—¿Qué le diste? —la furia contenida en el tono de voz del pelinegro se volvía cada vez más fuerte haciendo retroceder a varios de los ángeles presentes.
—calmate Samuel, Remiel no quería hacerle daño ¿verdad? —el tío del pequeño ángel coloco su mano sobre el hombro de Samuel y con la mano que sostenía al niño de sus ropas lo hizo soltarlo usando demasiada energía.
La piel del pelinegro se volvía cada vez más pálida, casi grisácea, su mirada rojiza aterrorizo al pequeño chico que fue protegido por instinto por Chloe.
—no, claro que no, solo… solo quería que la tía viera —la expresión preocupada del pequeño Remiel ablando los corazones de la mayoría, pero la preocupación seguía palpable en el aire intoxicado por la furia de Samuel.
—¡¿Qué viera que?! —el ángel negro perdió en control y cuando levanto la mano para golpear al chico otra mano lo detuvo, Leonard esta vez lo empujo lejos, dándole una mirada de advertencia.
—es mi sobrino, no dejare que lo toques. —sentencio y el hombre solo le quedo mirando a ambos antes de hablar.
—Tu hermana esta inconsciente en su cama ¿Qué esperas que haga? —el pasillo del castillo se quedó en completo silencio.
—ella está bien —dijo el ángel de ojos verdes, Theodoro, saliendo de la habitación.
El joven ángel mestizo miro con preocupación a todos sus mayores.
—yo… yo puedo llamar a mi abuela, ella-
—Leeziel no va a salvarte de cometer un error —el chico abrió sus ojos con terror al ver la mirada amenazante del hombre.
—no hables por mí, querido —todos se sobresaltaron al escuchar una voz femenina desde dentro de la habitación, todos entraron apresurados viendo a una mujer de largos cabellos cafés que brillaban a pesar de no tener algún tipo de reflector, los que no la conocían la miraron con asombro.
La belleza de la mujer no podía compararse con los otros ángeles dentro de la habitación, sus rasgos delicados la hacían ver incluso más joven de lo que podría alguien imaginarse.
—Madre… —susurro Leonard al ver a la mujer al lado de la cama donde se encontraba Ahmed.
—Leezi —el chico corrió sin aviso hacia la mujer y esta lo recibió en un abrazo.
Para Chloe, mirar la escena de aquellos dos le recordó la manera en la que Ahmed había abrazado al chico cuando lo reconoció, su comportamiento había sido igual, sino que similar; el cariño y la protección con la que miraba al pequeño la desconcertó.
Su pensamiento más profundo de “¿todos los ángeles son así con sus hijos?” fue escuchado por la mujer a unos metros de ella, la mirada de ella solo fue una de total cariño, como cualquier ángel que ella hubiera idealizado antes de conocer a Damián o esta parte oculta del mundo material.
—¿Qué le diste a Ahmed? —la voz de Samuel sobrecargo el silencio de la habitación.
—solo una capsula que su cuerpo puede asimilar —la mirada desconcertada de todos fue a parar al cuerpo inconsciente de la mujer.
—¿ella estará bien? —pregunto preocupado Damián acercándose al borde de la cama.
La recién llegada, Leeziel solo sonrió y asintió mirando a su hija en la cama.
—Ahmed es fuerte, ella encontrara el camino hacia este presente —la mirada preocupada del ángel no les dio la suficiente esperanza para el estado durmiente de Ahmed sobre la cama.
—¿este presente? —cuestiono Leonard sintiendo como su brazo era tomado por un par de brazos, Leire lo había tomado en un vago intento de
—el mundo no es lineal y ella no es de esta época, creo que todos se habrán dado cuenta —todos los presentes bajaron la mirada mientras guardaron completo silencio.
Nadie se atrevía a mencionarlo, menos cuando ella podría traer una solución para su presente.
—ella es parte de este grupo, le prometí a su hermana Jessiel que cuidaría de ella —la rotundidad de las palabras de Damián conmovió a Leeziel quien solo asintió soltando un suspiro.
—solo deberán esperar a que despierte —sentencio la mujer y así como apareció, desapareció y esta vez el pequeño Remiel se había ido con ella.
—¿eso es todo? —dijo con un parpadeo Leire al lado de Leonard.
—madre nunca se equivocaría y Ahmed es una de sus favoritas —Chloe y Louise compartieron una mirada.
—¿incluso ellos tienen sus favoritos? —dijo en voz alta por fin la rubia.
—bueno, políticamente hablando tambien es la favorita de papá —dijo con un tono desaire rascando su nuca con frustración. La culpabilidad filtrándose en sus facciones, si solo sus hermanos hubieran previsto que ella no daría todavía su voto para la sucesión del heredero de Rahael, su hermana viviría tranquila, pero ni con ello se sentía en paz.
—¿podrías dejar de mirar a todos así? —Elliot por fin hablo haciendo que todas las miradas fueran hacia Samuel quien tenía aun una expresión de frustración en su rostro.