AHMED
El silencio en la habitación me hace sentir sorda por completo, solo el escuchar como emerge una risa desde el fondo de su garganta me eriza la piel por completo, no puedo apartar la mirada ni mostrar alguna otra emoción que no será determinación.
—¿oh? ¿en serio te comportaras así? —mi cuerpo está demasiado tenso y el parece tan relajado que solo me enferma más.
—lo siento padre —susurre con serena, intentando controlar el impulso de correr, un ser calmado es mucho más volátil de lo que parece.
—siempre tan formal —se levantó de la silla y camino con lentitud hacia mí.
Cuando Samuel sonríe con malicia la sensación que da es mucho más calmada que esta; ver a mi padre sonriendo es un indicio de buena señal.
—es un asunto oficial —intente sonar lo más comprensiva que se pudo, pero el parecía que tenía todo planeado.
—¿oficial? —tu pregunta es tan burlona que me hace preguntarme si tenía que haber traído a sus propios superiores.
Sé que a él le valdría menos cualquier cosa. Venir aquí fue una mala idea.
—a ver hija —coloco su mano sobre mi hombro, su mano casi cubriendo mi hombro.
El recuerdo de esa misma mano queriendo asesinarme solo para “darme una lección” vino tan rápido que las alertas en mi mente se activaron demasiado rápido.
—¿Qué sucede? Estas muy… tensa —sus manos ahora en mis dos hombros apretando con firmeza me mantenían en mi sitio completamente inmóvil.
—eso debe ser por la barrera que se está debilitando, padre —dije intentando controlar mi insolencia en mi voz.
—¿barrera? —su pregunta parece de genuina ignorancia.
—¿no lo sabes? —intente parecer sorprendida, mirándolo con la misma inocencia que solía imitar de mi Adalet. —la barrera que él está al final del tiempo conteniendo a la hermana de Dios —el soltó mis hombros rodeándome como un depredador alrededor de su presa.
—oh… esa barrera… ¿Cómo está debilitada? —intente controlar mi mal genio, no voy a caer en sus provocaciones. Él sabe exactamente de que hablo.
—fui testigo de lo que Leah quiere y no puedo quedarme de brazos cruzados, padre, siempre dijiste que teníamos que abrirnos paso entre los demás, que somos mejores que todos —levante la cabeza mirándome con una sonrisa de medio lado mientras apoya su trasero en la mesa de su escritorio.
—sí, dije eso y… ¿Qué planeas? ¿Cuál es tu brillante plan? —se cruzó de brazos como todo padre cuando espera de cualquier hijo un plan brillante y no lo que tenía para decir, sé que desestimara mi idea apenas abra la boca, pero no tengo opción.
—cometieron un error, al solo tener energías del cielo a la disposición de la barrera —el elevo una ceja rubia con incredulidad, ya sabe a dónde quiero llegar. —necesitamos la ayuda de los demás reinos para fortalecer la barrera y-
—no funcionara —mi coraza de dureza se volvió una de incredulidad en segundos.
Su voz tan relajada me hizo querer botar chispas.
—¿Por qué lo dices? —lo vi encogerse de hombros y una idea vino a mi mente, haciéndome alejar.
—tienes que entender Ahmed, las cosas son un caos, donde quiera que vayas, no puedes arreglar las cosas, aunque tengas fe —lo vi mirarme de pies a cabeza y soltar una risa burlona. —lo hubiera esperado de tu hermana, no de ti. Me sorprendes —se burló en mi cara y solo pude apretar los puños conteniendo mi ira, no estaba de parte de Zeus, pero él está olvidando algo aún más importante.
—pa-padre… solo necesito que prometas dejar de molestar a Zeus, por lo menos hasta que-
—¿molestar a Zeus? ¿ahora hablas por él? —vi sus cejas bajarse y casi unirse en su rostro.
—no es…
—¿acaso vas a cambiar a los tuyos por esos inútiles? —elevo tu tono de voz y pude ver como estaba preparándose para luchar, claramente él tiene la ventaja aquí.
—los reinos pueden ayudarnos —intente parecer razonable, pero mi voz flaquea.
—¿Cómo los vas a convencer? ¿paz? ¿renegociar los reinos? —sus preguntas son claramente un ataque mientras su sola presencia comenzaba a debilitarme, estaba usando su poder superior contra mí y la opresión me hizo toser sangre. Mi cuerpo tal vez está peor. A este paso acabare matándolo.
—¿Qué? ¡no! —respondí con un grito alejándome de él con pasos apresurados.
—¿entonces? —se acercó más a mí y solo pude dar pasos hacia atrás. —no tienes nada que ellos quieran, así funciona la creación, Ahmed, solo tienes que estar de un lado y espero sea del lado de tu familia. —su voz se volvió peligrosa mientras me tenía atrapada contra la pared.
—estoy con mi familia —su sonrisa se ensancho al instante. —no contigo —esa respuesta lo hizo poner el rostro tan serio que al instante quiso atacarme, pero contraataque enviándolo lejos.
—eres… una niña muy desagradecida. —gruño en ira haciendo temblar toda la habitación mientras se levantaba como si solo hubiera tropezado, pero sé que la energía que use lo debilito lo suficiente como para verlo pensarse su próximo ataque.