Nota aclaratoria: los acontecimientos que se narran en este capítulo ocurren simultáneamente con los narrados por Clove en el quinto capítulo.
No puedo más. No puedo está parado aquí, encerrado bajo tierra sin hacer nada. Tengo que salir de aquí. No lo soporto.
Camino por los pasillos y llevo a cabo el mismo plan que la última vez que me escapé. Finalmente consigo subirme a un aerodeslizador que sé que va al Distrito 4 que es dónde Clove va a estar. La gira de la victoria sigue su curso, no para.
Al bajar del aerodeslizador sin que nadie me vea, me integro en la oscuridad y me oculto tras unos arbustos. Según el mapa que visualicé del Distrito 4, el Edificio de Justicia es donde debe estar Clove y no está muy lejos de aquí.
Camino entre las sombras hasta que finalmente llego al edificio. Busco una ventana por la que mirar sin ser visto hasta que diviso una en la parte trasera. Me agacho rápidamente cuando un agente de paz pasa por delante de la ventana. Contengo la respiración hasta que se marcha. Cuando veo que es seguro, vuelvo a asomarme y busco entre la gente a Clove. Pero no la veo, solo atisbo a ver de refilón a Katniss.
Me siento en el césped algo desanimado. Quería verla. ¿Dónde ha podido ir? Estoy seguro al cien por cien de que se ha escapado de la fiesta. Miro el jardín buscándola pero tampoco está. ¿Es posible que haya ido allí? Probablemente, y no pierdo nada por intentarlo, total me va a caer la bronca del siglo igual.
Cruzo el jardín agazapado, teniendo todos mis sentidos alertas y salgo del recinto. Algo más tranquilo camino hasta que llego a la playa. Busco con la mirada y la veo sentada junto a la orilla. Me acerco lentamente hasta ella, sin que me oiga o me vea.
Está preciosa, a pesar de que solo veo su espalda, aunque siempre me ha parecido hermosa. Me quedo unos metros por detrás y me agacho para camuflarme entre la oscuridad de la noche.
Me arrodillo en la arena destrozado y apoyo las manos en la arena. Reprimo un grito de dolor porque no me puede escuchar. ¡Joder! No soporto verla así, ojalá pudiera abrazarla, consolarla y decirla que todo va a ir bien. Me inclino más apoyando mi cabeza contra la arena y lloro en silencio.
Levanto la mirada y me sorprendo al verla caminando hacia el mar. ¿Qué hace? ¿Se va a meter al agua a estas horas de la noche? Poco a poco se adentra en el mar. Me limpio las lágrimas que aun siguen rondando por mi cara y cuando vuelvo a mirar ya no está ahí. Ha desaparecido.
Me levanto rápidamente con el corazón desbocado. Los minutos pasan y no aparece por ningún lado. No ha vuelto a subir a la superficie y me estoy empezando a preocupar de verdad. Ando hacia el mar pero me paro en cuanto el agua moja mis pies.
De repente Clove sale a la superficie. La miro preocupado y entonces lo sé. Algo no va bien, agita los brazos hacia la superficie, intentando mantenerse a flote y respirar. Clove se está ahogando. La desesperación me invade y me lanzo al mar sin pensarlo. Nado lo más deprisa que puedo hasta que al final consigo llegar hasta ella. La agarro por la cintura intentando mantenerla en la superficie. Sus ojos están cerrados.
La atraigo contra mi pecho y comienzo a nadar hacia la orilla. Voy algo más lento por tener que llevarla, pero al cabo de unos minutos piso la arena de la playa. La cojo entre mis brazos pasando una mano por sus piernas y la otra por su cintura. Me adentro más en la arena y la poso ahí con cuidado y comienzo con el boca a boca para conseguir que despierte.
Paso mi mano tras su espalda, quedando su cabeza contra mi pecho. Aparto los mechones de pelo mojado de su cara y acaricio su mejilla. La miro intensamente esperando que abra los ojos.
De repente sus ojos comienzan a abrirse lentamente, la recuesto en el suelo con lentitud y me inclina para mirarla a los ojos. Azules contra marrones. Suspiro aliviado al ver que está viva, que respira.
Intenta mantener los ojos abiertos pero al final no puede. Busco el causante y me encuentro con que se ha dado un golpe en la cabeza. Creo que se ha desmayado pero no estoy seguro.
Siento unos golpes en la arena y levanto la mirada. Una persona se acerca deprisa a nosotros. La cubro con mi cuerpo para defenderla de cualquiera que ose acercarse. Cuando lo tengo frente a mí me doy cuenta de que es Haymitch. Respiro con tranquilidad al saber que es alguien amigo.