AHMED
La única autocritica puedo ser yo y reconozco esa túnica, mi memoria fotográfica es muy buena, además de que ese tono retumbante lo reconozco.
—hola tío. —él me coloco su mano libre sobre mi cabeza mientras estoy pegada como niña pequeña a su cuerpo, ese olor dulce y limpio es demasiado para mi nariz, es la primera vez en más de 2 años que esto no me da nauseas por el dulzor.
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Las cosas se complicaron, mi madre me está exigiendo demasiado y mi hermanastro no está colaborando.
—no puedo… no puedo más… —mi respiración se está volviendo irregular, me encierro en el baño mirándome al espejo, mi rostro está más pálido de lo normal y mis ojos están comenzando a volverse rojos, todo esto se está desbordando.
Cierro los ojos y dejo que todo salga, miro mi reflejo, estoy echa un desastre, su enfermedad se complicó y el covid nos tiene con el trabajo al mínimo por lo que los ingresos nos tienen apretados y la casa por más que la limpie sigue dando asco.
Comienzo a llorar y no lo soporto, no soporto esto, bajo mi rostro mirando el fondo del lavamanos y mi pecho está lleno de tanto dolor, me he guardado demasiadas cosas de nuevo y estoy de nuevo desbordándolo todo en lágrimas calientes que me trancan el pecho y no me dejan respirar.
—no quiero esto, por favor, necesito ayuda —suplico mientras me deslizo por la pared comenzando a llorar a mas no poder intentando guardar mis gritos cubriéndome con una mano, mordiendo un costado de mi palma para que no me escuchen llorar y apagar un poco del dolor que mi pecho no puede soportar.
—los necesito… en serio no puedo sola —miro el techo del baño esperando que alguien pueda escucharme, que alguien, quien sea, venga y me ayude con esto.
Froto mis ojos intentando limpiar mis lágrimas de mis ojos hinchados; mi respiración se corta un par de veces y sé que es la señal para dejar hacerlo, si sigo así puede que mi ataque de asma ataque y pierda la conciencia, lo irónico de esto es que no tengo antecedentes de asma, pero si no es eso, es pánico o ansiedad.
¿así se sienten las madres cuando están solas con una carga que no pueden manejar?
Pues es horrible.
Enjuague mi rostro lo mejor que pude para que mis ojos no se vieran más hinchados y sali de allí, unas horas más tarde un olor a dulce comenzó a extenderse desde la entrada de la casa hasta la sala, al estar tan desconectada de todo de nuevo no podía verlos, pero ese olor, ese dulce olor no puede ocultarse, un nudo volvió a mi garganta y me quede afuera de la casa.
—gracias… gracias por venir —me abrace a mí misma sintiéndome tímida, ellos vinieron.
Una brisa fría cruzo a mi lado y los sentía cerca.
—esto es mucho, en serio no sé qué más hacer… sé que ella no va a morir, pero no quiero verla así, es difícil —mire al cielo intentando no llorar, pero las lágrimas quieren volver a salir.
La brisa vuelve a batir directo a mi cara y ese olor a dulce viene con él; se siente fresco, todo incluso se veía más claro, incluso con la luz del sol, podía ver todo más claro, con más nitidez, sabía que ellos estaban aquí y yo en short cortos.
Esto es vergonzoso
Estuvieron un largo rato hasta que ese olor dejo de estar presente y ellos poco a poco se fueron, ese día al menos dormí tranquila.
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—pensé que vendrías sola. —miro con sospecha a los chicos y yo negué.
—ya Azmed me dijo todo… —sus labios se volvieron una línea recta y lo escuche soltar un suspiro; se giró dejándonos ver lo que era el fin de todo, la cárcel máxima para alguien.
Los chicos se acercaron a nuestro lado y él nos llevó solo unos pasos adelante.
—¿Qué custodian aquí? —la voz baja y con dudas de Damián me hizo mirarlo, sus ojos estaban en ese vórtice donde ya no quedaban estrellas, donde la negrura misma existía, donde algo de angustia venia de allí.
—es la oscuridad misma, si se libera, se tragará todo a su paso—un escalofrió me recorrió desde mi nuca hasta todo mi cuerpo, aquí ni el frio o calor está presente.
—¿y cómo eso es mejor que alimentarla con nuestra energía hasta que llegué el apocalipsis? —me arrepentí al instante por mi tono de voz, mi tío me miraba con calma y sonó su báculo contra el suelo.
—no la alimentamos, alimentamos la barrera que ella intenta destruir—nos dejó ver como una gran barrera estaba lejos de nosotros rodeada por luz dorada y plateada.
—¿ella? —los tres dijimos al mismo tiempo ganándonos un asentimiento por parte de mi tío.
—Leah… la hermana del creador —eso es un balde de agua fría. —de ella vienen los gemelos, por ella uno de ellos siempre tendrá que estar en la luz y otro en la oscuridad —mordí mi labio inferior mirando más allá de la barrera, esta comenzó a vibrar de manera extraña y un par de ojos blancos me miraron directamente dejándome sin aliento.
—Ahmed, ¡no! —la túnica de mi tío cayó sobre mi cara y luego todo se volvió negro, hacia tanto frio, todo estaba tan oscuro.