Corín
“Y si esta vez sí es real”
A veces pienso que tengo el corazón con cicatrices invisibles. Que nadie las nota, pero yo las siento cada vez que alguien se me acerca demasiado.
Hoy fue uno de esos días que parecía uno más. Me puse mi suéter favorito, ese que me hace sentir un poco más segura, y llegué a la oficina temprano, como siempre. Quería evitar las miradas, evitar pensar demasiado.
Me senté frente al computador, lista para seguir con la campaña. Me envolví en mi pequeño mundo, intentando mantener la mente ocupada… hasta que escuché su voz.
—Buenos días, Corín —dijo Noah, apareciendo frente a mi escritorio.
Pero esta vez no venía con papeles, ni instrucciones, ni comentarios de trabajo.
Venía con… dos cafés en la mano.
Uno lo dejó frente a mí.
—No sabía cómo te gusta, pero… intenté adivinar.
Yo me quedé helada. Literalmente.
Noah. El hombre del que he estado enamorada en silencio por años. El jefe. El imposible.
¿Me estaba trayendo café?
—G-gracias —respondí, intentando no parecer nerviosa—. Qué detalle.
—Nada —respondió él con una leve sonrisa, esa que pocas veces muestra, pero que cuando lo hace… parece que el tiempo se detuviera.
Dio un paso atrás, como si no quisiera presionarme.
—Solo quería que supieras que aprecio lo que haces. No solo como profesional, sino como persona. Que tengas buen día, Corín.
Y se fue.
Así, sin más. Sin explicaciones ni dobles intenciones evidentes. Solo ese café entre mis manos, y mi corazón latiendo como si quisiera salirse del pecho.
Me quedé ahí, en silencio.
Mirando el café, preguntándome si de verdad eso acababa de pasar… o si era otro sueño de los míos que mi mente inventaba para sobrevivir.
¿Y si no era un sueño?
¿Y si Noah sí me ve?
¿Y si esta vez… sí es real? por primera vez en mucho tiempo, sentí algo parecido a la ilusión. Y eso, para alguien que ha vivido con miedo, ya es un paso.