Amargura

Soledad (Capítulo 4)

Se sentía como un niño abandonado, solo, sin nadien a su alrededor, sin amor, sin su esposa, sin sus hijas. 

Cada cosa que miraba era un mal recuerdo. Tomo una de las muletas para apoyarse y ponerse de pie, dió pasos hacia una mesita de vidrio y tomo un portaretrato de él y Giulia recién casados... 

Lo miraba sin parpadear, de repente tomo una de las muletas y empezó a tirar todo logrando destruir adornos, jarrones, cuadros y todo lo que veía a su alrededor tratando de sacar lo que sentía. 

Gritó fuerte... Cayó al sofá y enterró la mirada al piso. 

Él no podía creer lo que estaba viviendo,  sin poder aguantar más su llanto, Narel lloró desconsolado tratando liberar ese sentimiento de culpa que lo tenia cargado.

– Te fallé Giulia, te falle a tí y a mis hijas. Se quitó el cuello ortopédico y lo lanzo al tiempo que gritó – ¡Maldita sea!, ¡Le falle a mis hijas!. 

Esto apenas era el comienzo de su sufrimiento... 

 

... 

 

Sonash tenía su mirada en el portátil, estaba sentada en el sofá. 

– Una inversión en este hotel no es pérdida papá. 

El señor Lorenzo asintió, le dio un leve golpe a su escritorio y se levantó de su asiento,  se paró frente a la ventana que daba vista a la piscina, desde ahí miraba a la amiga de su hija quien tomaba sol.

– Investiga más sobre ese hotel, no quiero errores, eh tenido muchos desfalcos. 

Tocaron la puerta de la oficina. 

– Siga. Respondió Sonash

– Traje una bebida de fresas para tí, y el café sin azúcar para usted señor Lorenzo. Dijo Carmen

Lorenzo frunció el ceño 

– ¿Señor? ¿De cuando acá me dice señor? 

– ¡Apatir de hoy!. Respondió de mala manera. 

Sonash frunció los labios para evitar reír 

– La señorita Silvana lo espera en la sala. 

– Hágala seguir por favor, quiero saber sobre mi empleado de confianza. 

– Es una lástima lo de eso hombre, que Dios se apiade de él. Apoyó Carmen saliendo de la oficina 

Sonash se puso de pie 

– Te dejo solo para que hables a gusto papá

– Está bien princesa, recuerda lo que te dije 

– No te preocupes, moveré mis contactos y sabremos todo sobre los dueños. 

Salió al ver a una joven vestida elegante, pantalón clásico blanco, blusa de satín color beige y un saco del mismo color del pantalón, cabello rubio recogido, un maquillaje muy suave que resaltaban sus ojoa verdes. 

– Buenos días. Dijo Silvana 

– Buenos días. Respondió Sonash. 

Lorenzo estrecho su mano para saludarla. 

– ¿Cómo estás?. Preguntó. 

– Muy bien. 

– ¿Quieres tomar algo? 

– Estoy bien señor Lorenzo

– Toma asiento Silvana, ¿Que has sabido de Narel?. Dijo sentándose en su silla. 

– Llamé esta mañana, demoró para abrir la llamada pero al final lo hizo, dijo que no lo molestara. 

– Me lo imaginé. Dejesmolo solo, que se recupere y que regrese cuando sienta la necesidad de empezar nuevamente. 

 Verónica sonrió

– Es usted un gran hombre señor Lorenzo

– Que debo firmar? 

– Estos son los papeles, tiene una reunión para las 3 de la tarde. 

– Muy bien. Firmó y se puso de pie, nuevamente se dirigió a la ventana. 

Desde ahí miraba que su hija jugaba con su amiga, corría y gritaba para que no la lanzará a la piscina. 

– ¿Su hija tomará el puesto de Narel señor Lorenzo?. Pregunto Silvana curiosa 

– Por ahora. Quiero conocer que tanto puede desempeñarse para darle el puesto que se merece. Respondió, sonrió al ver que su amiga la alcanzó se le tiró encima, cayeron juntas al agua. 

Verónica asintio, exhaló al escucharlo, ella pensó que no vería más a Narel, que la hija del dueño tomaría el cargo de él para luego cambiarlo de piso o de puesto.

– Tengo que irme, nos vemos en la empresa señor Lorenzo 

– Nos vemos. Respondió. 

Silvana salió y cerró la puerta. El padre de Sonash sonrió al ver que ellas le lanzaron agua a Carmen, está las reprendía, sin esperarse de que ambas chicas al salirse de la piscina la tomarian del brazo y se lanzarian  con ella... 

 

– ¡Miren lo que me hicieron!. Gruñó

– ¡Pero conchale chica!, sonríele a la vida coño. Bufó Roshan 

– Carmen no nos regañes. Dijo Sonash – Anda regalame una sonrisa, haber ríete ríete 

Carmen sonrió 

– Son malas, son unas niñas traviesas. 

– ¡Que bien!. Dijo Roshan – Deberíamos de dar un buen paseo 

– ¡No lo digan! ¡Ni quiero oír!, me voy cambiar de ropa, deberían de salir de ahí y darse un baño, el  chofer las espera. 

– Que floreja trabajar. Gruñó Roshan

– Anda sal, hay que irnos. Dijo Sonash en apoyo a lo que  Carmen había dicho

– Muy bien, ¡Oye!, ¿Porque no le temes a la piscina y al mar si? 

Sonash tomo una toalla y guardo silencio por unos largos minutos. 

– No sé. Dijo para no darle explicación

– Anda tú, yo ya salgo. Dijo su amiga hundiéndose en el agua... 

 

En el baño de su habitación, mientras le caía el agua de la regadera Sonash recordó la noche del 14 de febrero. 

Había salido con un grupo de amigas para celebrar su graduación de secundaria en un restaurante. Una de las chicas habló. 

– Vallamos a celebrar de otra manera, mi hermano trabaja en una discoteca muy conocida y van famosos en ese lugar,  podemos celebrar, de otra manera si así lo quisieran. Dijo de una manera muy extraña. 

Sonash no estaba muy de acuerdo, aún así se dejó convencer de las otras chicas. Habían insistido tanto que terminó por aceptar. 

Llegaron al famoso lugar, y sí, literalmente las personas que llegaban eran conocidas por las redes sociales, personas de dinero. Nunca imagino que esa noche fuera a ser una marca para su vida. 

Pidieron tragos seguido de una botella, era la primera vez que esta chica tomaba por lo cual la joven que había hecho la propuesta era muy diferente a estas niñas. Se traía algo entre manos y eso se notaba en su mirada. 




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