Nota aclaratoria: los acontecimientos que se narran en este capítulo ocurren simultáneamente con los narrados por Clove en el segundo capítulo.
Hoy empieza la gira de la victoria. Aun sigo en el Distrito 2, anoche conseguí llegar a una de las bases ocultas que hay aquí y dónde trabajan los infiltrados del Distrito 13 o que están a favor de la rebelión. Cuando me vieron aparecer allí me cayó la bronca del siglo.
Me levanto de la cama y me aseo un poco, después voy hasta el comedor improvisado y cojo algo para llevarme a la boca, las tripas me rugen. Al terminar tiro los restos de envoltorio a la basura y salgo de la estancia. Comienzo a recorrer los pasillos hasta que oigo unos murmullos. Unos pasos se acercan en mi dirección y cuando doblo la esquina la veo. Sus ojos echan furia, me taladra con la mirada y me enseña los colmillos.
Enobaria se acerca a mí a paso rápido y se para justo en frente.
Pasamos un rato más hablando y ella se marcha para prepararse para el inicio de la gira. Esta noche me devuelven al Distrito 13 pero antes de eso tengo que hacer un par de cosas. No puedo dejarla así. No puedo.
Sin que nadie me vea, ya que es pleno dia consigo llegar al tren en el que Clove va a hacer la gira y busco la manera de entrar. Diviso a un par de agentes de la paz se marchan y echo a correr. Miro a un lado y a otro pero no hay nadie por lo que abro la puerta. Al entrar, voy hasta la habitación de Clove, al menos la que fue cuando fuimos juntos a los juegos hará menos de un año.
Al entrar, el olor característico de ella inunda la estancia y me apoyo en la puerta. Los recuerdos en el tren me agolpan con fuerza. Intento despejarme de esos recuerdos y voy directo al armario para hacer lo que he venido a hacer. Abro la mochila que llevo puesta y saco la camiseta para dejarla dentro del armario, justo arriba, dónde pueda verla nada más abrirlo. Sé que va a reconocer la camiseta, fue la que llevaba la primera noche en el tren y que terminé quitándome por el calor que hacía. Aún recuerdo cómo ese gesto la hizo ruborizarse. Sé que ver y poder tocar la camiseta la hará sentirse bien, que recordará que estoy ahí con ella, pase lo que pase.
De repente el tren se pone en marcha y el corazón se me acelera. Me acabo de quedar encerrado aquí, tengo que esconderme, no me pueden ver. Finalmente me encierro en un vagón donde hay suministros varios y espero el momento adecuado para poder salir.
Espero y espero hasta que llega la noche por lo que me escabullo de mi escondite y voy de nuevo a la habitación de Clove. Entro intentando hacer el menor ruido posible y me acerco hasta su cama. Me siento junto a ella y observo como duerme. Es tan perfecta…
Paso una de mis manos y aparto el pelo de su cara. Aún me acerco un poco más y mis dos manos van a sus mejillas. Me inclino un poco más y rozo sus labios con los míos, dándole un pequeño beso en sus labios.
Salgo de la habitación dándole un último vistazo y veo que el tren ameniza la marcha, por lo que aprovecho para saltar del tren antes de llegar al Distrito 13. El camino de vuelta a la “cárcel” se hace largo porque solo pienso en Clove, en estar con ella lo antes posible.