Amarieth: Memorias

Capitulo 18

Comencé a dar vueltas al asunto una y otra vez, mientras esa vieja sensación regresa dentro de mí.

Samuel se había ido a quien sabe dónde y me había dejado sola, una sensación de comenzó en mis manos y por unos segundos mi piel comenzó a brillas con viejos símbolos, la realidad me golpeo de nuevo.

Esto era un recipiente.

—Dios… si me escuchas… ¿Qué debo hacer? —pregunte frotando mis manos para evitar el picor.

La imagen del rostro sonriente de Lucifer volvió a mí y como si esa fuera mi señal, me eche hacia atrás como si fuera a caerme, pero en la realidad es que abrí un portal y llegue al mundo mortal.

Gabriel dijo que soltaría a Lucifer, no tenían nada en su contra tampoco a pesar de casi matar a mi versión del mundo original.

—¿ahora dónde? —me pregunte mientras caminaba por una de las calles de los ángeles, regresando al mismo bar de antes. Ahora un edificio abandonado.

Entre como un gato sigiloso entre las grietas.

—hola —grite esperando que entre el silencio de la oscuridad alguien respondiera, incluso para atacarme.

El lugar a pesar de ser oscuro, para un humano común y corriente tal vez si, para mí, ahora podía ver todo con claridad.

—no.puede.ser —me quedo quita al escuchar una voz de una mujer de una esquina, me giro lentamente solo para verla apoyada en la pared. —¿vienes a buscarlo? —pregunto ella con una sonrisa que no llegaba a sus ojos, volviéndose rápidamente en una mueca.

—solo necesito hablar con él —mi tono tal vez sonó cansado, pero ya estaba cansada de pelear, de tener disgustos y explotar, como siempre.

—¿para qué? Ese absurdo plan de “salvar el universo” ¿Qué clase de películas te vez? —la vi acercarse son una postura encorvada, como si le costara cambiar su forma humana, y la versión que me dio de su forma siniestra solo me dio un poco de asco.

—solo dime donde esta y me iré —intente hacerla entrar en razón, pero cada vez se volvía más grande y delgada, el sonido de sus huesos como si estuvieran rompiéndose mientras se estiraban solo me hizo apretar los dedos, la sensación me daba algo de asco y ver como ahora ella lucia como una araña de cuatro patas me hizo solo dar un par de pasos hacia atrás.

—tu… tú lo mataste —su voz sonaba desgarrada y antinatural, se preparó para lanzarse hacia mí y no me quedo opción de usar una de las viejas grietas que sentía de ese lugar y enviarla allí.

Desapareció tan rápido que el sonido de algo cayéndose atrajo mi mirada solo para encontrar a un humano vagabundo; se veía asustado tal vez por lo que vio de la mujer que por mí.

—señor… —dije con calma y él entonces me miro con ojos llenos de sorpresa.

—tu… tu… ¿Qué eres? ¿Por qué brillas? —me señalo y entonces en uno de los reflejos de cristales rotos note el leve brillo de mi cuerpo.

—ya es suficiente con lo que carga, como para cargar con esto tambien —murmuré acercándome al hombre que se quedó petrificado, pude ver en el reflejo de sus ojos que uno de mis ojos estaba del mismo color que antes.

Toque suavemente con mi dedo índice la frente del hombre pronunciando las palabras en un susurro suave, el vagabundo al instante cayo inconsciente, pero logre ver en su mente algo, una pista.

¿Por qué él tendría una pista de Lucifer?

Sin opciones. Salí de allí caminando hasta la parada del bus cruzando algunos portales de manera ilegal hacia Ohio, las personas me miraron de reojo un segundo para luego seguir en su propio mundo.

Tome un par de buses hasta que llegue a la última parada algo no parecía andar bien, entonces tuve que preguntar y la gente mi miro de pies a cabeza, tal vez no pareciendo alguien normal para ellos.

—a ver, dejame ver si entendí —el hombre parecía incrédulo, mirándome de arriba abajo. —¿quieres a Helltown? —yo solo asentí, el compartió una mirada con su amigo y lo supe, lo siguiente que saldría de ellos no sería nada bueno.

—sí, necesito llegar allí, un amigo está allí —dije con seguridad, sin una pizca de duda o remordimiento.

—bueno, lo que pasa es que… eso es un parque nacional y no hay acceso—parpadee varias veces sabiendo que era exactamente ese lugar.

—lo sé —corta y serenamente respondí, aunque mi pecho estaba latiendo bastante rápido.

Entre ambos se miraron y sonrieron felices.

—bueno, haremos una excepción por ti… para que veas a tu amigo —esas sonrisas maliciosas me hicieron querer cortarles la cabeza, pero me forcé a sonreír.

Que viajecito seria este…




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