Amarieth: El despertar

Capitulo 42

AHMED

Desperté con un fuerte dolor de cabeza como si la resaca de algún trago de alcohol la noche anterior se tratara.

Mi nuevo cuerpo se está adaptando a estar en este plano de una mala manera por lo que puedo sentir.

—¿Sam? —gruñí envolviéndome en las sabanas que aun guardan su olor, pero su lado de la cama esta frio, abro mis ojos solo para encontrar la habitación en silencio y la ventana que da al balcón abierta.

Con pesadez me levanto de la cama envuelta en las sabanas y me asomo entre las cortinas encontrando la vista del castillo, el olor a playa y flores me trae recuerdos agradables.

Dejo escapar una sonrisa leve recordando mis viejos momentos aquí, cosas que pude ocultar en un pequeño átomo para mi sola.

Haber tenido toda esa energía de las vidas de legiones enteras de demonios es lo que me causo la migraña, lo dejo salir poco a poco de mi cuerpo, escuchando la brisa del mar a la distancia volverse más fuerte al chocar contra las rocas.

Apretó con fuerzas la sabana a mi cuerpo, mis oídos siguen agudos, pero sé que ellos han puesto alguna barrera para que no pueda escucharlos, es solitario, igual que el castillo en el final del tiempo.

┌──────────── ∘°❉°∘ ────────────┐

—de nuevo! —su voz ya es monótona, golpea de nuevo el báculo contra el suelo y allí estoy de nuevo, moviéndome más rápido que la luz.

Tengo este castigo por “faltar el respeto” mientras estaba en el campo de batalla.

No es como si lo hubiera hecho, bueno, tal vez, pero no desobedecí mis órdenes principales y son detener a toda costa el acceso de Leah fuera de su cárcel.

Mi tío me tiene demasiado tiempo manejando mi ira hasta que el mismo se da cuenta que ya no puedo más.

—eso es todo —grita desde la distancia y mi cuerpo cae rendido al suelo negro, puedo ver mi propio reflejo frente en él y estoy echa un desastre, tengo cortes ligados con sudor corriendo por todo mi cuerpo y ellos sanan despacio hasta que solo queda mi sudor.

—bien, mejor regresare después —solo pude levantar mi pulgar hasta que mi cuerpo recupere su energía.

Mis nuevos dones están sanando mi cuerpo, aun es extraño tener memorias vagas de mi vida como humana mientras mi cuerpo sigue dormido, mi cociente esta reusándose a dejarme ir igual que yo a él.

Solo quería vivir una vida humana normal, sin que intenten asesinarme sin cumplir mi propósito y morir de vejez.

Me levando luego que ya no escucho a mi tío en los alrededores, solo el ensordecedor silencio del fin del tiempo, este lugar es tranquilo, sin música celestial o si quiera un azote de viento, pero tampoco hay frio o al menos ya no lo siento, las estrellas son tan escasas, todas se las traga la oscuridad de esta cárcel de Leah.

De nuevo estoy aquí viendo mi cuerpo que cada vez desconozco más, sigue envejeciendo conforme pasan los años sobre él, es lo único que me hace darme cuenta de que el tiempo sigue avanzando.

Mi tío dijo que era más fácil así, ya que Leah se agotaría y terminaría con él, pero entonces

¿Qué sucedería con mi cuerpo?

¿no regresaría a la tierra?

Estoy tan aferrada a esa idea en mi mente que de nuevo me encuentro entrenando para despejar esa idea de mi mente, hay cosas más importantes.

—sabía que te encontraría aquí —él se quedó de pie a mi lado mientras yo sigo de rodillas con varios libros flotando a mi alrededor, cada cosa que intento pensar en mi mente de cómo sacar a esta mujer de mi cuerpo humano vuelve a mí de nuevo, se burla de mí.

—no me rendiré —respondo con fastidio en tono bajo, casi como un murmullo, él se inclina solo para mirar que estoy escribiendo sobre las hojas de mi libreta.

Me sorprender la cantidad de cosas que aplican en la ciudad celestial, es como si convergieran todos los estilos de todas las líneas de tiempo humano, el más popular es la época favorita del creador, cuando su hijo Jesús bajo a la tierra, muy pocos lo usan o a veces lo aplican para ir con los humanos y presentarse, otros prefieren las armaduras dependiendo de que época sea la favorita de cada “Lord”, la de padre es muy parecida a la victoriana, igual que los vestidos en las “fiestas” entre regentes de todos lados, al menos por ahora no puedo presentarme en ningún lado y padre no puede venir a molestarme aquí, tampoco es que sepa dónde estoy.

—debes dejarnos esto a nosotros —murmuro volviendo a su postura recta a lo que resople y levante mi rostro para verlo, esta sin su túnica o su báculo, tiene unos simples pantalones de tela negra y una camisa blanca arremangada hasta los codos dejando a la vista varias marcas rojizas y doradas en sus brazos como tatuajes y quemaduras de alguna guerra.

Es demasiado guapo, su expresión seria me recuerda a mi padre, incluso las hondas de su cabello espeso lo delatan.

—con todo respeto, tío, si es por todos ustedes, lazarían mi cuerpo a la cárcel sin —me quede pensando un momento y regrese la mirada al cuerpo, me levante rápido y tome sus manos mi tío grito algo, pero cuando vio que no sucedía nada se quedó callado mientras yo veía detenidamente que en ellas quedaba solo un destello de los sellos de reprensión de mis dones, entre murmullos aplique de nuevo los sellos renovándolos y estos milagrosamente aceptaron quedarse en la piel como tatuajes brillantes dorados.




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