Ahmed
—no creo que este bien —escuchaba los murmullos de los chicos y solo me sentía más frustrada, cruce mis piernas con los ojos cerrados intentando meditar, aunque parezca imposible, necesito cerrar esa puerta que al parecer siempre estuvo abierta ligándome a mis otras yo.
Han pasado varios días desde que regresamos de aquel fin del mundo, pero siento que sigo allí, los chicos sellaron al caído en aquella cueva.
Ahora mismo recuerdo como sellarlo de nuevo en su cuadro, antes de que asesine a más personas, lo único malo es que sigo débil como para hacer esa clase de sellos; los gritos de Damián en esa otra línea de tiempo me están perturbando y siento ese mismo dolor por la pérdida de Chloe aunque la pueda ver aquí, bien y a salvo.
Mi otra versión también lo sabe y está en el mismo debate que si yo estuviera allí.
Buscar la manera de salvar a Chloe.
Vuelvo a mover las manos como si tuviera una esfera entre ellas; la energía se mueve entre mis dedos y ahora estoy más consiente de como mis alas estas moviéndose drenando todo a mi entorno, analizándolo, creando una capa ligera de energía esperando que nadie allá arriba observe como estoy tratando de recuperar parte por parte de mi energía ya que mi cuerpo está fallando y quiere explotar como una bomba, tengo que entrelazar cada átomo poco a poco, es como coser a mano y estas manos humanas tiemblan cada minuto por lo que mis puntadas están siendo ligeramente rápidas.
El agotamiento me está llevando al límite pero debo hacerlo, tengo la sensación de unas manos tocar mi cuerpo pero al momento siguiente abro mis ojos para notarla que está en el sofá inconsciente y sangrando por la nariz, reviso mi nariz y allí esta, sangre.
Sonrió aunque Samuel está viéndome con mala cara, todo está yendo muy bien, al menos sigo unida a mi cuerpo, hago un leve movimiento con mis dedos como si empujara algo y unos hilos dorados corren a mi cuerpo y lo siguiente que se es que estoy en una ciudad que jamás he visto, intento caminar entrando a un centro comercial y lo primero que noto es que esto es un laberinto, trato de elegir el indicado pero una leve vista a mi estómago noto que este esta gran, grande como un…
¿embarazo?
Me quedo estática mientras ahora “yo” me muevo, pero oculto con sellos mi barriga, aunque aun así siento el peso del embarazo al igual que la vida que está dentro, esto es muy surrealista, jamás imagine ser madre pero no me permito pensar en quien es el padre, solo sigo a un costado a mi otra yo viendo a través de sus ojos como se defiende de algunas personas que no conozco incluso yo no fui quien eligió entrar, ahora eso lo entiendo, y cuando ella se ve en el reflejo de un cristal es que logro entender que sucede.
Adalet
No sé cómo sentirme al respecto, son demasiados sentimientos juntos, felicidad, preocupación, miedo, y no soy la única que esta así, sus sentimientos llegan a mí de golpe cuando las contracciones aparecen, al llegar la primera ella las oculta incluso de mí, allí la realidad llega aún más fuerte a mi ¿Por qué tiene dolor? no debería doler ¿o sí?
La veo hacerse amiga de alguien, y me pregunto porque no nos buscó a ninguno de nosotros o al padre del bebé, pensar en ello me está frustrando aún más, ella estas sola en una ciudad que ni yo conozco y duele verla así.
Cuando despierto la veo al lado de mi cama, en aquella cabaña ¿Cómo llegue aquí?
A su lado esta una pequeña niña de cabellos castaños como de 8 años y me mira con timidez, sus ojos al toparse con los míos están llenos de desconcierto, se porque, puedo ver en sus ojos quien es…
—¿Cómo? —la abrace aun mareada intentando que mis conciencias recordaran este momento.
—no, no, calma… estoy bien —la mire con el ceño fruncido y ella solo me abrazo y le abrace de vuelta, tomando luego de las mejillas a la pequeña que estoy segura se volverá una adulta demasiado rápido, así como no fue niña tan lento como hubiera querido.
Desperté en mi cuerpo y esta vez estoy de nuevo en el sofá bajo la mirada inquisidora de Samuel, tome asiento y aún estoy asimilando lo ocurrido.
Soy tía, pero ¿cómo?
Ahora si puedo permitirme pensar mejor en quien puede ser el padre y estoy con la cabeza a explotar.
—¿todo bien por allí? —su pregunta me hizo mirarlo directo a los ojos y luego a mis manos, las cuales ya no tenían marcas de las ataduras que el mismo me ayudo a colocar, mi mente estaba analizando demasiado rápido todo y dolía.