El cuerpo de Narel tembló, se detuvo y no tenía palabras para describir lo que sintió en ese momento.
– ¿Que haces aquí?. Le pregunto dejándola confundida.
– Hace tres meses que estoy aquí.
– ¿Porqué?
– Creo que es mejor que hablemos en otro momento y en otro lugar. Saco de su bolso una tarjeta – Ese es mi número, llámame, tenemos que hablar.
Narel estaba confundido
– Está bien, tengo que irme, te llamaré. Saco su móvil y le marco a Roshan – ¿Sabes a donde iba Sonash?. Pregunto al escuchar la voz de la chica.
– Si, al restaurante de su padre.
Corto la llamada y corrió hacia el estacionamiento...
Sonash no medía el peligro que llevaba al conducir, iba a gran velocidad. Sus lágrimas bajaban una tras otras, acompañado de un dolor que nunca antes había experimentado.
Gritó fuerte mientras llevaba el volante, los autos tocaban la bocina y le gritaban "Loca" "Vieja loca" "Toma clases primero".
No prestaba atención a los insultos.
Narel conducía a la misma velocidad pero sintiendo una gran tortura teniendo recuerdos de su accidente, aún así no se detenía seguía adelante teniendo imágenes de la tragedia que vivió.
Saco su móvil del bolsillo de su saco y le marco. Después de varios intentos Sonash abrió la llamada.
– ¡¿Que diablos quieres?!. Grito – ¡Porqué porqué me haces esto!
– Detén el auto y dime dónde estas, tenemos que hablar
– No quiero verte, no quiero escucharte.
El estruendo de un choque hizo que Narel frenara el auto en seco.
– Sonash?, ¡Háblame Sonash! Estoy escuchando tu respiración... Su corazón latía fuerte
Segundos después un joven tomó el celular y miró que había una llamada abierta.
– Hola, ¿Hay alguien hay?. Preguntó...
Narel tenía la cabeza apoyada en el volante, al escuchar la voz se incorporó en el asiento.
– Soy el novio de la chica que va en ese auto.
– Acabó de tener un accidente, ya viene la ambulancia estamos esperando.
– ¿Donde está?, deme la dirección. Dijo lleno de nervios.
El joven en medio de gritos, la revolución de los autos y las personas rodeando el accidente respondió dándole la dirección a Narel.
Condujo tan rápido que no tenía en cuenta los pares y los semáforos...
Bajo del auto corriendo gritando el nombre de ella. Las personas se hicieron a un lado al ver al hombre que se acercaba como loco.
La ambulancia ya la tenía en la camilla lista para subirla.
– ¡Es mi novia!. Grito acercándose a ellos – ¿Sonash? Estoy aquí. Beso su mano – Seguiré la ambulancia iré detrás de tí. ¿Me estás escuchando amor?.
– Está inconsciente señor, disculpe tenemos que llevarla. Dijo un paramédico.
Narel subió al auto y los seguía mientras se reprendía así mismo culpandose del accidente.
– No puede pasarte nada malo Sonash, tú no tú no tú no. Repetía una y otra vez mostrándose desequilibrado por su pasado.
La ambulancia llegó a una clínica, Narel bajo del auto y corrió hasta la camilla, sostuvo su mano y la apretó.
– ¡Accidente de auto!. Grito una paramédica – posible contusión cerebral.
Al escucharla Narel se espantó
– ¿Que es eso, que tiene?.
Una enfermera corrió a recibirlos
– Nosotros nos encargamos. Dijo
– ¡Estoy aquí Sonash! ¡Estoy aquí y no me iré sin tí!. Gritó.
Sonash movió su mano, parecía haber escuchado su voz...
Los minutos pasaban y Narel empezaba a perturbarse, nadien salía a decirle nada, nadien le daba respuestas a sus preguntas. Se agachó apoyando su espalda en la pared con sus manos en la cabeza, parecía un niño pequeño llorando...
– ¿Familiar de Sonash River Russell?
– ¿Soy yo?, ¿Cómo está puedo verla?. Pregunto
– Siga a la habitación, el golpe no fue tan fuerte pero le recomendamos tener reposo, le hicimos una TAC y todo parece estar bien, le mandaremos medicamentos para los dolores de cabeza.
– ¿Pero está bien?.
– Está consciente, la pasamos a la sala de observación, le daremos salida más tarde. Respondió el médico que la atendió.
– Muchas gracias.
– La enfermera lo llevará hasta la sala donde se encuentra la paciente. Y le dará las fórmulas y el pago de la atención.
– Está bien. Gracias.
Entró a la habitación donde estaba Sonash junto a otras personas en diferentes puestos.
Ella al verlo giro su rostro para no verle la cara.
– No me hagas esto por favor, no tienes ni la menor idea de como me siento. Ella no respondió – La mujer con la que me viste es una vieja amiga que hacia muchos años no veia.
– ¿Seguro?
– Así es.
– No te creo Narel, la forma en la que te miraba no era de una vieja amiga, no de cualquiera.
– No te molestes Sonash. Le pidió
Una enfermera los interrumpió
– Señor Narel puede pasar a la caja y esto son las fórmulas, la medicina la debe tomar a las horas como estan prescritas. Indicó
– Regreso en un momento. Beso su frente y dio la espalda
– Es muy guapo tu novio. Dijo una jovencita tomando por sorpresa a Sonash.
Ella sonrió
– Si es muy guapo
– Tiene los ojos como los míos.
Sonash se giro para verla y sí, tenía los ojos azules como los de su novio.
– Pues literal son como los tuyos, ¿Cómo te llamas?
– Zayiova.
– Eres muy hermosa Zayiova.
– Gracias, usted también es muy bonita. Respondió la niña
– ¿Cuantos años tienes?
– Voy a cumplir 14.
– Valla, ya eres toda una señorita, deberías de cuidarte de los niños.
– Así me dice mamá.
– Ya podemos irnos, deberías de llamar a tu padre. Dijo Narel
Sonash asintió, con ayuda del enfermero subió a la silla de ruedas.
– Adiós Zayiova, cuídate. Se despidió Sonash
Narel le sonrió a la niña.
– Yo la llevo. Le dijo al enfermero
Este no dudo en darle la silla ya que con la mirada lo intimidó.