La puerta se abrió de golpe asustando a los presentes.
—creo que… tenemos un problema —Los ojos del Rafael fueron directamente hacia la mujer que, al sentir la mirada sobre ella, el brazo de la mujer fue jalado y ella solo contemplo el rostro de Samuel con sorpresa.
—debemos sacarla de aquí —escucho por última vez antes que unas alarmas comenzaran a sonar con insistencia.
Salieron de la oficina caminando a paso apresurado por los pasillos. Ella no quería ni siquiera quejarse de como Samuel la llevaba arrastrada por los pasillos, apenas mirando como Haniel y Rafael se quedaron a mitad del pasillo mientras muy lejos se veía el caos.
Su mente comenzó a divagar en sus viejas memorias sintiendo un fuerte mareo que elevo sus pies del suelo por breves momentos haciendo que Samuel lo notara enseguida.
La sujeto del brazo y apenas encontró una ventana, la abrazo con fuerza pegándola a su pecho pero antes de siquiera cruzar por completo por algún túnel, su pie fue tomado con fuerza al punto de sentir el calor quemando como brazas. Con la intención de mirar quien era, sus ojos se encontraron con los ojos rojos llenos de ira del ángel caído.
Intento sujetarse de Samuel, pero de alguna manera acabo zafándose de sus brazos y cayendo fuera del túnel, forcejeando con Lucifer hasta caer en picada en medio de un bosque.
Apenas caer un par de metros lejos del ángel caído, intento huir abriendo un portal pero al cruzarlo este la llevo solo un par de metro lejos de él.
—no puedes escapar aquí —se rio viendo apenas como la chica abría otro portal intentando huir, se tomó el tiempo de caminar mientras la mujer se arrastraba con la pierna entumecida por el dolor desgarrador, no pudiendo tomarse el tiempo de sanar su herida. —tampoco podrá encontrarnos ese inútil de Miguel, esta vez nadie podrá escucharte, Ahmed. —grito mientras ella se escondía entre los árboles.
—tendrás que escribir un mejor final que ese linda —grito mientras ella se concentraba en seguir creando portales lo suficientemente lejos de Lucifer.
Con temor intento llamar al Arcángel Gabriel y el silencio ensordecedor en sus oídos la lleno de miedo, un miedo mucho más grande que el paralizante de su padre.
—pa-papá, sé que… estás enojado y decepcionado, pero al menos, al menos esta vez… no me dejes morir —murmuro intentado levantarse cuando no escucho la voz ni los pasos de Lucifer cerca.
—¿llamando a papá? —el hombre salió de la nada y la tomo por el cuello, recorriéndola con la mirada.
—si… me haces rebajarme… demasiado —se rio entre dientes mientras intentaba soltarse del agarre caliente.
—bueno ¿Por qué no hablamos de mi universo? —ella le hizo señas y solo entonces Lucifer la soltó golpeando su espalda contra un árbol.
Ella quedo en su lugar quejándose del dolor en su cuerpo mientras recoge sus piernas haciéndose bolita logrando sanar rápidamente solo los huesos de su pierna, el ángel caído había enterrado sus garras en su pierna.
—no-no puedo … controlarlo —respondió cuando lo vio acercarse, intentando protegerse de alguna manera.
—¿Qué? —ella levanto la mirada esperando que el Arcángel comprendiera, mientras su mente comenzaba a quemar cada átomo que la unía a su conciencia humana.
—que.no.puedo. —apoyo la espalda del tronco del árbol tomando una fuerte bocanada de aire —solo soy una narradora de algo que está pasando en tu universo, no lo puedo cambiar —cerro los ojos sonriendo levemente sintiendo su mente flotar como una hoja sobre el agua. —desde que fue una niña humana… rompí sin querer las barreras de mi realidad y la que estuviera en sintonía —se mordió el labio inferior esperando que su pierna se recuperara poco a poco. —sin darme cuenta, viajaba en estado inconsciente a esos lugares, nadie me decía que parara, siempre tomaba el control del cuerpo de mi otra versión hasta que pudiera regresar. —se rio amargamente, abriendo sus ojos y mirando sus manos.
—¿entonces no hay salvación? —susurro sentándose frente a ella, luciendo derrotado. Por lo que podía ella recordar, Lucifer solo iría hasta allí buscando que su imperio siguiera o incluso tal vez había visto a Leah personalmente y le temía.
—pensé que los ángeles no se preocuparían por esas cosas —se rio sin ganas, perdiendo el control de su cuerpo, haciendo que este comenzara a desgarrarse poco a poco, dejando que pequeños rayos de luz y oscuridad salieran de ella.
—si Leah escapa… —murmuro haciendo que la mujer con la poca energía que le quedaba negaba con la cabeza.
—no lo hará, vi su futuro, no escapara de allí —su mente se llenó de recuerdos que la mantenían mareada.
—¿Qué te pasa? —pregunto preocupado de verla ya sin la herida, pero su cuerpo rasgándose. —no me digas que-
—abriste una caja, Lucifer —él la miro sin comprender. —no saber lo que hay dentro. —por un momento los ojos cafés de Ahmed brillaron en tono dorado renovando su energía.
—mierda…
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—¿estás seguro? —murmure con dudas, pero la expresión del arcángel Rafael es solemne, casi culposo.
—muy seguro, necesito que vayas y los traigas de regreso. —contesto haciendo que Ahmed asintiera
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Editado: 17.10.2025