Ahmed
—dime que escuche mal—su tono de voz es de alguien que está perdiendo la paciencia y lo demuestra pasando sus manos por su rostro.
—debo hacerlo, debo saber si mi madre está bien, al menos ya sé cómo ayudarla—mi rostro suplicante le dijo que esto era en serio.
—no Ahmed… si vas—
—si voy no llamare la atención… no quiero poner en peligro este lugar—le tome de la mano escuchándolo suspirar, cerro la cercanía entre nosotros.
—debes llamarme, ¿de acuerdo? Estaré allí en un segundo—murmuro sobre mis cabellos rodeándome con sus brazos y los míos por instinto bajaron a su cintura, como podía ser tan delgado, pero a la vez tener el abdomen tan firme.
Me quede pensando un momento en que debía hacer que mi cerebro recordara llamarlo si estaba en peligro.
Y yo siempre estaba en peligro.
…
Damián no estaba de acuerdo en dejarme salir así que Theo me llevo preguntándome demasiadas veces si era correcto, logre ocultar mi aura de ángel volviendo a la humana.
Theo estaba asombrado pues conscientemente yo le parecía una humana como Chloe y esos días en la isla le hicieron darse cuenta de lo complejo que es la situación, ningún ser mayor se les cruzo en su camino antes y este era míticamente peor de lo que esperaban.
Llegue a casa con el corazón latiendo a mil por hora y con cuidado analice toda la casa, no había nada más extraño de lo normal, mi madre actuaba como siempre, indiferente.
—veo que vienes a quedarte aquí de nuevo—su tono fue un poco hiriente pero no esperaba menos.
—solo unas noches hasta conseguir un cuarto—murmure un poco cabizbaja, debo soportar este ambiente tenso, solo un poco.
—bien, unos días nada más, allí está todavía tu cama—suspire y solo mire la habitación, estaba llena de polvo, tenía mucho que limpiar.
Parecía que habían pasado años.
—bien. gracias—me quede allí limpiando unas tres horas, sudando como loca por el calor sofocante que no sabía que este lugar podía tener.
Luego de la ducha me quede dormida.
Fue extraño no tener ningún sueño, tal vez estaba muy cansada.
Me desperté con mi madre preguntándome si iba a cenar, así que en silencio fui a cenar al terminar regrese a mi habitación y solo navegue por internet, al parecer no estaba nadie cerca, y las sospechas que mi instinto me decía “no bajes la guardia” y luego de estar sin hacer nada volvi a dormir.
Para mi sorpresa los siguientes días estuvo calmado, solo ayudar a mantener la casa limpia y cocinar, pero al parecer ni en eso era buena.
—no sé cómo puedes dejar quemar el arroz, algo tan fácil—hablo con desdén, pero no podía replicar en nada.
—esto lo compre yo, si se quema es mi dinero el que se pierde, cálmate—entorne los ojos y seguí preparando la comida, se quedó callada y se fue a comer su comida.
—ni la carne sabes hacer—la escuché quejarse desde el cuarto y cuando probé la carne estaba normal, pero ya estaba acostumbrada así que solo termine de comer ese y pase el resto de la tarde mirando redes sociales buscando alguna clase de respuesta, el sueño me gano de nuevo.
Mi cuerpo comenzó a vibrar, sabía lo que vendría, intente levantarme por mi cuenta pero algo pesado me tenía inmóvil en la cama, intente mirar pero mi vista astral no mostraba nada, opte por comenzar a orar o hablar pero sea lo que fuera esto me tomo del cuello, estaba apretando tan fuerte que no podía usar nada.
Si no me dejaba usar mis palabras, tal vez…
Comencé a pensar mentalmente en la oración y apretaba tan fuerte que pensé que moriría, logre quitar de encima y corrí fuera de la habitación.
—¡Mamá! ¡Mamá! —pensé que si esa cosa estaba haciéndome esto también estaría ella en peligro.
Llegue al baño solo para encontrarla allí con un semblante serio.
—tu puedes con esto. No me quiere a mí. Tienes que luchar—esta mujer no era nada parecía a mi madre, aunque tenía su mismo rostro.