Capítulo 1 - RECUERDA
La lluvia comienza caer cuando salgo del cementerio y a lo lejos observo como la tormenta se acerca más a mí. El clima que estos días azota el distrito dos corresponde a como me siento desde que he vuelto.
Cuando entro por la Villa de los Vencedores estoy completamente empapada, pero no importa. Ya nada me importa. Llego hasta la que desde hace dos meses es mi casa, abro la puerta y entro empapando el suelo.
- ¿Clove eres tú? – me pregunta mi madre acercándose a la entrada - ¡Clove estás empapada! ¿Dónde estabas? – me pregunta acercándose a mí.
- Estoy bien mamá – le respondo quitándome las botas y dejándolas en la entrada.
Camino descalza por el pasillo y subo las escaleras en dirección a mi habitación. Mi madre me persigue por detrás intentando decirme algo pero no lo hace. Entro en mi habitación e intento cerrar la puerta pero mi madre me lo impide.
- Quiero estar sola mamá – le digo intentando que capte la indirecta y se vaya.
- No Clove – me responde – tenemos que hablar – me coge de la mano para guiarme hasta la cama.
- No quiero hablar – respondo mientras me obliga a sentarme en la cama.
- ¿Dónde has estado todo este tiempo? – me pregunta preocupada.
- No te importa – le respondo borde sin mirarla a la cara.
- Has vuelto a ir ¿verdad? – me pregunta – Has ido a verle –a firma esta vez. Me quedo en silencio sin poder decir nada, no soy capaz. Cojo aire con fuerza e intento contener mis lagrimas – No puedes seguir así cariño – me dice – Tienes que empezar a olvidarlo cielo, han pasado dos meses ya. Es hora de que empieces una nueva vida – me dice acariciando mi mejilla.
- No puedo mamá – respondo mirándola con los ojos llenos de lágrimas – No puedo, ni quiero olvidarlo – mis manos comienzan a temblar.
- Sé que es difícil pero tienes que hacerlo y no lo olvidarás, estará siempre aquí – me dice señalándome – en tu corazón. Pero tienes que ser feliz y seguir con tu vida – me acerca más a ella y me estrecha entre sus brazos.
- No voy a poder mamá – respondo entrecortadamente.
- Poco a poco cariño, el tiempo sanará tus heridas – me dice.
En ese momento es cuando me permito llorar. Lloró desconsoladamente en los brazos de mi madre, mientras ella me abraza transmitiéndome seguridad y calma. Pero no son sus brazos, no son los de él, los de él eran únicos y nadie volverá hacerme sentir así.
Al final, después de llorar, termino por quedarme dormida, pensando en él.
Una mano acaricia mi mejilla haciéndome estremecer. Abro los ojos y me encuentro con una mirada azul intensa. Todo mi cuerpo comienza a acelerarse y a temblar por su presencia. Me incorporo y miro a mí alrededor, encontrándome con que he dormido en la azotea del edificio de entrenamiento.
- Buenos días Clove – me dice Cato con una sonrisa – ¿Cómo has dormido? – me pregunta.
- Bien – respondo – No he entiendo nada – le digo confusa – tú… tú… - intento decir pero no soy capaz de expresarme.
- Estoy aquí – me dice acercándose – contigo – me vuelve a decir mientras acaricia mi mejilla.
- Yo pensé… - sigo titubeando porque se siente tan real – estás aquí conmigo – le digo mientras una lagrima traviesa cruza mi mejilla.
- Siempre – me responde Cato sonriendo.
Cato comienza a acercarse a mí, poco a poco, como la primera vez. Nuestros labios están a punto de rozarse, así que cierro los ojos para disfrutar del momento.
Los segundos pasan pero sus labios no se juntan con los míos, no me está besando. ¿Qué pasa? No entiendo porqué se ha detenido, así que abro los ojos.
Mi corazón se para, otra vez, cuando ante mis ojos veo a Cato atravesado por una lanza. Corro como puedo hasta él mientras lloro desconsoladamente. Otra vez no. Intento parar su hemorragia como puedo e incluso quitar la lanza que atraviesa su pecho pero sus manos me detienen.
- No – me dice tosiendo como puede.
- Cato por favor – le suplico llorando – no por favor, otra vez no – le digo mientras niego con la cabeza sin poder creérmelo.
- ¿Clove? – me llama y yo lo miro – ven por favor – dice en voz baja ya que casi no tiene fuerzas. Me acerco a él y le sujeto con cuidado la cabeza – Se me acaba el tiempo pequeña – me dice con dificultad y yo niego sin poder creerme que se vaya a ir otra vez de mi lado.
- No hables así – le digo – no me digas esas cosas. Necesitas ahorrar fuerzas ¿vale? – le digo acariciando su mejilla – Vas a salir de esta, solo tienes que aguantar. No pienso perderte. No de nuevo – le digo llorando.
- No pequeña – me dice acariciando como puede mi mejilla, borrando las lágrimas y apartándome el pelo de la cara para poder mirarme a los ojos – prométeme una cosa Clove – me mira suplicante.
- ¿Qué? – le pregunto acariciando su mejilla, mirando a sus ojos azules.
- Prométeme que vas a volver a casa, que vas a ganar y que vivirás una vida larga y maravillosa – me dice limpiando mis lágrimas y sonriéndome.
- No puedo Cato, no puedo dejarte de nuevo, mi vida sin ti no tiene sentido, no puedo – le confieso el mundo en el que he vivido todos estos días.
- Por favor Clove – me suplica.
- Te lo prometo – vuelvo a hacerlo, vuelvo a prometérselo aun a sabiendas que no voy a ser capaz de cumplirlo.
- Te quiero pequeña – me dice mientras veo como nuevamente sus ojos se van apagando.
- Yo también te quiero Cato – le respondo inclinándome y depositando un beso sobre sus labios.
Separo mis labios de los de él, me incorporo un poco para mirarle, pero ya se ha ido, se ha vuelto a ir, ha vuelto a dejarme.
- ¡NOOOOOOO! – grito desgarrándome por dentro.