Amarieth: Memorias

Capitulo 11

—solo tomare mis cosas, porque no tengo respaldo —murmuro a pesar de que nadie había mencionado lo sucedido, como si nunca hubiera pasado.

Para ellos, la escritora solo sufrió un colapso y eso fue todo. Jamás había vivido un verdadero lavado de memoria y agradecía que solo ella lo recordara.

Con solo su celular comenzó a seguir con las ultimas trascripciones del último libro con un teclado auxiliar después de que el celular se le resbalara varias veces de sus manos.

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—¿y bien? ¿solo eso dirás? —murmuro Ahmed viendo a su abuelo completamente confundida y desesperada.

Necesitaba más respuesta que esas, el ángel no le dejaba ver el libro incluso usando alguna especie de truco de magia.

—prometí al creador cuidar y proteger estos conocimientos por un bien mayor —señalo con su brazo la cantidad de libros en las paredes que se perdían en el cielo.

—¿sabes cuantas leyes mi padre ha infringido? —grito frustrada, apretando los dientes después, suprimiendo sus ganas de quemar el lugar.

—creeme que quiero ayudar, pero es todo lo que puedo hacer —la voz suave de su abuelo solo la molestaba más, comenzó a caminar de un lado al otro de la habitación. —las cosas caerán en su lugar, te lo prometo.

—¿seguro? —pregunto sin pestañar, sin apartar sus ojos de la mirada dorada del hombre.

—si no hubiera sido así, yo te lo haría saber. —Ahmed lo miro analizando un momento y entonces se dirigió a la puerta descubriendo a Samuel con la cabeza pegada a la madera.

—¿todo bien? —pregunto mirando al interior de la habitación, viendo solo como Azmed les daba la espalda mientras mantenía la vista pegada en un libro en sus manos.

—sí, todo va a estar bien —camino con pasos apresurados hasta salir de la prisión, siendo recibida por su tío.

—Tí-Tío —el hombre la miro de arriba abajo y luego negó varias veces.

—¿Qué haces aquí? —pregunto el hombre alto viendo como incluso Samuel le hacia una leve reverencia.

—solo…

—lo que sucedió con el arcángel caído no es asunto que debas resolver tu —sentencio el hombre con voz autoritaria resonando por todo el lugar.

—pero-

—Ahmed, cada línea temporal debe cuidarse por sí misma, y donde sea que haya ido a parar-

—está en la línea principal —respondió rápidamente interrumpiendo a su tío.

—¿Qué? ¿com es que-

—mamá —volvió a responder sin rodeos y la expresión de asombro en los ojos del ángel solo hicieron preocupar a Ahmed.

—hermana… —murmuro resignado colocando una de sus manos en su cien, masajeando suavemente.

—él fue por mi otra versión él quiere-

—todo está bajo control, Luziel —la voz dulce de su abuelo sonó detrás de ellos y ambos solo se miraron un momento y Luziel asintió.

—entonces no hay de qué preocuparse. —fue una demanda silenciosa mientras ayudaba a salir a la chica de la cárcel y Samuel detrás de ellos. Solo Ahmed podría atreverse a siquiera hablarle a aquella entidad con tanta soltura, saltándose las normas jerárquicas existentes.

—¿tú lo sabias? —pregunto indignada, viendo a su tío directamente a los ojos llevando una mano a su pecho.

—tu abuelo puede rastrear todo y a todos, por eso está allí —le recordó con paciencia mientras intentaba avanzar lejos de allí.

—no es tan divertido cuando lo dices —el prisionero solo arrugo la nariz de manera juguetona, justo como lo haría su madre.

—nos vemos. —se despidió girándose por fin y haciendo una reverencia para luego desaparecer.

—vayan con cuidado —fue un susurro en el viento, pues todos ya habían desaparecido. —mucho cuidado —se sujetó el pecho como si así calmara el pesar de la tormenta que se avecinaba sobre su familia.

Al parpadear y aparecer en un lugar familiar el frio en su cuerpo la hizo estremecerse.

—¿lograste lo que te pedí? —ella miro a todos lados encontrando a Samuel justo detrás de ella, le tomo la mano rápidamente y camino detrás de su tío quien no se detuvo, yendo directamente hacia los jardines.

La vista imponente del vacío cerniéndose sobre ellos, hizo que Samuel apretara su agarre. El oscuro lugar dándoles la bienvenida, el silencio ensordecedor envolviendo el lugar con la vista de un gran agujero negro los miraba, como si esperara devorarlos a ellos tambien.

—ya contacté a todos los reinos, solo falta esperar que vengan —la figura alta e imponente de su tío se quedó completamente quieto, girándose lentamente.

—¿Qué dijiste? —pregunto en un tono peligroso para ambos jóvenes que los hicieron retroceder un paso casi por instinto.

—la barrera no resistirá con solo nuestra energía y padre-

—¿Qué tiene que ver tu padre? —Luziel parecía furioso apretando el báculo en su mano. La sola mención del aquel Trono lo ponía de mal humor.




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