Amargura

Una vez (Capitulo 21)

La emoción de imaginarse en otro etapa de su vida compartiendo con alguien más era para Sonash algo ideal. Un ensueño.

Ocultaba o no quería ver lo real de lo que se estaba volviendo la relación.

Salió de la empresa y su amiga la esperaba afuera del auto, Roshan levantó sus manos al verla.

— ¿¡Lo tienes!?. Pregunto en voz alta

— ¡Siiiiii!. Gritó llena de emoción

Roshan saltaba de la alegría

— ¡Celebremos. Ay que celebrar esto!.

Sonash se sorprendió al escucharla, frunció el ceño y su sonrisa desapareció.

— ¿Celebrar?. Preguntó extrañada

Roshan la miró confundida

— Obvio sí, ¿Porqué lo preguntas? ¿No es obvio acaso?. Trabajo nuevo, independiente, el amor fluyendo, hay que celebrarlo, es tu éxito, tuyo amiga.

Sonash pensó en Narel.

— No sé. Dijo dudosa

— ¿Tienes problemas con Narel?. Preguntó intrigada

Sonash negó de inmediato

— No, para nada, todo está bien, es que, ya sabes, no es lo mismo.

— Te entiendo, pero llevamos días sin vernos, no creo que se moleste si sales conmigo a celebrar, puedes escribirle o llamarle si hay alguna desconfianza.

Sonash frunció el ceño

— Noo, no creo que sea necesario, ¿A donde iremos?

— A un club nuevo donde me llevo kerim. Respondió subiendo al auto — Aparte es de un amigo que ellos conocen, también es amigo de Narel así que estamos seguras. Dijo cerrando la puerta, le lanzó las llaves a su amiga, Sonash las atrapó — Tampoco es que nos vamos a demorar y nos vamos a embriagar como albañil.

Roshan rio divertida

— Dices unas cosas...

Narel después de esa fuerte discusión sintió algo de culpa, sentimiento que nunca había sentido después de tener ciertas indiferencias con Giulia, nunca sintió arrepentimiento de sus tratos, insultos, golpes o cualquier tipo de maltrato al que se le pueda dar a una persona.

Silvana observaba con lujuria su ancha espalda, mordió su labio inferior sin percatarse de que era observada por la secretaria de Narel quien recibía ciertas instrucciones de él.

— ¡Te estoy hablando mujer!, ¿A quién miras?. La reprendió.

Pero ella respondió antes de que él se girara y viera a Silvana, quien no era de su agrado.

— No veo nada, solo captó todo lo que me dice señor Narel.

— Quiero que hagas algo más.

— Dígame.

— Quiero que pidas un arreglo de rosas y lo tengas listo en mi auto a las 4: 00, se discreta que nadien lo vea.

Ella sonrió.

— Pierda cuidado señor Narel, ¿Solo el arreglo o también unos bombones de chocolate?

El frunció el ceño dudoso. Recordó que en algún momento Sonash le agradecía a su amiga por un chocolate relleno.

— Trufa y licor, son sus favoritos. Respondió.

La chica sonrió y asintió.

— Seré discreta. Respondió dando la espalda.

Narel se giró para dirigirse a la oficina de Kerim y al entrar se topó con Silvana.

— Esa seriedad que cargas me hace pensar en ti todo el día. Dijo con picardía cruzando las piernas.

Narel volteo los ojos.

— Al parecer te gusta ser algo maltrada.

Silvana sonrió mordiendo su labio inferior.

— Y si es por ti, ¡Auch!, me gustaría aún más señor Boushet, no sabes cuánto. Sonó algo excitada.

Narel frunció el ceño, camino hacia una mesa donde su amigo Kerim tenía una jarra de agua y un vaso. Sirvió un poco, se llevó un sorbo a la boca y miro a Silvana.

Esta lo mirada con deseo.

— Alguien aquí necesita enfriarse. Terminada sus palabras le lanzó el vaso de agua encima a Silvana.

Esta pegó un gritó ahogado.

Sorprendida se puso de pie despavorida.

— ¿¡Cómo pudiste hacer algo así Narel!?. ¿¡Que carajos te pasa!?. Gruñó molesta

— Solo te baje la calentura, es todo no te enfades.

— Eres un cínico, veo que el amor te está haciendo ser débil.

Narel cambio de inmediato el rostro de burla que tenía. Enarcó su ceja.

Se acercó a ella, lo tomo del brazo y la sacudió.

— Cuida tus palabras Silvana, cuidalas. Advirtió

Esta se soltó de su agarre y lo empujó.

Una sonrisa malévola se dibujó en el rostro de ella.

— Amo tu frialdad, no tienes ni la menor idea del dominio que tienes sobre mí. Salió de la oficina topandose con Kerim — A un lado que estorbas. Gruñó.

Kerim se sorprendió.

— ¡Ah caray!, tengo problemas en mi propia oficina, esto si no me lo esperaba. Dijo mirando a Narel.

— Esta loca.

Kerim sonrió caminando hacia su silla.

— Ya veo, tan loca que al parecer le cayó un poquito de agua.

— Estaba acalorada. Respondió Narel.

Kerim volvió a sonreír

— ¡No me digas!. Dijo en un tono de voz burlón — ¿Y se refrescó?. Preguntó irónico

Narel sonrió

— Sii, creo que sí.

Ambos rieron divertidos.

— ¿Que pasa? ¿Todo bien Narel?

— Saldré temprano, cubreme si llega a suceder algún imprevisto, aunque no creo, dejé todo organizado para los pagos, los retiros pueden hacerce sin ningún problema.

— Entonces no hay problema, ¿Tarde romántica?

— Exacto. Respondió Narel levantándose del asiento

— Ten cuidado con esa maniática. Advirtió Kerim

— No hay problema... Salió de la oficina.

Entró a su oficina y tomo algunas cosas.

— ¿Le has prohibido a mi hija que venga a verme?. Preguntó el señor Lorenzo tomándolo por sorpresa.

Narel frunció el ceño y negó de inmediato.

— Para nada señor Lorenzo, jamás haría algo así.

— Sonash no me llama, si lo hace, es sólo una vez.

Narel quiso darle una explicación pero no podía decir los verdaderos sentimientos de su mujer.

— Las puertas de nuestro hogar están abiertos para usted señor Lorenzo, puede ir cuando quiera.

— Así mismo están las puertas de mi casa, la casa de mi hija, y ella no ha ido a verme.

— Si cree que le eh impedido a su hija a valla a su casa está en un gran error, no le diría algo así.

— Lo digo, porque se escucharon rumores de tus aptitudes con tu difunta esposa. Narel trago en seco — Tampoco es para ofenderte, pero tú mujer es mi única hija.




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