Amarieth: Memorias

Capitulo 6

⊱ ──────────── {⋆⌘⋆} ──────────── ⊰

—¿Seguirás apuntándome, señorita? —mantenía su katana bloqueando la mía mientras mi mano seguía firme.

—¿Cómo no sé qué no eres un enemigo? —pregunte con dudas manteniendo mis dos ojos viendo directamente esos ojos marrones que se volvían un tono rojizo profundo.

—¿luzco como uno? —Ahmed hizo una mueca de lado con los labios.

—mucho. —respondí con honestidad, no podíamos delatar nuestra presencia aquí, pero este hombre se acercó con demasiada familiaridad a un extranjero; para ser un japonés, es muy confiado.

—¡hermana! Baja eso —grito Adalet a la distancia corriendo hasta su hermana captando la atención del hombre el cual había quitado su expresión de incredulidad.

—así que… son dos —parecía aliviado mientras guardaba su Katana.

—¿ya lo conocías? —lo señalé con el dedo pulgar y la vi sonrojarse agarrando mi brazo mientras guardaba mi espada.

—sí, dijiste que mantuviéramos un perfil bajo —susurro ella en mi oreja, pero aun así no hizo que mi mirada siguiera sobre la del hombre.

—no me refería a esto exactamente. —le susurre de vuelta mirando como el hombre se había alejado, tal vez dándonos nuestro espacio.

Por si a las dudas mantuve mi mano sobre mi espada. Desenvainarla podría ser mucho mas rápido.

—porque no hablamos de esto en otro lugar ¿les parece? —su propuesta no nos vendría mal, nos habían estado siguiendo y si queríamos cazarlos rápido tendríamos que ser pacientes.

—así que… Takiro —murmure sin atreverme a comer o tomar algo de lo que había servido, es claro que la casa de este hombre es más grande que la de cualquiera de esta tierra.

¿a quién conoció Adalet?

—sí, así es y tú eres… —frunció sus cejas blancas intentando usar sus trucos, pero parece no ver nada y eso me hace sonreír levemente; no hubiera aceptado esta misión si no me hubiera preparado para estar en Japón.

—Akira —lo vi intentar reírse. —y no pienso decir nada más al respecto. —me levante del suelo, haciendo una leve reverencia antes de salir de la sala rodando la puerta de madera y papel.

En ningún momento me permití relajarme a pesar de que mi fachada luciera como alguien completamente despreocupado.

Estábamos en tierras enemigas y por nuestros rostros es muy fácil que nos identifiquen, no tenemos ni un solo rasgo asiático.

—¡llévatela! —grite en un gruñido usando mi espada y la de mis enemigos con las mismas técnicas que con las que había entrenado.

Adalet no era descuidada, pero ahora mismo solo me preocupaba que una de nosotras saliera de las fronteras de esta ciudad en llamas antes de que morir ambas.

El margen de error es enorme, pero no tenía otra opción.

Mi técnica de esgrima los confundía y pensaban que tenían la ventaja hasta que se acercaban lo suficiente para notar que no soy humana.

—¡atrás! Es un demonio —grito uno de los hombres haciendo que sus ninjas retrocedieran un momento analizando la situación.

—¿demonio? Eso es muy ofensivo —gruñí bajo, inclinándome tanto que vi el miedo en sus ojos.

Les iba a demostrar lo que era capaz este demonio.

—¡ATAQUEN! —el grito de guerra llego y como si hubiera sido alguna clase de hechizo, había demasiados hombres; no controle mis ataques y seguí cortando a cada uno, inundando mi cuerpo de sangre.

No supe cuánto tiempo había pasado cuando el lugar había quedado en completo silencio mientas a mis pies se encontraban hasta los tobillos cubierto de sangre, entonces el olor a metal fue incluso peor al llegar el viento, uno que limpio mi cara del olor a sangre que cubría toda el área; incluso el fuego ya se estaba extinguiendo.

Mire en mi mano, mi espada empuñada. Mis dedos y el mango de la espada tenían tanta sangre que apenas despegué los dedos podía ver el tono original del mango; sonreí de manera triste sintiendo mi sudor y la sangre ligándose entre sí.

⊱ ──────────── {⋆⌘⋆} ──────────── ⊰




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.