NUNCA ESTUVO
Dejo que Clove se marche tras Katniss a pesar de no estar de acuerdo con su decisión. Prefiero que se quede aquí a salvo y me deje a mí todo lo que tenga que ver como matar al resto de tributos. Pero no puedo hacerla cambiar de parecer, cuando algo se le mete entre ceja y ceja, ya no hay nada que hacer. Yo lo único que quiero es volver a casa con ella y sé que puedo hacerlo solo, sé que puedo mantener su humanidad a salvo, sin que tenga que meterse de lleno en este juego, porque al final, a todos les pasa a factura. Quitar una vida a sangre fría… Nadie debería estar obligado a tener que hacerlo.
Veo como se aleja corriendo por el claro y yo me pongo en marcha también. Corro por todo el perímetro en busca del tributo del Distrito 11, cuando de repente alguien me empuja cayendo en la hierba. Me incorporo rápidamente y me encuentro con el chico del Distrito 5. Es un chico bastante corpulento y por lo que vi en los entrenamientos es bueno en el cuerpo a cuerpo, pero no tanto como yo.
Me lanzo contra él y le asesto un golpe tras otro. Me muevo con rapidez esquivando sus golpes pero me trastabillo con una roma, cayendo al suelo. Este contratiempo le da una oportunidad al chico del 5 para colocarse encima de mí y golpearme en la cara. Intento zafarme hasta que me paralizo, dejando que él me siga golpeando. Escuchar esos gritos me paraliza el corazón. Su voz me inunda por completo sin dejarme pensar, porque no importa lo lejos que esté de mí, siempre voy a reconocer su voz.
—¡CATO! ¡CATO! —oigo sus gritos que me llaman y comienzo a ponerme nervioso, a alterarme. Esto no puede estar pasando, no puede.
La furia comienza a crecer en mi interior, lo que hace que empuje al chico que tengo sobre mí, saliendo de su agarre y colocándome rápidamente encima de él. Le propino un puñetazo tras otro, sin darle opción a que se defienda. Finalmente consigo agarrar su cuello y se lo rompo, provocando su muerte. Ni siquiera me detengo a mirarle y salgo corriendo en dirección a la Cornucopia. Antes recojo mis armas del suelo y sigo el sonido de los gritos de Clove.
No dejo de correr en ningún momento y en mi mente se suceden un millón de situaciones y todas son malas. No puedo perderla.
Tras unos minutos llego a la linde del bosque y observo la Cornucopia alzándose imponente. Mi cara empalidece y mis ojos se abren desmesurados. El chico del Distrito 11 tiene a Clove y no deja de golpearla una y otra vez contra el metal.
—¡CATO AYÚDAME! —grita Clove esperando a que aparezca para salvarla de las garras del chico del 11.
Al oír esas palabras, mi cuerpo reacciona y corro todo lo rápido que puedo hasta ella, para salvarla. Pero la suerte no está de nuestra parte cuando un cuchillo pasa rozando mi brazo, provocándome una herida que comienza a sangrar en el acto. Me giro en la dirección de la trayectoria del cuchillo y veo salir al tributo masculino del Distrito 7 que viene hacia mí para atacarme. Voy a su encuentro y con la rabia que tengo contenida, le clavo sin pensarlo mi espada en su corazón, sin darle la oportunidad de reaccionar. Saco la espada de su cuerpo y sigo mi camino.
Vuelvo a correr y veo como Katniss al verme llegar se levanta del suelo y sale huyendo. Aunque su mirada no se aparta de mí, alerta, preparándose para atacar si yo lo hago. Pero por esta vez se va a librar, mi prioridad ahora mismo no es ella, sino Clove.
Estoy a punto de llegar cuando el chico del Distrito 11 coge una piedra del suelo preparado para estamparla contra Clove. Mi corazón se acelera más si es posible porque no voy a llegar a tiempo, no voy a llegar y la habré fallado. Me habré fallado a mí mismo.
Este es el final, un final que nunca ha debido de comenzar, que no debió de existir y que poco a poco nos ha ido destruyendo por dentro. Nuestro interior se ha ido resquebrajándose, dejando un dolor y un sufrimiento que jamás vamos a poder superar si salimos de aquí con vida. Porque es eso, sufrimiento y dolor, lo que hemos recibido y eso precisamente, es lo que estoy sintiendo ahora mismo. Eso siento cuando veo como levanta la mano con la piedra dispuesto a golpear con ella a Clove. A la persona más importante de mi vida.
Me quedo sin aliento, dejo de respirar y por un segundo el mundo se para. Siento los latidos acelerados de mi corazón y como mi mundo se viene abajo completamente. Todo mi cuerpo deja de reaccionar a mis estímulos y las órdenes que envía mi cerebro, quedándome estático contemplando lo que está a punto de ocurrir.
Creo que la suerte nunca estuvo de nuestra parte desde el principio, a pesar de que hemos luchado para poder sobrevivir y salir con vida de este maldito juego.