Amargura

Intenta una vez (Capitulo 9)

Narel se sorprendió al escucharla. 

– ¡Qué!, ¿Que fue lo que dijiste niña?, ¡Niña tonta!, ¿Me seguiste?, típico de las chicas con dinero. 

– ¡Ya cállate Narel!, estás borracho. 

– ¿Borracho?, ¿Quien dijo eso? ¿Quien te lo dijo? 

– ¿Es enserio?. Miro al chófer – Ni una palabra de esto a mi padre. Le advirtió

– No se preocupe señorita. 

– ¿Que no le van a decir a tu padre niña? 

– ¡Hay ya basta!. Gritó Sonash. Lo tomo de la cabeza y lo apoyo en su hombro – Cierra los ojos y cállate 

Narel inhaló el olor de su perfume, un aroma dulce penetró en sus fosas nasales. Cerró los ojos y se acomodo dejando a Sonash pérdida en el olor de su perfume.

Era algo extraño para él, estar con tanta cercanía era algo que nunca había hecho, ¿Quien lo diría?. 

¿De que manera había conservado tanto tiempo su matrimonio? ¿Cómo había enamorado a Giulia?.  

Él no estaba enamorado de Giulia, el padre de ella era amigo de su padre y ellos se conocian, que mejor manera de unir las familias con un matrimonio. 

Es triste reconocer que ella era la única que estaba enamorada, por más que hiciera cosas para llamar su atención nunca lo obtuvo. 

Su primera vez fue una horrible experiencia. Narel había tomado tanto en su noche de bodas, ni una sonrisa hubo en esas fotografías. 

Todos fueron despedidos por los novios, Narel no se podía sostener en pie así que Giulia lo ayudó a llegar hasta la habitación.  

Él la miraba y no decía ni una palabra, así que Giulia se quitó su vestido de novia dejando al descubierto el hermoso cuerpo que atravez de la lencería blanca se podía ver. 

Narel supo que debía hacerla suya, dio pasos a ella, la tomo del cuello y la beso fuerte succionando sus labios lastimandola. 

– Narel, por favor, se delicado. Dijo en voz baja.

La corona que Giulia lucia en su cabeza se la quitó con cierta brusquedad jalando un poco su cabello. 

Miro sus senos por unos largos segundos, no quería tocarla, pero era su deber como esposo. 

Quitó los broches del sostén y los senos de la hermosa Giulia quedaron libres. Narel no la tocó, la tomo entre sus brazos y la llevo hasta la cama, le quitó la braga y sin tener algo de delicadeza la penetró haciendo que Giulia gritara tapando su boca con sus manos para que sus padres no escucharan sus gritos de dolor. 

Sus lágrimas corrían una tras otra, Narel la embestía sin control, no teniendo en cuenta ni sabiendo que era la primera vez de su esposa. Ella deseaba que terminara y su deseo se hizo realidad. 

Narel de llegó dentro de ella gimiendo fuerte. Después de eso ni una mirada le dio, se levantó mareado y llegó hasta el baño. 

Cerró la puerta y camino hasta la ducha, abrió la llave y se deslizó en la pared llorando. Sentía un vacío en su pecho, el no quería a esa mujer, Narel sentía una pequeña atracción por una joven que vendía flores en una esquina, pero su padre se negó a que hubiera algo con esa mujer. 

Una mañana pasó por el puesto y la vio besándose con un hombre, eso fue de gran impacto para él. Exactamente el día de su boda se enteró que su padre le había pagado mucho dinero a esa chica para que se alejara de su hijo. Estaba destruido. La felicidad no era para él. 

Los buenos lazos familiares eran algo que para ese entonces daba estatus, de esaanera era más fácil conseguir algo. Mientras su padre tuviera vida se hacía lo que el decía... 

 

.... 

 

Sonash con ayuda de su chófer entró al departamento, lo llevaron hasta el sofá. 

– Te agradezco mucho tu ayuda, espero y tengas algo de discreción, sabes que si papá se entera de esto estoy acabada. 

– No se preocupe señorita, como no ayudar a este pobre hombre. Respondió el chofer – Con su permiso que tenga buena noche. 

– Descansa, y muchas gracias. Cerró la puerta y se giro para ver a Narel, suspiró – ¿En qué te has metido Sonash?, ¡No te enamores no te enamores!. Se reprendía así misma. Al estar frente a él frunció los labios – Demasiado tarde, ya me enamoré. Dijo 

– ¿Qué?, ¿Que fue lo que dijiste?. Dijo dejando a Sonash de muerte lenta 

– ¿Qué?. 

– ¿De quién te enamoraste?. Pregunto abriendo los ojos 

– Te haré algo de café, y efervescente para que te mejores. Dijo dando pasos hacia la cocina 

– No te hagas Sonash, ¡Yo te escuché!, ¿Acaso te enamoraste de ese tipo?. Gruñó 

Ella se acercaba a él con un vaso 

– No entiendo, vamos tomate esto, te sentirás mejor. 

Narel se tomó el vaso de agua 

– ¡Que asco!, ¿Que me diste? 

– Es una pastilla efervescente, te servirá para que se te pase esa borrachera que tienes 

– No estoy borracho, y no me cambies de tema, dime, ¿Te gustó el tipejo ese? 

Sonash lo miro extrañada y negó

El color de sus mejillas fue notable. Narel se puso de pie, se tambaleó un poco y ella se acercó rápidamente para ayudarlo a no caer. 

– Estás borracho Narel. Susurró 

Narel la miró a los ojos. 

– No estoy borracho niña. 

– ¡No soy una niña!. Dijo molesta 

Narel cerró los ojos y apoyo su frente en la de ella. 

– Sonash... Respondeme. ¿De quién te enamoraste?. 

Sonash respiró profundamente y exhaló

– De usted señor Narel. Discúlpeme, pero no sé porque me pasó, creo que fue un error. 

Acarició su cuello y sus mejillas. 

– ¿Porque es un error? 

– Porque es, la primera vez que siento esto y, me da miedo 

– Yo también tengo miedo Sonash, no entiendo que me está pasando

– Por eso tomaste Narel? Porque estás sintiendo lo mismos que yo, la verdad entiendo que no quieras nada, entiendo tu proceso y... 

La interrumpió 

– No hables de eso por favor. Las manos de él temblaban. 

Sonash al darse cuenta de eso agarro sus manos y las apretó

– Intenta una vez  Narel, intenta conmigo y dejame vivir en tus brazos. 

Sus palabras fueron tan fuertes, claras y decididas que Narel sintió que en su pecho se hizo un hueco. 




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