Ahmed
—entonces esas son buenas noticias—la gran sonrisa de Damián me confundió un poco y el parece que lo entendió.
—tu hermano no es un sanador y tampoco nos lo dijo— respondió y yo solo asentí intentando buscarlo con la mirada.
—¿Dónde está? —pregunte luego de que viera todo el lugar y no verlo incluso esa mujer pelinegra no estaba.
—Leire y el tenían una misión, volverán pronto —me animo Damián y yo solo suspire.
Regrese con Chloe quien animada traía el libro de nuevo muchos libros en sus brazos.
—tengo algunos sobre medicina y— detuve a la pobre rubia parlanchina intentando detenerla no quería volver a mirar otro libro, no hoy por lo menos.
—no creo que haga falta—la voz de Damián me detuvo colocando su mano sobre mi hombro.
—creo que sí, como ángel sanador y hermana de Leo seguro que asististe a la academia, al menos te ayudara a recordar como liberarte —parecía comprensivo y solo lo mire resignada, era la primera vez que miraba sus ojos grises tan de cerca.
Al parecer todos eran más altos que yo en este sitio, el único consuelo era la mujer rubia frente a mí.
—bien Chloe, vamos a ver que encontraste— dibuje una sonrisa en mis labios y ella me entrego algunos libros, flotando.
Al parecer le gusta usar demasiado la telequinesis.
Nos quedamos esta vez afuera lejos del olor de libros viejos.
El lugar estaba rodeado de enredaderas con flores en las bases, los juegos de sofás eran demasiado cómodos como para quedarse allí más tiempo.
—bueno, que tal el inicio, dijiste que no sabes de donde viene la energía —Chloe se ajustó sus lentes de lectura y examino una vez más las páginas del libro, estábamos una al lado de la otra.
—sí, recuerdo… que me fue difícil aprender a ser sanadora— confesé apenada mirando los símbolos.
—¿lo recuerdas? —pregunto sorprendida.
—fue hace un tiempo atrás, mi …una amiga que me conoce de ese tiempo me lo dijo, la ayude a sanar poco su herida. —no quería recordar a Maddy.
—pudiste sanar una herida en la tierra? —su rostro sorprendido me hizo dudar.
—si… era una herida de un sueño—me sentí un poco tonta al decir.
—¿un sueño? —y allí estaba su rostro lleno de confusión.
—sí, ella dijo que un lobo la mordió—y ahora esa mirada seguía en su rostro.
—¿un lobo? —
—sí, así que cuando vi su dedo, solo tenía la piel como un salpullido el cual estaba muy feo, pero cuando coloqué mis manos y… cerré los ojos… vi su pie, solo que mi mano y comenzó a salir humo y a mí me comenzó a quemar la mano ese humo verde— miré mi mano derecha reviviendo ese momento, mientras en lo único que pensaba era que todo había pasado por mi culpa, que esa herida fue por mi culpa, por no ser prudente y llevarla a un lugar peligroso.
—vaya… pero déjame decirte que… no entiendo cómo pudiste estar tan rápido en el mundo espiritual— así que por eso era esa expresión de incredulidad en su rostro, eso era lo que me hacía dudar de lo que veía cuando cerraba los ojos.
—bajo astral, mundo espiritual, tantos nombres que me marea—masajee mis cien con mis dedos índices, la escuche reír.
—te entiendo, pero, aun así—se sacudió en el asiento parecía que intentaba procesar con lo que podía estar lidiando conmigo.
—ni yo lo sé, solo cerré los ojos y unos segundos después puedo estar allí—la mire ahora intentando que ella comprendiera mi manera de hacerlo.
—eso es peligroso—me volvió a recordar y solo pase mis manos por mi rostro con frustración.
—sí, lo es…—me permití recordar a Liz y todo por lo que pasé.
—por tu amiga lograste recordar ese fragmento? —sabía que su pregunta denotaba en una pregunta oculta, pero tampoco le iba a decir.
—sí, recuerdo que quien me ayudo fue —aun recordaba ese pequeño fragmento de mi vida cuando era más joven, mis palabras murieron en mi boca cuando me interrumpió Samuel.