—Cuando Dios, el “creador” tenía a su hermana a su lado, el universo tenia claridad, tenía complejidad, tenia… sentido. —las imágenes llegaban a mi mente como un flash, una versión de la ciudad celeste con tantos cambios que no parecía ser el mismo lugar que conocía.
El Dios que conoces no nos hizo a su imagen y semejanza, nos creó Leah, con su misma comprensión.
Éramos sus hijos más preciados hasta que…
Un dolor punzante atravesó mi cabeza, justo en mi ojo diferente.
—¿Qué? hermano, no puedes… tu- —vi como lea, una hermosa mujer de cabellos cristalinos como luz, fruncía las cejas con enojo y decepción. No tenía un cuerpo, pero su cuerpo hecho de luz tenía una forma completamente definida, la hacía ver como el ángel de mayor rango y más hermoso que todos los demás.
—solo puede haber alguien a quien ellos sigan, a quien teman y amen —el rostro que vi de Dios me dejo fría, se veía tan joven, en las primaras fotos se veía joven, luego era una versión más madura, pero eran niños, niños que jugaban a crearnos.
Leah siempre fue alguien a quien todos amaron y respetaron sin dudar, con tanto amor y fascinación que los celos de su hermano fueron creciendo con el paso de los milenios.
Hasta que un día, un berrinche de Dios saco el lado más oscuro, lleno de rencor porque la creación que hizo contra su hermana no lo obedecían ni tenían, lo despreciaban hasta que un día, simplemente creo una jaula donde ella no pudo escapar.
Las imágenes de una gran masacre de todo el universo y multiverso se repetía una y otra y otra vez, hasta que los ojos de Azmed vinieron a mi mente; Aparte las manos de Lucifer con terror, tocando mis mejillas cubiertas de lágrimas.
—y eso… es lo que paso —termino de contar él con una leve sonrisa en sus labios.
—entonces…
—las líneas de tiempo no están desapareciendo solo porque si, Ahmed. Hagas lo que tu hagas, él siempre nos sacrificara a todos. —las imágenes de todo siendo colapsado y absorbido vinieron a mí, pero no eran un recuerdo mío, era de una de mis versiones.
¿por eso cada fragmento regresa a mí? ¿es una señal?
—pero… ¿la línea principal? —pregunte con dudas y mi corazón latiendo con rapidez, como si hubiera necesitado de esta conversación.
—la mantiene aquí para no tener que sacrificarla —su voz hecha un susurro y sus ojos tan abiertos mientras lo revelaba hizo que mi estómago se revolviera.
—¿Cómo sabes todo eso? —pregunte queriendo levantarme de la cama.
—¿quién crees que nos mantiene con vida? —no podía entender esa pregunta, pero la respuesta llego en imágenes que él ya me había mostrado.
Si Dios no me guio hasta aquí entonces…
—agh! —grite de dolor sujetándome el ojo.
—¿no te parece curioso que ella se allá unido a ti? —me sujete con fuerza de la cama.
—¿de.Qué.Hablas? —apenas pude hablar con los dientes apretados mientras el dolor se asentaba capa por capa.
—un abuelo cuenta cuentos, encerrado justamente a los pies del fin del universo —intente levantarme, pero solo me quede con la cabeza pegada a la cama, el dolor, la comezón volvieron.
—¿Qué me hiciste? —grite más por el dolor en mi cabeza que por sus palabras.
—¿yo? Nada, lo juro. Esto lo ocasiono ella —abrí mi ojo bueno y lo miré, seguía con calma sentado en su silla. —yo lo había olvidado, pero ahora… lo recuerdo ¿no te pareció sospechoso que los universos estén desapareciendo? —intente arrodillarme en la cama sosteniendo mi ojo como si este se me fuera a salir.
—¿Qué dices? —pronuncie con dificultad.
—Dios no desapareció para tomarse unas vacaciones, está reuniendo todas sus piezas para volver a torturar a la única que puede destruirlo, y encerrar la llave de esa cárcel cerca solo para burlarse de ella. —la mención de una llave me dejo en estado de shock.
—¿la prisión si tiene una llave? —pregunte sabiendo que todo lo que había leído no mencionaba una cerradura.
El simplemente se quedó mirándome con las cejas elevadas. Me quite la mano de la cara y por un momento me sentí ligera, como si mi vida cobrara sentido.
—yo… tengo una familia —dije con la idea errónea en mi mente, no podía ser cierto lo que mi mente estaba pensando.
—una familia llena de ataduras mestizas ¿Por qué? ¿política? ¿estas segura? —él se acercó tomándome de los hombros y empujándome luego, cuando pensé que caería en la madera, estaba allí.
Estaba frente a la cárcel de Azmed.
La puerta se abrió sola.
Igual que las lágrimas en mis ojos.
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Editado: 23.05.2025