El auto comenzó a moverse de un lado a otro y la ansiedad comenzó a consumirme, se suponía que Gabriel no tendría que saberlo; mis dones trascendían más allá de sus reglas, el brillo bajo mi piel lo mantuve bajo control, como si fuera un cólico.
El hechizo de sangre que compartí con mi otra versión comenzó a deshacerse dentro de mí, pensé que había superado esto hace milenios, pero mientras más cerca de los límites de “parque”, mi fiebre comenzó a subir poco a poco.
¿Por qué mi cuerpo comenzaría a fallar?
Si Samuel se enteraba de mi salía sin permiso estaría detenida en una cárcel.
Coloque mi mano sobre donde debería estar la herida que ocasiono mi padre, pero no sentía nada.
—¿te encuentras bien? —pregunto uno de los hombres mirando por el retrovisor.
—si… solo… necesito… llegar —dije con dificultad, solo cuando hablé me di cuenta del lio en el que estaba.
Justo cuando iba a llamar a Samuel esperando que no me regañara simplemente todo se sintió en silencio.
Estoy jodida.
—¿tanto tienes que ver a ese amigo? —pregunto el copiloto intentando tocarme la pierna, le di un pequeño manotazo con la manga de mi suéter.
—sí, tengo que… llegar —controle otra oleada de picor en mi cuerpo, sintiendo como el auto se detenía de pronto y el atardecer había pasado en un abrir y cerrar los ojos.
—¿Por qué esta… nublado? —pregunte incorporando mi cabeza.
—creo que te dormiste linda. —intenté abrir la puerta y la fuerza me hizo partir la manilla, pero tuve que ocultarlo como si fuera alguien incapaz de abrir una puerta.
—dejame ayudarte —el hombre de copiloto abrió la puerta desde afuera y casi me caigo cuando el frio de afuera me golpeo.
Por lo bajo un olor a tierra y hierba entro en mi nariz llenando mis instintos al instante.
—¿do-donde está la entrada? —pregunte desorientada, la cantidad de seres infernales y portales que había en este lugar me dejo un poco aturdida. Las grietas podía sentirlas bajo mi piel como una herida abierta, mi instinto de querer cerrarlas casi me desconcentra de estos dos hombres.
—oye ¿Qué tal si te ayudamos a entrar? —uno de ellos me tomo del brazo y comenzó a entrar en un pequeño camino que reconocí de algunas todos de internet.
Camine apenas arrastrando los pies. El silencio ensordecedor era lo más preocupante, sabía que cualquier cosa podía atacarnos y ellos serían los únicos que morirían por idiotas.
—y ese amigo tuyo ¿sabe que vienes? Porque aquí no hay señal —la sonrisa en sus labios no la podía ocultar, tenían planeado algo atroz y yo… simplemente necesitaba llegar a la boca del lobo.
—sí, no… él no lo sabe, no aún. —dije tan bajo que ellos escucharon.
—deberíamos gritar su nombre, tal vez escuche —los mire entrecerrando los ojos y me soltaron.
Di un par de pasos hacia delante sabiendo que querían hacer.
Apenas los mire de reojo e inspire hondo.
—¡Lucifer! —grite alto y mi voz se la llevo el viento. Una brisa fría golpeo mi espalda, ellos se rieron.
—¿tu amigo se llama Lucifer? —sus tonos de burla no pasaron desapercibidos y menos las navajas que sacaron. —no creo que te escuche, cielo. El pueblo está abandonado, si tu amigo está aquí… tal vez esté muerto —di un par de pasos hacia atrás al mirar a lo lejos los ojos amarillos inconfundibles de un animal que no esperaba ver.
Ellos por otro lado pensaron que yo temía por mi vida.
—no te preocupes, podrás gritar todo lo que quieras —de entre la maleza el animal con su lomo peludo y blanco comenzó a acercarse.
—creo que eso sería mala idea. —ellos soltaron una risa baja acercándose como si me acecharan, pero detrás de ellos algo mas gran los acechaba.
—tranquila, seremos gentiles —camine un par de pasos más apresurados sin despegar la vista del animal que por su tamaña sé que es un alfa.
—soy… soy de la ciudad celeste, donde la noche y el día son preciados, y el calor y la oscuridad no reinan, soy un querubín y busco al querubín caído, el príncipe de la oscuridad —dije con severidad y ellos solo se detuvieron, se miraron y luego soltaron una gran carcajada.
—y nosotros vamos a disfrutar un poco de todo eso —cuando intentaron acercarse de nuevo una neblina cubrió el suelo.
—¿una princesa del cielo buscando al amo? —los hombres se detuvieron y miraron hacia atrás encontrando a un lobo de más de dos metros de altura, completamente blanco.
—que te puedo decir… Lucifer es un tema de interés hoy en día —fruncí los labios en una línea recta conteniendo de nuevo la comenzó que ahora se extendía por todo mi cuerpo.
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Editado: 23.05.2025