Noah
Mi nombre es Noah. Tengo 30 años y nací en la ciudad de Nueva York. Soy de piel trigueña, cabello negro como la noche y ojos azules. Mido 1.98 metros. Dirijo una empresa de marketing que se ha posicionado como el número uno del país. Mi familia está orgullosa de lo que he logrado, y yo también. Pero no podría haberlo hecho sin mi equipo.
Y entre ellos… está Corín.
Corín es una mujer increíble. Tiene algo que no sé describir con palabras. Su belleza es única, pero lo que más me atrae de ella es su corazón. Su forma de ver el mundo, de trabajar con entrega, de esforzarse, aunque sé —porque lo he notado— que algo dentro de ella la hace luchar cada día contra sí misma.
Hace años que me gusta, y no he tenido el valor de decírselo. No quiero incomodarla. No quiero que piense que es por lástima. Porque no lo es. La admiro profundamente. Pero siento que ella se aleja. Que levanta muros invisibles cada vez que me acerco.
Y, aun así, no dejo de mirarla cuando no se da cuenta.
Porque, en el fondo, yo también me pregunto… ¿Y si ella también me mira?