Amar o morir #2 - Libertad

Capítulo 26 – LA SUERTE ESTÁ ECHADA

 

LA SUERTE ESTÁ ECHADA

 

CATO

 

Escucho atentamente la entrevista de Clove y al verla salir corriendo la preocupación me inunda. Quiero ir tras ella, es más, camino siguiendo su estela, pero los vigilantes se interponen en mi camino. Vuelvo sobre mis pasos y dejo que me guíen de vuelta al escenario, ya que todos los que hemos terminado las entrevistas las vemos en la parte de arriba, a la vista de todos, como si fuéramos meros decorados.

Los minutos se me hacen eternos y mi cuerpo se queda tenso, en alerta constante, preparado para salir tras ella en cualquier momento. Mi cuerpo se desinfla cuando la veo subir los escalones y se sienta a mi lado. Se gira para mirarme y le pregunto con la mirada si todo va bien. Ella me sonríe levemente para tranquilizarme, pero sé que algo va mal y voy a averiguarlo en cuanto todo esto termine.

Pero mi mirada vuelve a la parte baja, donde se están haciendo las entrevistas, para ver entrar a Peeta. Sé que tiene algo preparado, todos estamos intentando frenarlo con lo que sea, solo queremos que estos juegos no se celebren, y si para ello tenemos que mentir y fingir, lo haremos.

  • Peeta, ¿la boda? ¿El matrimonio que nunca será? – le pregunta Caesar y todo el mundo guarda silencio esperando su respuesta, ya que ellos sí que habían anunciado que se casarían el día de la Cosecha, esperando así incitar un poco a la rebelión.
  • En realidad también nos hemos casado como Cato y Clove en secreto – contesta Peeta en tono serio copiando mi idea.
  • ¿Otra boda secreta? – alucina Caesar al escuchar a mi amigo – Cuéntanos algo más.
  • Queríamos que nuestro amor fuera eterno.
  • Por supuesto.
  • Katniss y yo hemos tenido más suerte que la mayoría, junto con Cato y Clove, de poder pasar más tiempo. Y no me arrepentiría de nada… - la voz se le entrecorta y estoy seguro de que va a soltar una bomba en este preciso momento – De no haber sido por… De…
  • ¿De no haber sido por…? – pregunta Caesar impaciente.
  • De no haber sido por el bebé – responde finalmente.

Entonces todo el público estalla enloquecido, grita que se cancelen los juegos y yo solo pienso que este tío siempre tiene unas ideas increíbles. Voy a comentarlo con Clove cuando veo su cara, su cuerpo. Toda ella está en tensión, con la cara pálida y la mirada perdida. Voy a acercarme a ella para ver si todo va bien cuando Cashmere me da la mano. La miro extrañada pero al ver a mi alrededor me doy cuenta de que todos los tributos se dan la mano, por lo que se la doy a Clove, buscando su mirada, una que no me devuelve. Todos los tributos unidos levantamos las manos y las luces se apagan de repente. El caos se adueña de todo el mundo y siento como me empujan soltando las manos que tenía cogidas, intentando arrastrarme a saber dónde. Pero no lo dudo ni un instante, agudizo la mirada y veo a Clove dos pasos a mi derecha. Me acerco a ella, la cojo de la mano y no la suelto. No quiero que nos separen.

Los Agentes de paz nos arrastran entre los pasillos y nos suben en un elevador, con nosotros entran dos de ellos, quedando atrapados dentro. Clove aprieta más fuerte mi mano y la miro. Está asustada, yo también lo estoy. Acaricio con mi mano su mejilla y le sonrío para tranquilizarla.

Las puertas se abren y nos medio empujan para que salgamos. Justo frente a nosotros se encuentran nuestros mentores y Annia. Clove se acerca a Enobaria y la abraza con fuerza, se dicen algo pero no lo entiendo y me centro en la mano que me tiende Brutus.

  • ¿Estás bien, chico? – me pregunta preocupado cuando la estrecho.
  • Sí.
  • Es hora de las despedidas – interrumpe Annia.
  • ¿Algún último consejo? – pregunto mirándolos.
  • Manteneros con vida – responde Brutus.
  • Y permanecer juntos todo lo que podáis – es ahora Enobaria quien nos habla.
  • De acuerdo – contesta Clove.
  • ¿Quién estará de nuestra parte? – pregunto curioso.
  • Peeta y Katniss – nos dice Enobaria aunque ya lo sabíamos.
  • ¿Alguien más? – sigue interesado.
  • Katniss no quería a nadie más – pongo los ojos en blanco porque es muy terca, no sé cómo Peeta la aguanta – Pero… - me mira directamente – Puede que tengáis más ayuda de la que pensabais.

Asiento al entender sus palabras. No sabremos quiénes son nuestros aliados hasta que lleguemos a la Arena. Seguramente estará en medio el Distrito 13.

  • Vosotros… - la voz de Annia se entrecorta cuando nos coge a los dos de las manos – Siempre vais a ser mis ganadores – las lágrimas surcan su cara.
  • Gracias por todo, Annia – le dice Clove mientras la abraza. Ambas tiran de mí y me uno al abrazo, sintiéndome algo incómodo. No soy de dar muchas muestras de afecta, solo a Clove.

Annia se marcha tras el abrazo y nos quedamos con nuestros mentores.

  • Haremos lo posible por vosotros – habla Brutus.

Le damos un abrazo a cada uno y nos dirigimos a nuestra habitación dados de la mano.

Entramos dentro y me acerco hasta Clove, que se queda con la mirada pensativa mirando por la ventana. Deposito un beso en la curvatura de su cuello y paso mis brazos alrededor de su cintura. Ella apoya su cuerpo en mi espalda y nos quedamos en silencio.

  • Todo irá bien – le digo en voz baja.
  • No quiero hablar del mañana, por favor – dice con voz apagada.

Ella se da la vuelta y comienza a quitarme la chaqueta, después pasa a la camisa y yo dejo que lo haga. Me empuja hasta el baño y dentro abre el grifo y deja que la bañera se llene. Después se gira y me mira de reojo, esperando que me acerque. Entiendo sus intenciones y le ayudo a quitarse su vestido. Cuando está completamente desnuda entra dentro de la bañera con mi ayuda y se sienta. Yo termino de sacarme toda la ropa y me coloco tras su espalda.




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