Amarieth: Memorias

Capitulo 23

POV…

El grito desgarrador de Ahmed provoco una onda expansiva que hizo un eco en todo el universo llegando a la isla Amarieth, donde Damián junto a los invitados que aun esperaban el regreso pacientemente de Ahmed se alarmaron.

—¿Qué fue eso? —Chloe se tapó los oídos, siendo rodeada enseguida por Damián quien la miro con preocupación, para él fue solo una onda de energía con un suave grito, como un rechinido.

—¿Qué escuchaste? —pregunto preocupado Damián viendo como Chloe se desestabilizaba.

—como… como un pitido, muy, muy fuerte —dijo con los ojos cerrados.

Damián solo miro a su alrededor notando las miradas extrañadas de Elliot y Louise.

—¡Argh! —afuera de la mansión los vigilantes se cubrieron los oídos de igual manera, percibiendo el sonido que apenas había durado un par de segundos lo suficientemente potentes como para aturdir a cada especie de todo el universo, cruzando incluso las barreras entre los reinos, cada pequeña grieta en el multiverso, yendo y viniendo, rebotando en cada fibra, cada átomo de la creación, agitando los mares y los cielos.

—¿ustedes lo sintieron? —Ahura llego apresurado desde el segundo piso mirando a todos buscando la fuente de aquello.

—yo incluso lo sentí ¿Qué está pasando? ¿la barrera? —Cuestiono el vampiro, Daniel.

—Para mí sonó como Ahmed pidiendo ayuda —se apresuró Ahura a bajar las escaleras e incluso Leonard apareció desde la cocina.

—es una señal, debemos irnos. Ahora —dio la orden y Damián no tuvo otra opción que alejarse con recelo de Chloe.

—ve, yo estaré bien —intento calmarlo colocando su mano sobre la mejilla, esto solo lo hizo soltar un suspiro de frustración.

Solo los de alto rango salieron de la casa, Daniel se quedó con su equipo aun cuidando la casa y a las mujeres dentro de esta.

Apenas abrieron un portal, este creo una grieta mucho más grande, mostrando el vacío, la inmensidad de la frontera donde se encontraba la única prisionera.

Al cruzarla no solo encontraron un lugar de hierba verde brillante y con cielos oscuros completamente vacío. Apenas cruzaron la barrera otras personas comenzaron a aparecer.

—¿Quién es? —pregunto Elliot viendo con desconfianza al hombre de mediana edad.

—ese… ¿es Zeus? —pregunto para sí mismo con duda Leonard viendo al hombre acercarse.

—no me digas ¿siguieron un grito desgarrador hasta aquí? —pregunto el hombre y ellos solo se quedaron mirando entre sí.

—sí, ¿usted tambien lo escucho? —pregunto Ahura siendo amable.

—creo que la pregunta es ¿Quién no lo escucho? —todos se miraron preocupados examinando a su alrededor hasta que la figura de un hombre con traje a lo lejos inclinado en la hierba llamo su atención.

—¿es Samuel? —pregunto Leonard con el corazón acelerado acercándose rápidamente mientras el resto lo seguía.

Solo para encontrar con la prisión y el cuerpo de una mujer con heridas abiertas en la piel que brillaban.

—¡¿Ahmed?! —grito lleno de horror Leonard inclinándose para examinar el cuerpo de la joven, intentando usar su poco conocimiento en sanación.

—no hay nada que se pueda hacer —la voz casi femenina de un hombre los hizo mirar hasta la prisión donde parado en la puerta se encontraba Azmed, con lágrimas brillantes como cristal corriendo por sus mejillas.

—¿Qué paso? —pregunto Ahura intentando usar su don para sanarla, pero las heridas no cerraban.

—ella… ella ya lo sabe —fueron las únicas palabras rotas que salieron de la garganta del hombre.

—¿Qué sabe? —pregunto Leonard mirando a su abuelo con rencor.

—es la llave —respondió con dolor apoyando su cabeza en el marco de la puerta.

—¿la llave? —susurro Samuel viendo el cuerpo de Ahmed, lo había temido, que fuera parte de eso, pero ahora la confirmación lo golpeaba de frente.

—pero que interesante —murmuro Zeus para sí mirando hacia la prisión que comenzó a abrirse poco a poco.

—debemos llevarla a la cárcel, es la única manera. —prepuso Ahura viendo de igual manera hacia la barrera.

—faltan personas, no podemos cerrarla. — dijo Elliot mirando a su alrededor, notando que algunas otras personas aparecían en la lejanía.

—no tenemos nada que hacer… — explico Damián, sabiendo que parte de ese plan tenía que ver con sellar a Leah.




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