Amargura

Ayúdame a olvidar (Capitulo 10)

Sonash miraba a Roshan mientras su padre hablaba. En sus miradas había risas traviesas y burlonas.

– Yo quiero que está empresa se multiplique, que seamos los únicos, grandes y mejores inversionista del pais, y si nos damos a reconocer a nivel mundial mucho mejor. Estudien, analicen, cada empresa que se aparezca por las puertas de mi empresa. No diré que no a nada, ¿Entienden?.

Narel sintió algo de incomodidad al ver las expresiones de Sonash en su rostro al escuchar las ordenes de su padre.

– Yo creo que debería de tener algo de límite en lo que desea, está bien desear engrandecerse señor Lorenzo, pero recuerde que solo tiene una unica hija, ¿Quién la ayudará a manejar algo tan grande?. Es enorme lo que usted desea empezar. Dijo Narel. 

Roshan le dio un taconazo a su amiga por debajo de la mesa al escucharlo hablar. 

Sonash abrió los ojos al sentir el golpe. 

"Cómo te cuida el cabron". Dijo Roshan disimuladamente. 

Sonash leyó sus labios y sonrió "Boba". Respondió. 

– Yo estoy de acuerdo señor Lorenzo. Dijo Silvana – Mientras usted esté vivo y nos tenga a nosotros todo seguiría igual, pero, ¿Que pasará si algo llega a suceder, si pasa algo con alguno de nosotros? ¿Quien  ayudará a la señorita Sonash a manejar esta enorme empresa? La ambición también puede ser una perdición. Aseguró la joven asistente. 

Uno de los socios también opinó

– También creo que hay que pensar que tan lejos podemos llegar, podemos correr el riesgo de tener una gran perdida. No todo sale como pensamos Lorenzo, tienes que tener eso en cuenta. Advirtió el señor muy amigo del padre de Sonash. 

El señor Lorenzo se puso de pie. Camino hacia la enorme ventana que daba vista a la calle. Ahí estuvo pensando por varios segundos... 

– Ok, entonces haré algunos cambios, pensaré bien en todas las inversiones que he hecho hasta el día de hoy, la reunión está terminada por ahora. Se levantaron de sus asientos – Sonash quédate. 

Ella se volvió a sentar... 

Su padre la veía 

– ¿Estás bien? ¿Te pasa algo papá?. Dijo ella preocupada. 

– Creo que me excedí en muchas inversiones, necesito que vallas al banco lo antes posible

– No te preocupes iré de inmediato, llamaré al encargado. 

Sonash se levantó del asiento y salió de la oficina. 

Narel reconoció el olor del perfume que se acercaba. Al verla pasar se acercó a ella. 

– ¿A donde vas? 

– Iré al banco 

– ¡Otra vez! 

– Solo son un par de palabras Narel, haré algo importante para mí padre, las personas nos observan. Dijo mientras daban pasos rápidos

– No confío en ese tipo. Gruñó

Sonash se detuvo, tomo una bocanada de aire y exhaló. 

– Ok, si crees que puedes acompañarme ven conmigo, y te comportas. Le advirtió lo último

Narel frunció los labios. 

– Siento que ya odio a ese tipo. Dijo mientras daban pasos hacia la puerta principal de la empresa. 

– ¿Porque te cae mal?, si usted lo trata más que yo. Dijo algo pícara 

Narel la tomo de la mano haciendo paralizar a esta hermosa chica. 

Su rostro de sorpresa llamo su atención. 

– ¿Asustada?. Le preguntó mientras sostenía su mano. 

 Sonash miraba a los lados pidiendo que nadien de la empresa los viera de esta manera. 

– Si sabes que si ¿Porque me preguntas?. 

Narel sonrió y soltó de su mano. 

– Te vez hermosa. Respondió

Sonash sonrió y golpeó su hombro. 

– Tonto, yo conduzco, no quiero verte asustado. Dijo dejando a Narel con un sin sabor. 

Si ella supiera lo que el sintió al tener ese volante en sus manos, que el recuerdo del accidente lo tuvo cuando ella estuvo a su lado, no lo dijera, pero Sonash desconoce todo sobre él. Desconoce el cargo de conciencia que carga, el dolor que mantiene por la pérdida de sus hijas y de su esposa, sus pesadillas constantes que por alguna razón no la tuvo durmiendo con ella. Los recuerdos de la manera en la que trataba a Giulia lo perseguía. Era intranquilidad absoluta. 

Pero ella, esa mujer inexperta, llena de vida, con una luz que irradia su ser logro hacer algo en el. 

Narel temía a esas cosas que sentía, trataba de contenerse pero le era inútil, no podia, lo que empezaba a sentir era muy fuerte. 

Miraba a Sonash mientras ella conducia, ella le sonrió y guiño su ojo izquierdo. 

– Tú mirada me inquieta, puede mirar a la ventanilla señor Narel. 

– Como ordene señorita Sonash. Respondió

Ella sonrió al escucharlo. Derrepente freno en seco haciéndolo espantarse 

– ¿Nos cuidamos?. Pregunto

Él frunció el ceño 

– ¿Qué? 

– No recuerdo si nos cuidamos hoy, ¿Te cuidaste tú? 

Narel parpadeó

– No lo recuerdo. 

– Después de esa reunión iremos a una farmacia

– Como digas. Respondió

Aceleró el auto hasta llegar al banco, caminaba a prisa... 

En la entrada ya la esperaba Demir. 

– Señorita Sonash, me sorprendió que volviera tan pronto. Su llamada me dejó impactado.

– No más que a mí señor Demir, disculpe mi formalidad, necesitamos hablar urgente. 

Extendió su mano 

– Acompáñeme a la oficina. 

... 

Demir miraba a Narel

– Es una pena su decisión señorita Sonash

– Lamento este hecho, si tenemos que pagar algo por.. 

– No hay nada que pagar, solo fue una reunión sin firmar ni papeles ni nada argumentado. Interrumpió Narel dejando a Sonash y a Demir boquiabierto

– La verdad, es así señor Narel solo fue una reunión sin nada concretado ni firmado. 

Sonash miro a Narel algo molesta. 

– Mi padre tendrá una reunión con su jefe, ellos terminaran esto, tendrán la última palabra, creo que es todo por ahora. Extendió su mano – Fue un placer haber hablado con usted. 

Demir se levantó del asiento y tomó su mano, Narel sentía que reventaba de la ira. 

– El placer fue mío señorita Sonash, espero volver a verla.  

Narel despegó esas manos que tanto cólera le daba. 




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