Amargura

Herida en el corazón ( capitulo 24)

Lorenzo miraba a Narel de manera acusadora.

Se levantó de su asiento y se dirigió hacia la ventana.

— Anoche la estuve llamando y no respondió ni una de mis llamadas.

— Tenía su celular en silencio, no quería hablar con nadie.

— Entiendo, se que no estás acostumbrado a esto, y quiero pedirte una disculpa por ello. Tocaron la puerta de la oficina del señor Lorenzo — Adelante. Dijo

Silvana entro a la oficina

— Debe ver las noticias señor Lorenzo. Dijo mirando a Narel

Ambos se miraron y Silvana se dirigió a tomar el control que estaba en la mesita frente al multi mueble.

"Fue detonante la respuesta de la señorita River Russell frente a la prensa". Dijo un presentador

"A mí me encantó como respondió, veamos las imágenes". Dijo la presentadora.

Narel y Lorenzo miraron la pantalla.

Narel se enfoco en observar como Emir se acercaba a Sonash y como la tocaba para ayudarla a evadir a las personas. Se sorprendió al escuchar lo que dijo, pero la imagen de los dos hombres al lado de su mujer le carcomía los ojos.

— Fue muy inteligente al responder. Dijo Lorenzo — Creo que deberían de pasar unos días en la mansión Narel, la prensa la seguirá y los acechara en ese edificio. ¿Vez algún problema en eso?

— Le diré a Sonash, y claro que sí, no me gusta eso de los periodistas. Estaremos está tarde en su casa. Me retiro.

Lorenzo asintió sonriente.

— Silvana necesito que me acompañes a una reunión muy importante.

Ella sonrió

— Claro que sí. Con su permiso.

Salió de la oficina a pasos aligerados.

Entro a la oficina de Narel y este la fusiló con la mirada.

— ¡¿Que haces aquí?!.

— Baja el arma Narel, solo quiero saber cómo estás.

Él sonrió

— Señor, dame paciencia. Se quejó — Escúchame bien, el hecho de que halla pasado contigo toda la noche no significa nada.

Silvana abrió la boca para tomar aire.

— Este juego tuyo me cansa.

— Yo, yo estoy cansado de de tí, pero tú te quejas y eres la que te regalas, de verdad no te entiendo, creo que estás mal de la cabeza.

Silvana enfureció

— Tan mal estoy, no creo que ser la única, tu mujer sale con otros hombres y la mala soy yo, ridículo patético. Salió de la oficina molesta...

Narel fruncio el ceño, se mantuvo tenso hasta el atardecer.

No llamo a Sonash en todo el día, ella se mantenía pendiente la pantalla de su celular con la esperanza de ver un mensaje o una llamada de su parte, supo que se quedarían en la mansión porque su chófer se lo dijo.

Al atardecer tomo sus cosas y salió de la empresa, en el parqueadero se encontró con Emir, este al verla no dudo en acercarse a ella.

— ¿Cómo estás?, no quise llegar a tu oficina y estresarte con preguntas.

— Estoy bien. Respondió sonriendo — Creo que debo acostumbrarme a estas acusaciones y noticias falsas.

El sonrió

— Más me preocupa tu marido, ¿No han tenido problemas por todo esto?

Ella se tenso y una sonrisa falsa se dibujo en su boca

— Para nada, no te preocupes, te veo mañana, descansa.

El chófer al ver que se acercaba abrió la puerta del auto...

Al llegar a la mansión corrió a los brazos de su padre, necesitaba tanto ese afecto, se desmoronó al sentir la fuerza de ese abrazo, sus lágrimas rodaron por sus mejillas.

— Llora mi niña, llora, ahora estás con tu padre.

Quién más que él para sentirse protegida, el hombre que se desvelo día y noche para forjar la fortuna que hoy en día tiene para que su única hija no pareciera lo que él vivió.

— Si en algo eh fallado perdóname papá

— No mi niña, la vida se trata de eso, a eso le temía, pero ahora debes dejar a un lado los temores, debes enfrentar tu destino, está en tí elegir que es lo que quieres, yo solo te guíare te aconsejaré pero no viviré por tí tus vivencias, es importante que pienses antes de tomar decisiones, ahora eres una presa fácil, pero no seas débil, no lo seas mi niña.

Sonash se aferró a su abrazo y más apretó el cuerpo de su padre.

— Me duele el pecho papi, me duele. Dijo entre lágrimas

Su padre sintió un dolor muy intenso en su corazón, le dolió escuchar esas palabras, ahí supo que su hija estaba sufriendo al lado de su marido.

— Está bien mi pequeña, todo pasará. Narel está en tu habitación, ve con él.

Ella se aparto de su padre, lo miro a los ojos y sonrió.

— Iré a verlo, te amo papá

— Yo también, ve a descansar. Dijo limpiando las lágrimas que estaban en sus mejillas.

Ella sonrió y se dirigió hacia las escaleras...

Al entrar a la habitación se encontró con una mirada fría y acusadora.

— No me llamaste.

— ¿Porque lo haría Sonash?

Ella coloco el bolso en su cama y se quitó su chaqueta.

— Soy tu mujer Narel

Él cerró los frustrado, sonrió negando.

— Mi mujer, mi mujer me está haciendo quedar como un payaso frente a miles de personas

— ¿Entonces le crees a esas personas?. Se abrió los botones de la blusa — Mírame, ¿Está es tu manera de amar?. El cerró los ojos al ver las marcas en su piel y bajo la mirada — Lo mejor sería separarnos, me estás matando en vida.

Narel levantó su mirada al escuchar lo que ella había dicho, negaba moviendo la cabeza.

— No, eres mía, mía, mi mujer. Dio pasos a ella y apoyo su frente en la de ella — No morirás no morirás no morirás no morirás. Repetía una y otra vez

Sonash abrió los ojos, frunció el ceño asombrada por la forma tan desesperante en la que él habló. Colocó su dedo índice en su boca para callarlo.

— Shhhh, no, para para. Acuno su rostro — Está bien, está bien, hablaremos otro día.

— Júrame que no morirás, que no me dejarás.

Ella acarició su rostro

— No, no moriré.

— Yo estoy muerto en vida Sonash, yo morí en ese accidente.

Ella frunció el entrecejo y mordió su labio inferior

— Hablaremos después. Le quitó su abrigo, lo ayudo a desnudarse — Necesitas un baño.




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