Amarieth: El despertar

Capitulo 10

—entonces es cierto lo que dijo él… ella puede ser la respuesta —dijo el hombre de ojos plata mirándonos como si analizara todo.

 

—Elliot, no creo que sea ella —a Leo le causo gracia, pero yo no deje de mirar mi mano, se veía extraña por momentos habían cicatrices y luego desaparecían.

 

Mire a todos lados y encontré un espejo, me mire en este demasiado tiempo, mi cuerpo estaba dejando ver destellos de lo que veía en mis sueños.

 

—¿Ahmed? —pregunto Chloe yendo detrás de mí se quedó mirándome igual que como yo me miraba en el reflejo.

 

—Leo, no puedes evitar que ella despierte. —escuché decir y sentí que esta conversación era demasiado familiar, la casa, la habitación…

 

—ella no puede despertar, no ahora, no así —Leo parecía saber más de lo que yo podía, sabía que muchos de mis recuerdos eran estimulados por palabras o acciones, imágenes expresiones, y lo peor todos venían con las mismas emociones y no se iban de mí. No en un par de días.

 

La mano de la chica se colocó en mi hombro y por un momento sentí mi cabeza cosquillear, y unos ojos rojos aparecieron cuando cerré los ojos.

 

Esa visión la perturbo y dejo escapar un grito.

 

¿ella también lo vio?

 

 

—¡Chloe! —Damián se llegó hasta nosotras solo para tomar a la chica de las mejillas y luego pegarla a su pecho.

 

—¿Qué viste? —le murmuro yo solo los mire a ambos y ella me miro con asombro.

 

—vi… unos ojos rojos… muy rojos—dijo y yo solo la miré con los ojos muy abiertos, entonces si vio lo que yo.

 

—no… no sé qué paso, pero lo siento—dije y esperaba que me creyera, no sé qué había pasado, pero no la dejaba mirar.

 

—Chloe intento mirar en tu mente, pero si vio eso, significa que alguien tiene manipulada tu mente —yo fruncí el ceño y lo primero que pensé fue en Samuel.

 

Lyz había dicho que no me fiara de él y cada vez que él estaba cerca siempre usaba camuflaje y yo tenía que romperlo, no sabía cómo, pero lo hacía.

 

Algo dentro de mi decía que confiara en el pero por la cara de Leo algo me decía que no debía decirle nada.

 

Era mi hermano mayor, pero no creo que sea bueno hablar de ello.

 

Todos nos sentamos en la mesa cuando la tarde cayo y Theo se disculpó trayéndome un trozo de pastel de chocolate.

 

—si no estoy mal, como a todo el mundo debe gustarte el chocolate—mire el plato frente a mí, se veía jugoso y en medio tenia crema de chocolate, se me hizo agua la boca.

 

—eso es mucho para ella, menos antes de cenar—dijo Leo enojado mientras me quitaba el plato de enfrente, hice puchero y ademanes con las manos intentando agarrarlo de nuevo.

 

La risa de Chloe se escuchó a lo lejos.

 

—necesito azúcar, necesito procesar todo esto, aun no me dicen que hago aquí, entraron en crisis apenas supieron que somos hermanos y falta que llegue Samy—explique y casi me subí a la mesa tomando el plato de chocolate y tomando un pedacito con los dedos, él puso los ojos en blanco y me también robo un pedazo con los dedos y con su otra mano se defendía de mis manotazos, le tome del muslo y ese pequeño espacio entre la rodilla y el muslo lo apreté y el chillo, hui con mi plato ante la mirada atónita de los presentes.

 

—ustedes… parecen niños— dijo un incrédulo Theo y Damián se estaba riendo a mas no poder.

 

—ya. Ya encontré el parecido—dijo Elliot, el de ojos grises mientras llevaba una taza a sus labios.

 

Leo siguió quejándose un rato. —eres… eres… oooooh me vengare por esto —le acuso con su dedo y yo solo le saque la lengua y me quede cerca de Chloe.

 

Me sentía cómoda a pesar de que solo conocía a Leo, era extraño, creo que era mi momento más extrovertido hasta ahora.

 

Leo no dejo que yo hablara con Damián sobre absolutamente nada, se mantuvo cerca de mí el resto de la noche, me quede caminando los alrededores de ese castillo con él a mi lado.

 

—que… que es lo que recuerdas—pregunto con las manos en los bolsillos mientras yo jugaba con las mangas de mi suéter.

 

—veamos…mmmm… recuerdo, cosas de cuando era niña con… este cuerpo sueños donde aparecía Sam…y después de los 16... Maddy estuvo intentando que recordara, pero… cada vez que recuerdo a papá—mi voz se cortó y nos detuvimos, estábamos en un mirados del cual se podía ver toda la costa, el mar y sobre todo el aire frio de la playa.




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