Había cosas que esta chica inexperta no captaba, demostraciones de afecto que no veía, miradas que no entendía.
Amaba ciegamente a Narel que no veía que el hombre del que tanto le hablaron una vez estaba volviendo de forma indirecta.
El amor que él sentía por ella era igual o mucho más, tanto que sus celos empezaban hacer de las suyas en sus pensamientos, imaginaba cosas donde no las había, y para echarle más sal a esa herida había a una hermana dolida y llena de ira dispuesta a dañar lo que fuese que él quisiera armar.
Gisselle por su parte armaba un complot junto a un periodista hambriento por ascender en su empleo, no le importaba su embarazo, ella solo deseaba cumplir con su venganza.
Entre lágrimas arrodillada en la tumba de su hermana, la brisa helada arropó su cuerpo, erizaba su piel, y ella aferrada a esa lápida le decía a su hermana.
— Quizás, solo quizás todo lo que estoy haciendo me dé algo de paz y tranquilidad, creo no lograr superar tu muerte y ver a Narel tratando de olvidar y hacer una familia me hace sentir miserable, esa mujer lo ama de la misma manera en la que tú lo amaste, ¿Si amas porque lastiman?.
— Porqué a lo mejor no amas a la persona con la que estás. Respondió Narel alcanzando a escuchar sus últimas palabras.
Giselle quería enterrar su cara y no verlo pero no tuvo otra más que ponerse de pie y al hacerlo se hizo notable su enorme barriga.
Narel se sorprendió al ver su embarazo y le recordó los embarazos que hizo Giulia de sus hijas.
— No pelearé frente a la tumba de mi hermana y sus hijas, son sagradas, estamos en suelo de descanso
— No sabía que estabas aquí
— ¿La amas más de lo que amaste a mi hermana?
Narel frunció el ceño extrañado
— Es mejor no hablar
— Yo sí quiero hablar Narel, quiero saber el porqué nunca la dejaste libre, esperaste mucho para dejarla si ya no la amabas
— No lo entenderías
Giselle lo acecho
— ¿Acaso esa chica sabe todo de ti?, solo sabe lo que le han contado, pero no sabe lo que en realidad viviste con Giulia
Narel cerro los ojos mortificado
— También me hago esa pregunta a diario
Giselle frunció el ceño, algo incrédula pregunto
— ¿Te haces esa pregunta?
— Si. Dio pasos para inclinarse y colocar cada arreglo en las tumbas — Si a tí que eres su hermana te dolio su partida imagínate cómo me siento yo al pensar que pude haber tomado una decisión y hoy estarían con vida, no hace falta que me lo estés recordando todo el tiempo, sé que soy un asesino, mate a la madre de mis hijas y a mis hijas, no hay nada que me haga olvidar ese día.
— Es lo menos que podrías sentir. Dijo lista para alejarse de él
– ¡Por cierto!. Dijo al darle la espalda — Renuncie al seguro de vida que me había dejado Giulia, así que ya no pierdas el tiempo con tus amigos abogados para impedir que la reciba.
Gisselle lo miraba confundida, el párpado de sus ojos temblaban.
— ¿Así que renunciaste a ese derecho?
— Sí. Respondió el limpiando las pocas hojas secas que habían en la tumba — ¿Acaso era merecedor de algo así?... Tampoco lo creo. Sin embargo, tu lucha por verme destruido no cesará, y no te culpo, también haría lo mismo si algo similar hubiera pasado.
Gisselle se giró para verle, pero verlo arrodillado limpiando y colocando las flores la hizo sentir que no era bueno empezar una discusión en un cementerio así que prefirió guardar silencio e irse sin dar una respuesta....
Sonash entraba a casa con una enorme sonrisa.
— Papito, ¿Cómo estás?
Su padre se levantó del sofá
— Mi niña hermosa, Ya me hacía preguntas extrañas por notar que no venías a casa.
— Lo sé, pero no te preocupes, estoy muy bien.
— Ya me enteré que entraste a trabajar en una de las empresas de mi socio. Yo podría retractarme de mis palabras para que te encargues de una de mis empresas.
Ella tomó sus manos y besó los nudillos de sus dedos.
— Quiero experimentar todo esto, sé que aunque estas molesto soy la dueña de tus bienes, pero quiero explorar la vida, aprender, ganar experiencia, empezar desde abajo.
Los ojos de su padre se iluminaron y dos lágrimas bajaron por sus mejillas.
— Si tú madre te escuchará hablando así, sería la mujer más feliz de este mundo.
— Lo sé papá, quiero obtener cosas por mí, sé que sí necesito algo solo es llamarte. Sonash sonrió — Y no es la idea
— Me preocupaba el hecho de que Narel te maltratara
Ella guardo silencio y trago en seco...
— Hemos tenido algunas discusiones pero son normales.
Lorenzo acarició la cabeza de su hija y besó su frente.
— El día, que Narel te ponga una mano encima, lo acabo hija mía.
Sonash sonrió algo forzada. Sabía que algo empezaba a mostrar Narel y también sabía de lo que su padre haría si algo así ocurriría.
— Lo sé papá.
— Dile que venga esta noche, cenemos juntos ¿Te parece?
— Claro.
— Entonces te veo esta noche mi princesa
Sonash sonrió
— Claro que sí...
Sonash llegaba al edificio y un vigilante hablaba con una niña que al parecer estaba perdida.
— ¿Le pasa algo a la niña?. Preguntó
— Esta pérdida, pero no dice exactamente donde están sus padres. Respondió el vigilante
Sonash se inclinó para acercarse a la pequeña.
— Hola, ¿Estas bien?. La niña asíntio en respuesta — Ok. Exhaló — Esto no sera fácil. Murmuró — ¿Como la ayudaremos?. Se dirigió al vigilante.
Este se acercó a ella y en voz baja le susurró casi cerca a su oído.
— Creo que deberíamos de llamar a la policía.
Sonash y él se miraron, como si ambos estuvieran pensando en lo mismo.
— ¿Creés qué...
El vigilante asíntio en modo de respuesta
— Puede que sea una posibilidad.
Narel quién observaba todo se llenó de ira y empuñó sus manos, dio pasos a ellos...
El hombre quién cumplía con su deber dio la espalda para dar el reporte mientras Sonash sostenía a la niña de su mano.