Amarieth: Memorias

Capitulo 14

—tenías que romper los cielos, sin importar arriesgar a los reinos con la presencia de Leah. —gruñí y el solo sonrió con levedad.

—¿Por qué no entras querida? —hizo un leve movimiento señalando el pasillo, una clara invitación calmada.

El cielo se llenó de rayos y mis ojos no se apartaron de los suyos.

—involucraste a Jessiel y a Adalet arriesgando sus vidas por tu egoísmo —volví a lanzarle otra daga que el volvió a esquivar —has controlado cada maldito aspecto de nuestras vidas. —volví a atacar esta vez lanzando más de una daga y entonces lo vi con claridad, él estaba preparado.

Me regreso uno de los ataques por inercia y lo atrape con mi mano haciendo que esta sangrara, mire la reacción en sus ojos, no esperaba eso, no esperaba que no pestañeara.

Una sola vez dude, ahora, ahora no dudaría ni un momento.

—si crees que dejare que pongas en peligro a MI familia, estas equivocado —mis pies se despegaron del suelo apenas unos centímetros.

—¿TU familia? Te recuerdo, niña…. —su tono de voz bajo me hizo darle vuelta a la daga y esperar que atacara.

No tardó mucho en irse directamente hacia mi empujándome con su espada hacia el suelo.

—¡SOY TU PADRE! —grito haciendo que sus ojos azules brillaran tanto como un cristal frio sobre el mar de la Antártida.

Intente empujarlo, contrarrestando su fuerza, pero al ser más grande que yo o Samuel deje que siguiera empujado y en unos segundos me libere huyendo por debajo, pasando por debajo de sus piernas y enterrándole en un costado la daga haciéndolo gritar de dolor e ira.

Se giró para mirarme y yo tenía una sonrisa triunfante.

—¡Ahmed! —escuche la voz de Samuel y ese pequeño descuido mi padre lo tomo para atacarme apenas mis ojos miraron a Samuel.

Se me tiro encima apuñalando directamente mi abdomen, haciéndome ahogar un grito, viendo como esos ojos llenos de malicia parecían disfrutar de esto.

—¡NO! —la voz de Samuel se escuchó por un momento lejana hasta que una luz cegadora me hizo perder la vista de mi padre y tal vez él de mí.

Los segundos de esa luz me dejaron en claro que alguien aparte de Samuel había actuado.

Parpadee varias veces y el rostro preocupado de Samuel estaba delante de mí, mire con preocupación sus ojos aqua y me senté de golpe con la mano en donde había sido la herida, pero ya no había nada.

—¿Qué- Qué paso? —pregunte aturdida mirando la habitación a mi alrededor, era mi antiguo dormitorio, seguía en casa de mi padre ¿Cómo?

—¿despertó? —la voz molesta de Gabriel me hizo ponerme rígida.

Lo vi acercarse y estaba por soltar una larga disculpa cuando recibí un golpe en mi cabeza.

—vuelves a hacerme eso y yo mismo te encerrare con Lucifer como compañero de celda. —lo mire incrédula y Samuel no dijo nada, solo mantuvo su mano sosteniendo la mía con la mirada pegada a la cama.

—auuu… lo siento —dije al punto de llorar.

—no seas tan duro con ella —la voz de Jeremiel me hizo limpiarme las lágrimas que amenazaban con salir.

Su postura recta y la mirada del resto en la habitación me dijo que esto era serio.

—¿y papá? —a pesar de mi pregunta todos se quedaron callados, mis ojos se clavaron en Gabriel quien lucía irritado.

—Rahael estará detenido… soltaremos a Lucifer mañana —parpadee varias veces incrédula.

¿padre estaba en la cárcel?




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