel.

Me miro en el espejo y salgo de la habitación con la mochila preparada con la ropa de entrenamiento y todo lo necesario para el día de hoy. Bajo las escaleras y dejo la mochila en el suelo de la entrada para entrar en la cocina. Mis padres han dejado el desayuno preparado ya que se han ido ya a trabajar. En cuanto a mi hermano, no tendrá que levantarse hasta dentro de una hora para ir a la escuela ya que es más pequeño que yo.

Unos minutos después y tras terminar mi vaso de leche, recojo mi mochila y salgo de casa. Atravieso el jardín delantero de mi casa para caminar por la acera. Pero de repente me choco con alguien provocando que me caiga al suelo.

—Lo siento, no te he visto —me disculpo mientras me levanto del suelo y me sacudo la suciedad de mis pantalones y manos.

—No pasa nada —me responde la voz de un chico.

Alzo la mirada y entonces lo veo. No puede ser. ¿Es en serio? De todas las personas con las que me podía haber cruzado, tenía que ser él. Me acabo de levantar y ya tengo que ver su cara. El destino es muy cruel conmigo.

—¡A ver si miras por dónde vas la próxima vez Hadley! —digo enfadada en tono alto mientras me doy la vuelta y comienza a caminar en dirección a la Academia.

—¡Eh niñata! —me llama Hadley— ¡No me des la espalda! —grita mientras me persigue.

Ignoro su comentario y su presencia, pero él no se cansa. Sigo mi camino hasta que una mano fuerte me agarra del brazo girándome, haciendo que choque mi cuerpo contra el de él.

—¿Qué quieres Hadley? —pregunto molesta mientras me aparto de él.

—Quiero que me pidas perdón Kentweel —dice el muy creído con una sonrisa traviesa en su rostro.

—¿Perdón por qué? —pregunto incrédula soltando mi brazo de su agarre.

—Por chocarte conmigo —me responde siguiendo con esa pose de superioridad.

—Ni lo sueñes Hadley —mi paciencia se está agotando—. Eres tú quien debería de disculparse conmigo por tirarme al suelo –le doy un pequeño golpe con mi dedo en su pecho.

—No es mi culpa que seas una niña pequeña y que  además seas flacucha —me rebate muerto de la risa.

—¿Cómo me has llamado? —pregunto ahora enfadada y casi fuera de control.

—Niña pequeña —repite dibujándose una sonrisa en su cara.

Aprieto las manos formando un puño y lo miro con cara de asco. ¿Cómo se atreve a llamarme así? Nadie me dice que soy una niña pequeña y mucho menos él. Le encanta decírmelo para fastidiarme porque sabe que salto. Pero no, esta vez no voy a caer en sus juegos.

Lo miro a los ojos, esos ojos azules como el mar y que son preciosos, tanto que hacen que me pierda en ellos. Después observo los labios carnosos que tiene, tan perfectos y los que me gustaría poder besar.

¡Espera un momento! ¿En qué estoy pensando? ¿Acaso me he vuelto loca o qué? Yo, besar a Hadley… ¡Ni hablar!

Pero no soy capaz de detenerme, mientras en mi cabeza hay una batalla, mi cuerpo reacciona solo y me voy acercando poco a poco hasta su boca. Él me mira sorprendido por mis movimientos pero no aparta su cara sino que se queda ahí, mirándome a los ojos y esperando a que junte mis labios con los suyos en un beso.

Nuestros labios están a punto de rozarse. Noto su aliento fresco a menta que me embriaga. Rozo sus labios con los míos, provocándome un cosquilleo por dentro. Pero con una fuerza que no sé de dónde saco, porque las ganas que tengo por besarlo son enormes, me aparto. Avanzo un poco más y mis labios terminan en su oreja.

—Ni se te ocurra volver a decirme que soy una niña pequeña —susurro en su oído, sintiendo como se estremece con mis palabras—. O si no atente a las consecuencias —termino de decir provocando que su cuerpo se tense.




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