Capitulo 3

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—basta. las dos. —grito una mujer en la lejanía, pero no estaba dispuesta a ceder.

La sangre recorría todo mi rostro, cubierta de sudor.

—no lo harán y lo sabes —murmuro Haniel viendo la expresión de frustración de Jessiel.

Ambas gemelas habían apagado ese vínculo de gemelas que les permitía mantenerse en sintonía como una sola.

Ambas comenzaron la luchar sin darle oportunidad a la otra de rendirse, la hermana menor, Adalet comenzó a flaquear cuando vio el rostro sombrío de su gemela, Ahmed, volviéndose cada vez más oscuro.

—me rindo —grito después de que su gemela la lanzara lejos, pero en los ojos claros casi dorados de su hermana no había ni una pisca de humanidad. —Je-Jessiel. —su grito de ayuda y advertencia hizo que la hermana mayor entrara intentando detenerla, pero Ahmed no se detuvo, simplemente siguió intentando atacarla apuntando con su espalda, a su hermana mayor y a Haniel.

Ambas comenzaron a gritar esperando que esta reaccionara y con una brecha de milisegundos Adalet entro en medio de Jessiel y Haniel quienes intentaron retener a Ahmed y volvió a encender esa chispa en su hermana.

El tacto directo en su pecho envió electricidad por cada célula de su cuerpo hasta que poco a poco comenzó a oscurecer sus ojos hasta volverse avellana.

—¿Qué… qué paso? —su pregunta llena de inocencia hizo que ambas mujeres que la retenían se miraran con preocupación.

—¿no recuerdas? Casi intentas matarnos —grito Jessiel mientras señalaba las claras heridas que le había dejado su hermana menor.

—no, perdón. —tiro su espada yendo hacia su hermana menor con preocupación, podía sentir el miedo en su gemela, se agacho y la abrazo con fuerza. —lo siento, lo siento mucho ¿estás bien? —pregunto examinando a su hermana, encendiendo su don de sanación en segundos mientras la recorría con las manos todas las extremidades de su gemela sabiendo exactamente qué le dolía.

—ya, ya estoy mejor. —susurro Adalet dejándose caer en el suelo agotada, a pesar de que su gemela ya había sanado hasta su cansancio.

—¿no les dije que dejaran de hacer eso? —las regaño a ambas golpeando a Ahmed en la cabeza y esta solo se sobo sin ser capaz de levantar la cabeza para responderle a su hermana mayor.

—¿entonces cómo podríamos avanzar? —Se quejó bajito Ahmed haciendo que los ojos azules de su hermana mayor brillaran peligrosamente.

—¡pues pelea con alguien más! —grito exasperada su hermana mayor y ambas gemelas solo se miraron entre sí.

Sabían de ante mano que nadie lo suficientemente valiente se atrevería a enfrentarse a Ahmed. Nadie en sus cinco sentidos se atrevería a enfrentar a la gemela malvada de Adalet.

Ambas hermanas, ahora más mayores solo podían ser diferenciadas por el carácter, una complaciente y la otra desafiante, donde alguien intentara hacer algo contra la otra, Ahmed reaccionaria de la peor manera con tal de defender a su hermana, así fuera intentando copiar las actitudes de su hermana para darle algo de carácter a esta y que nadie se atreviera a meterse con ella.

A través de su vínculo visual Ahmed solía usarlo para vigilar donde estuviera su hermana e incluso con quien estaba esta. Adalet a veces ni siquiera lo notaba y prefirió comenzar a no dejarse opacar por la otra.

—vuelven a hacer esto —las señalo a ambas —me llego a enterar y estarán en problemas —Adalet asintió bastante rápido ante el regaño de su hermana mayor mientras Ahmed solo respondió en un susurro con los brazos cruzados, lo que hizo ganarse otro golpe por parte de Jessiel.

—deberías dejar de ser tan dura, pobrecitas —ambas gemelas levantaron la cabeza encontrando al hermano mayor, Jeremiel parado con las vestiduras de combate puestas.

—¡hermano! —las gemelas corrieron a abrazarlo y este solo rodeo con cada brazo a cada una haciendo que Jessiel solo le mirara mal. Este sonrió y no pudo evitar mirar a la otra figura femenina distanciada.

—¿y ella? —pregunto mirando a la mujer de cabellos negros que bajo la mirada completamente incomoda.

—no es nadie —respondió secamente Jessiel sin siquiera mirar a Haniel.

—oye. —la regaño Ahmed, pero solo volvió a recibir la misma mirada azul brillante.

Para algunos de los hermanos más mayores de Ahmed, la presencia de Haniel era conocida, pero jamás la habían visto en persona, aunque sabían sus antecedentes.

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