SAMUEL
—¿te puedes tranquilizar? —su voz está siendo demasiado irritante mientras observo el lugar por donde se fueron Leire y Ahmed; contengo la respiración una vez más contando hasta diez.
—estas siendo paranoico —mi ceja se eleva en dirección a Theodore, desviándome luego a Leonard, admiro su capacidad para mantener la calma cuando su noviecita y su hermana menor están rompiendo la regla de oro del club celestial.
Él me regresa la mirada unos segundos para luego volver su vista a lo que reposa en mis muslos, el libro de recetas de Ahmed.
—ellas estarán bien —dijo con firmeza Elliot bebiendo su tercer vaso de whisky.
No sabemos si el tiempo que les tome será par a el nuestro, pero según el libro si lo es, solo serán 24 horas y el reloj de arena va consumiéndose lentamente.
—¿Samuel? —Las imágenes que Ahmed desbloque son un maremoto dentro de mí, sé que ella solo los empuja igual que yo a algún rincón oculto su mente.
Yo trato.
No lo estoy logrando del todo.
Dejo salir el aire de mis pulmones nuevamente jugando con el ambiente a mi alrededor, Chloe se aleja cuando el frio la invade y Damián la cubre con su chaqueta.
Solo nos quedamos en la cascada hasta que pudimos caminar de regreso a la casa, dignamente camine sosteniendo a un mal herido Theodore, fue el único más afectado por abrir ese portal.
Aun me cuesta entender como Jessiel y Adalet sobrevivieron, es claro que Ahmed ayudo a Adalet ¿Jeremiel hizo lo mismo?
Mujeres… el uso de la hermana mayor y la menor… no estoy entendiendo algo y eso no me gusta.
Tengo los codos apoyados en los descansa brazos del sofá individual y mis piernas cruzadas, encima el libro que es lo único que me hace reír de todo esto.
Mi hermano se esforzó por ella, pero no lo suficiente como para prever este percance, Ahmed copio las cosas más prohibidas e hizo un resumen de sus favoritos.
Esto es este libro, me se la gran mayoría, incluso algunos son míos, modificados por ella; no puedo evitar sentirme orgulloso.
Y eso es lo que me preocupa, hace siete horas que se fueron y ninguno ha querido descansar, yo en lo particular no puedo permitírmelo, sigo siendo acosado por mi propia mente.
Irónico.
Tengo mi radar al máximo esperando sentir lo que sea, necesito saber que estará bien.
—Samuel… —su tono de advertencia me tiene aburrido, así que levanto las manos en rendición y me levanto tomando el libro entre mis manos, no me pasa desapercibido que sus ojos siguen mis movimientos y menos cuando me dirijo a la cocina.
No tardan ni treinta segundos cuando Leonard aparece, se queda mirándome y yo escondo el libro con magia cuando el intenta tomarlo.
—allí no hay nada que te ayude —respondo sin verlo dejando el agua hervir en la estufa, es encantador hacer todo de esta manera, lento, calmado, humano.
—tenía que intentarlo —se quedó allí del otro lado del mostrador. —no creí verte tomar el té… —murmura incrédulo, he estado bebiendo alcohol en cantidades industriales.
—la rutina es tediosa, Leonard —murmure esperando que hirviera el agua, el silencio se hizo presente tan rápido que estoy a punto de lanzar un mal chiste.
—la —
—¿estas—sonreímos como idiotas y le hice una seña para que continuara, no estoy dispuesto a irritarlo ahora.
—¿estas preocupado? —la expresión de su rostro esta blanda, wow, es la primera vez que no soy el blanco de su mal genio.
—mucho —escucho el leve burbujear que indica que está calentándose poco a poco la jarra. —temo que haga una guerra ella sola —lo escucho reír y maldecir, sabe que es cierto, Ahmed es muy imprudente cuando está enojada, es su talón de Aquiles.
—es muy cierto, Leire no se queda atrás —cuando el agua estuvo lista dejé dos tasas sobre la mesa y sumergí en cada una un sobre que yo mismo había preparado del jardín oculto de Theodore, el olor es tranquilizante por sí solo.
Le entrego la otra taza y el solo se queda mirando como el color va cambiando a un verde aguamarina.
—¿ya se dio cuenta que lo robas? —Leonard no es tan tonto como pensé, llevo la taza a mi nariz aspirando el vapor.
—no es importante —dejo la taza esperando que las hierbas se adsorban bien en el agua.
Murmuro otro insulto y solo le di un sorbo cuando mi taza cayo de mis manos sobre la mesa rompiéndose en pedazos, al segundo siguiente ya estoy en la cascada, pude sentir la energía de Leire en el primer segundo, me giré buscándola entre las rocas hasta que las vi.
Mi corazón humano se detuvo cuando Leire abrazaba con fuerza a Ahmed.
No le di tiempo a Leonard de tomarla entre sus brazos, la brisa fría y el agua que caía desde un costado de la cascada ya había mojado mi cabello y parcialmente mi ropa; tomo su pulso y está demasiado débil; vuelvo a usar un portal rápido hasta la habitación de Ahmed dejándola sobre la cama, Theodore es el primero en aparecer y detrás de él, Leire y Leonard.