Amarieth: Memorias

Capitulo 12

—señor… —uno de los vigilantes de mi tío apareció de la nada y con la mirada pegada al suelo, viendo casi fu reflejo en el cristal hablo. —ya lograron traer al ángel caído de regreso —mi tío no se inmuto demasiado, solo me echo una mirada y luego asintió, el recién llegado volvió a hablar, casi en un susurro. —está en la ciudad celeste, lo tratan como crimen y lo culpan de las grietas.

—tío, debemos ir —dije casi suplicante acercándome un paso hacia delante pero el levanto una mano.

—tú y él se quedarán aquí —quise protestar, pero sus ojos dorados me hicieron quedar en mi sitio, solo pude hacer una reverencia y verlo marcharse.

—no seas imprudente, si saben algo de ti ellos. —su tono es de advertencia y sé que ir allí es algo impulsivo, pero debo saber cómo.

¿Cómo lucifer logro cruzar?

Si esa realidad es la principal, tuvo que…

—lo entiendo —mordí mi labio inferior. Las cosas solo se complican más y más. Espero que al menos entre los reinos algunos logren colaborarnos.

—entonces calmate, es mejor que… demos un paseo ¿sí? —ambos comenzamos a caminar lentamente hasta toparnos con los libros donde había aprendido y ensayado todo lo que sabía.

—no hemos… hablado de eso —dije luego de mucho rato en silencio.

—¿de qué? —pregunto soltando una sonrisa de ironía, tal vez faltaban demasiadas cosas de que hablar ahora.

—de como cambie y…

—¿de cómo te sacrificas sin pensar en los sentimientos de los demás? —me encogió un poco superando la incomodidad, por esto no quería tocar el punto, pero ver mi reflejo constante en este suelo me hace darme cuenta de todo lo que ha pasado.

—quiero que estés a salvo —mi voz fallo un poco en su tono y lo vi torcer esa linda sonrisa como si fuera algo amargo.

—¿Qué este o que estemos? —sabía que por su tono estaba incluyendo a Haniel en esto.

—tengo mis memorias y… no solo son ustedes, son mis hermanas, mis hermanos —el permaneció en silencio luego de mis palabras, pasando su mano por los estantes de la librería.

—¿podrías… ser un poco… más egoísta? —me quede en mi sitio detrás de él, su espalda ancha cubría perfectamente mi visión.

¿egoísta? ¿Por qué esas palabras ahora me dejan pensando en el pasado?

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—estas siendo completamente obstinada —el golpe retumbo las paredes de la habitación mientras me encogía en mi lugar con verdadero terror, su aura oscura comenzaba a tragarse la luz de la habitación haciéndolo parecer una gran sombra sin forma con solo unos puntos rojos en la parte superior.

Samuel me tildaba de berrinchuda, pero él tenía sus momentos.

—lo siento, pero debo hacerlo yo —dije con rotundidad alejándome con pasos lentos y precavidos, sabía que su táctica de ir por mí a velocidad luz era eficaz, por ello debo verme vulnerable por fuera y ser completamente diferente por dentro, así me entrenaron.

Soy pequeña en tamaño y los demás solían decir que mi tamaña era una desventaja, pero solo los profesores que nos entrenaban nos recordaban que por ser pequeñas tenemos que vernos vulnerables y así ellos bajarían la guardia, pero Samuel conoce bien esto y por eso no baja casi nunca la guardia.

—no puedes interferir —le recordó una voz desde la puerta y el solo se quedó allí, quieto.

Yo sali rápido y camine por los pasillos con rapidez, sosteniendo con mi mano derecha la falda de mi vestido y con la izquierda el mango de mi espada, mientras más rápido caminaba más fuertes eran los sonidos de mis botas de tacón.

Una especie de moda se había implementado en la guardia y era mantener esta clase de botas de tacón completamente hasta cubrir la rodilla, las mías no son la excepción y aquí me encuentro corriendo por mi vida, es uno de esos pocos trabajos donde puedo hacerlo por mi cuenta.

Para mi mala suerte, las cosas se habían complicado y en vez de llamar a Samuel, simplemente decidí seguir, aun no agotaba mis recursos, miré mi mano en un puño.

Tenía que vestir un gran vestido y mis botas escondiendo mis armas para parecer más vulnerable y así acercarme lo mejor que podía al objetivo, tenían que verme como mis compañeros de clase solían hacer. Una completa incompetente.

—hola. Obstinada —su tono burlón me hizo enojar, ahora mi huida iba bien pero…

—¿Qué haces aquí? —me gire solo para encontrarme a Samuel completamente tranquilo mientras mantenía las manos juntas frente a él, muy diferente a la vista de antes de venir al inframundo.

Oh si, estar en el infierno no parecía un completo bonus, pero no es mi primera vez por aquí, aun mi cara no parece ser popular del todo.

—tardaste más de lo permitido —dijo con calma mientras se acercaba a mí.

—¿por quién? —me cruce de brazos sabiendo que nadie nos seguía, él tenía esa mirada de saberlo todo, sabía que disfrutaría de decirlo en voz alta.

—por mí —respondió llevando una mano a su pecho con orgullo, sé que lo han dejado a cargo de mi seguridad, pero tenía que ir sola, su cara es muy popular por aquí, gracias a su hermano.




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