—ha-hablo… —uno de ellos miro al lobo apuntándolo con su cuchillo mientras el otro grito y paso por mi lado como un rayo. —¡¿Qué es esto!?
—es un lobo infernal —dije con naturalidad y el hombre se cayó al suelo, sus ojos llenos de miedo me miraron.
—pe-perdón…
—¿vienen contigo? —pregunto el gran animal peludo y yo negué.
—solo tenían que dejarme en la entrada, pero querían hacer algo mas —el lobo solo asintió y un celaje negro apareció de uno de los lados y se llevó al hombre quien grito hasta que su voz se perdió entre en la lejanía.
—¿en que estábamos? —pregunto el lobo con toda la calma.
—necesito encontrar a Lucifer —dije rápido volviendo a sentir otra oleada de comezón. Abrace mis brazos con fuerza.
—¿Qué te hace pensar que él está aquí? —esos ojos antes amarillos ahora se habían vuelto marrones como si fuera un animal normal.
—puedo sentirlo —dije con seguridad a pesar de que sentía que era una mentira, pero de pronto la sensación familiar de Lucifer vino con ese olor característico a azufre.
—cuando dijo que había traído a una chica no lo creí —me gire solo para verlo allí sosteniendo el cuerpo inconsciente del otro hombre que había huido.
—necesitamos hablar —hable apenas un poco alto y sus ojos me escanearon de arriba abajo.
—así parece —me quede allí de pie y cuando intente dar un paso hacia delante simplemente caí al suelo.
Cuando volví a abrir los ojos estaba sobre una cama en una casa que claramente olía a incienso de fresas.
Me senté en la cama de golpe viendo hacia la ventana, notando que a era de noche.
La puerta se abrió y casi pego del techo cuando vi a Lucifer entrando a la habitación con una bandeja.
—¿Cuánto dormí? —intenté examinar mi cuerpo con la espera de que no hubiera nada extraño o fuera de mi cuerpo.
—¿dormir? Caíste noqueada, querida —respondió el burlón y dejo la bandeja en la cama, allí había una tasa con un contenido espeso blanco. —estas entera, me preocupaba que explotaras, con la cantidad de sellos que tienes. —dijo sentándose en una silla a mi lado.
—esto se siente extraño —dije con sinceridad y él se rio.
—para mi tambien lo es, pero… si te pasa algo, creo que la única oportunidad que tengo de salvar mi pellejo tambien se iría —asentí despacio y solo esas palabras me calmaron un poco pero no fue suficiente para confiar en él.
—todo esto es… raro —me acomode la ropa y extrañamente me sentía mejor, como si toda esa comezón se hubiera ido.
—¿Cómo supiste que estaba aquí? —sus cejas negras se fruncieron en confusión, esos ojos azules tenían un toque rojo, como pequeños hilos de cristal.
—pues… no lo sé —no podía decirle de buenas a primeras que un vagabundo en los ángeles me ayudo, tampoco que había pedido guia divina del mismo Dios.
—se te nota, igual que eso —me quede confundida un segundo solo para luego entender que se refería a mis sellos.
—estoy lista para que todos ayuden a cerrar la prisión. —sentencie y el solo se cruzó de brazos.
—te has preguntado ¿Por qué ella está allí? —me quede en silencio, como alguien que ha sido desterrado al infierno, sabe cuestionarse las decisiones de Dios, incluso yo las cuestiono, tal vez por eso sigo viva delante de él.
—creo que sabes que estuve dentro de ella y ella dentro de mí, su rencor es con todos —él se quedó en silencio un momento, esta vez parece más receptivo a ayudar, solo debo…
—te dije en la cárcel, que no lo has pensado bien y parece que sigues sin hacerlo —iba a refutarle, pero es obvio que él tiene esa mirada de nuevo, esa que dice que algo no sé, pero el sí.
—¿Qué es eso? —pregunte irritada, ahora yo cruzándome de brazos.
—¿estas lista para saberlo? —elevo una ceja con sospecha.
—¿Qué más debo perder? —respondí con otra pregunta y el solo se relajó. Se arremango las mangas de su camisa blanca que ahora veo esta algo sucia. Estiro sus manos hacia mí y me aleje por instinto —¿Qué harás? —pregunte casi a punto de caerme de la cama.
—dijiste que querías saber —sus dedos estaban en dirección hacia mi cabeza y a punto de caerme de la cama.
—¿Cómo sé que no pondrás nada en mi mente? —cuestione claramente confundida.
—soy Lucifer ¿tengo esos hábitos? —ahora era mi turno de elevar una ceja.
¿Qué tengo que perder?
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Editado: 12.07.2025