AHMED
Al regresar con al menos una victoria sobre esto, me sentí un poco más ligera, aunque a mis espaldas una energía pesada me mantuvo alerta. Apenas mire por el rabillo del ojo y allí esta Samuel con sus ojos clavados en mí.
—Vaya. Al menos tenemos un respaldo —suspiro con pesadez Elliot pasando a mi lado viendo hacia todos lados buscando a Damián y al resto, pero estamos solos a las afueras de la isla.
—sí, bueno, quien hubiera creído que Ahmed fue una deidad mortal. —todos se lo tomaron con humor, excepto Sam y sabía bien por qué.
—eso fue infringir las leyes —todos se quedaron en silencio, prestándole atención a Sam.
—¿de qué hablas? —
—según la historia humana… Ahmed era una niña cuando eso debió pasar, pero, sabemos que fue tu versión adulta quien fue allí. Así que… infringieron una de las leyes espacio temporales, ahora me pregunto ¿Por qué alguien rompería una regla celestial tan importante?
—las leyes sobre interferir en el pasado o presente no son cuestionables a la ley, son aplicables para alguien de alto rango y conocimiento. —Elliot respondió con tanta monotonía, basándose en su conocimiento sobre las leyes básicas que a todo ángel tienen que enseñarle.
Solo existe un pequeño tecnicismo.
—¿no estarás sintiéndote mal porque ella no te lo dijo? —él se mantuvo en silencio y a mi mente vio el viejo recuerdo de...
—jamás te lo dije porque no podía. Tu tampoco querías saber de mí en ese momento. —se defendió y solo abrí la boca y la volví a cerrar, él tenía razón. —aceptaste trabajar con ellos ¿eso quién te vuelve? —lo mire con sorpresa, sabía que aún tenía algo de rencor guardado, pero está aquí, sigue aquí.
—oookey, los dejare solos, traten de no matarse —Elliot se alejó cuando figuras en la lejanía se acercaban, el primero grupo está de regreso. Me quede un momento en silencio dejando que la brisa moviera mi cabello.
—me educaste para ser fuerte ¿ahora me recriminas eso? —me cruce de brazos comenzando a irritarme. Se acercó peligrosamente con esa aura oscura envolviéndolo.
Como la mayoría de nuestras peleas, lo resolví tomándolo por el cuello y besándolo directamente en los labios, el cedió de inmediato y lo siguiente que sentí fue la cama detrás de nosotros; sus manos comenzaron a explorar mi piel, pero su manera de hacerlo me hizo detenerme, solo para mirar sus ojos y como si fuera costumbre, la ligera sensación de tener un hechizo me detuvo en su mirada.
En sus ojos un reflejo dorado se dejó ver por unos segundos y solo eso me basto para empujarlo con todo el poder que pude acumular, al mismo instante la puerta se abrió encontrándonos con la escena de un hombre igual a Samuel pegado en la pared como un animal y a mí en medio de la cama con las manos extendidas.
Mis ojos apenas miraron hacia la puerta viendo a Sam con sus ojos llenos de sorpresa.
—¡wow! ¿Quién-
—ay vamos… estaba siendo divertido ser tu —se burló el doble de Sam que cambio su tono de voz, un tono de voz que me hizo helar la sangre.
Los recuerdos llegaron todos de golpe y con mis manos hice un arco y una flecha de luz dorada tan rápido que el cuerpo del impostor cayó al suelo y levanto las manos.
—pregunta… ¿Cómo- —el apenas intento mover los dedos y yo solté una flecha atravesando el suelo justo en su entrepierna.
—jamás puedes tomar el puesto de un impostor —todos llegaron rápidamente a la puerta mirando la escena.
—¿Quién eres y como entraste? —Damián demando con su espada en mano.
—ustedes me buscaban, no me culpen —miro con una sonrisa sádica de medio lado hacia los muchachos mientras yo me acerque sin dejar de apuntarle.
—¿Qué? —Chloe se cubrió con su suéter al ver como el hombre la seguía mirando, esta vez sus ojos siguieron siendo dorados, pero no igual que los de mi tío, estos eran casi amarillos brillantes.
—son lindas, podría quedarme aquí —Damián dejo a Chloe detrás de él y Samuel se acercó colocando una lanza directamente en su cuello.
—¿el olimpo te quedo pequeño? —pregunte con ironía y el apenas se encogió de hombros.
—que te puedo decir, un ángel nunca defrauda. —hice una mueca de asco queriendo soltar la siguiente flecha.
—Por qué no muestras tu verdadera cara —demando Damián tan tenso que mi habitación de la nada se volvió una prisión.
—¿olimpo? Espera… —Sam corto la mejilla del impostor con precisión al ver que seguía sosteniendo su fachada, pero al hacer el corte el cabello incluso la contextura de su cuerpo cambio, menos la ropa.
Todos lo miraban con sorpresa excepto yo, había visto ese rostro un par de veces en el pasado. Lo suficiente para saber que no hay que dudar con el.
—¿fueron al olimpo? —cuestione pues era algo que había dejado por ultimo en su lista y al parecer no hicieron caso. Ahora teníamos un problema.
—estuvimos cerca, ni pudimos ingresar —respondió Damián con dientes apretados, ninguno parecía conocer al impostor.
—pues les presento al dios del olimpo y gran imitador, Zeus —escuche un gruñido por parte de Samuel quien quito su lanza del cuello del hombre haciéndolo ponerse de pie. Y tuve que desmaterializar mi arco y flecha.